8 de marzo de 2020

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Información General. Sabor a nada

Escribe: Mario Cuevas.


Como integrante de Almendra y Aquelarre, o en su labor como solista, Emilio del Guercio es un protagonista insoslayable de nuestra música; también es un investigador y activo defensor de la canción y lo ha demostrado como conductor de ‘Cómo hice’, el primer archivo audiovisual de la canción argentina que se emitió por Canal Encuentro (aún se continúa repitiendo capítulos).


En el programa Del Guercio desplegaba una mirada abarcadora de la canción argentina, sin distinción de géneros ni épocas: “A mí lo que más me interesa es la calidad de la canción y qué ha pasado con la canción en la vida de la gente - explicaba - Eso lo respeto muchísimo. La gente primero le da interpretaciones diferentes y por otra parte, la canción, como digo en la apertura del programa, es usada como bien de uso espiritual, así como usás una silla o un cubierto o una radio. En el programa lo que hacemos es hacer una especie de relevamiento o un mapeo para entender sobre qué está constituida la emocionalidad del pueblo argentino. Yo no inventé el listado de las canciones, está en la mente de casi todos, si nos sentamos en una mesa de café, seguro que van a salir las mismas.”


Para los que amamos las canciones, ‘Cómo hice’ fue un remanso para disfrutar de las historias de las canciones a través de sus protagonistas, colegas o sencillamente la gente que las vive. En una de sus entregas Emilio abordó ‘Sabor a nada’, el bolero que compusieron Palito Ortega y Dino Ramos.


Palito Ortega es una figura polémica. Si bien es muy popular, artísticamente no tiene un respeto unánime; ideológicamente menos: coqueteó en el cine con las Fuerzas Armadas durante la dictadura, en los 80 se radicó en Miami. Luego, en la década del 90 fue gobernador y senador en Tucumán. Más acá, se reivindicó con cierto sector del público cuando alojó en su quinta a Charly García después de su última internación.


El propio Palito cuenta en el programa  acerca de sus inicios cuando a los quince años se largó para Buenos Aires desde Tucumán. En la Capital no tenía amigos, ni familia, ni lugar adonde ir, cuando arribó deambuló toda la noche en la zona de Retiro, notó que enfrente funcionaba un parque de diversiones y allí, junto a las luces del parque, escuchó el primer rock & roll que signaría su vida. Luego Palito habla de Alberto Alcalá, músico de Radio Belgrano, quién le enseñó los rudimentos de la batería. Con ese aprendizaje Palito intentó sin éxito ingresar a la Orquesta de Carlinhos como percusionista, pero quedó como plomo. Allí conoció a quién sería el socio musical de la primera parte de su carrera, Dino Ramos.


En una de las giras de la orquesta decidió quedarse en Mendoza y probar suerte con el nombre artístico de Tony Varano. Luego cruzó a Chile para reemplazar al vocalista de The Lyons, pero el grupo interpretaba un repertorio en inglés, idioma que Palito no dominaba.


Regresó a Buenos Aires y se encontró nuevamente con Dino Ramos quién lo convocó para componer jingles y continuar escribiendo temas en sociedad. En marzo de 1962, con veintiún años recién cumplidos y con un tema bajo el brazo, ‘Sacate la careta’, Palito logró que Ricardo Mejía, directivo de RCA lo contratase como compositor. En ese momento iniciará su carrera.


 


Sabor a nada


En ‘Como Hice’ Palito cuenta cómo nació la canción: un día, con Dino Ramos fueron a Retiro para tomar un tren para Martínez. Mientras esperaban,  presenciaron una discusión de una joven pareja, hablaban en voz baja hasta que un momento, él levantó la voz, ella se tapó la cara y comenzó a llorar. Ramos sacó un papel y comenzó a escribir frases. Cuando llegaron a Martínez, Ramos le entregó el papel y le dijo: ‘Tomá, dale forma’. Palito trabajó toda la noche con el texto hasta que encontró la cadencia justa en “qué nos sucede” para terminar de darle forma a la composición.


“Qué nos sucede vida, que últimamente, ya discutimos por pequeñeces


Y todo aquello que hasta ayer nos quemaba,


Hoy la rutina ya le dio sabor a nada…


Reflexionemos vida mía, o nos condenaremos a vivir eternamente fingiendo amor ante la gente y a no soportarnos al vivir íntimamente, dime:


Qué nos sucede vida, que últimamente, ya discutimos por pequeñeces


Y todo aquello que hasta ayer nos quemaba,


Hoy la rutina ya le dio sabor a nada…”


 


‘Sabor a nada’ se publicó en 1963 en el álbum “Palito siempre primero”. Al año siguiente Marty Cosens la interpretaba en el programa de Canal 13, ‘El hombre al volante’,  desde el otro lado de la cordillera, Carlos Contreras, versión chilena del Club del Clan, la hacía conocida en el país trasandino, y al mismo tiempo, Lucho Gatica la registraba en México.


En 1981, cuando Palito como empresario trajo a Frank Sinatra para cantar en el Luna Park, Don Costa el director de la orquesta le mostró a Sinatra ‘Sabor a nada’. La ‘Voz’ le ofreció a Palito cantarla juntos en el show pero éste desistió de la idea. La canción se interpretó de manera instrumental con el bandoneón de Néstor Marconi como primera voz (se puede ver en You Tube).


Años después ‘Sabor a nada’ fue rescatada por Vicentico en “Sólo un momento” (2010), único tema que no es de su autoría en su cuarto disco solista. “Elegí esa canción porque estábamos trabajando en un 12 por 8, una balada, y empecé a cantar sobre esa base, y quedó  - le cuenta a Mariano del Mazo para el suplemento Radar - Sacá a Palito Ortega de la cuestión, no me interesa lo que proyecta su persona. Simplemente me parece una gran canción. Y lo que me preguntabas de El Club del Clan, no, no me interesa especialmente. Sí me encanta toda la música que se hizo acá y en el mundo durante el pre-rock, los ’50, con la irrupción de la televisión, el rockabilly, los primeros Beatles.”


En cuanto a su letra, con la temática de la rutina como enemigo del amor de pareja, el bolero se emparenta con ‘Años’ de Pablo Milanés (“El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, el amor no lo reflejo, como ayer / En cada conversación, cada beso, cada abrazo, se impone siempre un pedazo de temor…”).


Volvemos a ‘Como hice’, para recurrir al testimonio de Roxana Kreimer, licenciada en Filosofía y doctora en Ciencias Sociales: “En Occidente empezamos las relaciones de pareja con expectativas muy altas y luego empiezan a descender. En Oriente es al revés: comienzan con muy pocas expectativas y tiene la idea de que, más o menos, si pertenecen a familias con valores similares, a la misma clase social, con el tiempo van a poder ir haciendo un arte de esa relación que puede ir creciendo. ‘Sabor a nada’ refleja muy bien el modo en que vivimos el amor y de que otra manera podríamos vivirlo.”


Las canciones tienen vida propia. Muchas de ellas son efímeras, por alguna razón no les fue destinada una larga vida. Otros temas nacieron para ser clásicos absolutos, son aquellos que la gente rescata y pasan a ser de dominio popular.


Pero hay otras situaciones que describen la trayectoria de una canción, puede ocurrir que haya tenido éxito en sus inicios y que luego continúe teniendo una buena vida, sin tanta gloria pero con nobleza y dignidad. ‘Sabor a nada’ es una de ellas…

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