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Rockeando desde la luna

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Escribe: Mario “Chiqui” Cuevas.

Hay que citarlo a la hora de hablar de referentes musicales bolivarenses porque desde los doce años está pensando, creando y haciendo música.

En su mochila carga con un historial de bandas y proyectos que apabulla. Es que a sus doce años, en 1972,  Eduardo Real ya formaba parte de The American Jazz, y entre 1970 y 1984: Agrupación Real, Grupo Frecuencia, luego Galaxia. También estuvo casi un año con Los Diamantes Negros, grabó con ellos primer casete en Buenos Aires en 1989.

Generación se llamó su primer grupo de rock, hacían covers de rock nacional, pero el click importante ocurrió en 1986 cuando Eduardo en guitarra, Pato Sánchez en batería, Walter Piccirillo en teclados, Marcelo Luit en bajo y Antonio Líbero en voz formaron La Fase. En 1988 ingresaría Fratacho Di Francisco como cantante y baterista. “Fratacho fue un mojón en la banda – dice Eduardo – Nos revolucionó, nos enseñó muchísimo, fue un aprendizaje diario, aparte de la diversión y el placer de tocar al lado de ese monstruo. Fratacho componía, cantaba y tocaba la batería, con él alcanzamos a grabar en los Estudios CAB, en Buenos Aires, un demo con un tema suyo, ‘Soluciones mágicas’ y covers de Peter Frampton y Paul Young.”

La segunda etapa de La Fase comienza con la partida de Fratacho, Juan Carlos Moura se hizo cargo de la batería, e ingresó como cantante Daniel Marcón. “Tenía una voz inigualable de barítono – cuenta Eduardo – nosotros los cargábamos, le decíamos que era el Joe Cocker gaucho. Daniel nos amplió el repertorio, nos abrió el horizonte a hacer nuevos temas e inclusive temas propios con su impronta.”

Con La Fase también hubo una rica faceta con el grupo Artecon, escribiendo y grabando la música original para media docena de obras de teatro. ‘Historias de irse siempre’ (1989) y ‘Sucedió en la vía’ (1998) son sólo dos muestras de esta fructífera sociedad.

Su labor de realizar sonido le permitió conocer a Sandra Santos, y en 2004 nació Sandra Santos y La Trova. “Doce años estuvimos en la ruta, con dos discos, uno aún no editado, un aprendizaje continuo y maravilloso, recorriendo todo el país brindando recitales.”, dice Eduardo, que fue baterista en el comienzo y guitarrista en la segunda etapa. Del disco de La Trova próximo a salir pudimos escuchar una estupenda versión de ‘Yo vengo a ofrecer mi corazón’ con Diego Peris (guitarra y arreglos), Sergio Ramírez (bajo), Chiqui Chávez (flauta), Eduardo (piano y batería) y Sandra Santos (voz).

Eduardo también se hizo tiempo para potenciar sus gustos musicales formando grupos paralelos, en 2000 nació El Garage, trío volcado más al pop de esos años, con Celia González (voz), Pablo Bríguez (teclados). En 2002 se formó Supernova, proyecto volcado a realizar covers del rock argentino, le integraban el olavarriense Facundo Mazzola (voz), Pablo Bríguez (teclados) y Diego Peris (bajo y voces).

Un capítulo fundamental en la historia de Real es el de Los Cohetes Lunares, que nacieron como un trío, Eduardo junto a dos Jorges, Moroni y Suárez, y debutaron en abril de 1993 en la ETIN, en la Escuela Técnica. Con el correr del tiempo la agrupación fue sumando y cambiando integrantes. En un momento ingresó Diego Peris como bajista y luego Juan Manuel Fagnano sumándole hasta 2004 su capacidad vocal, instrumental y compositiva, y revitalizando los shows. En la actualidad se ha sumado otro guitarrista, Pablo Pino; un tecladista, Chiqui Suárez y una vocalista, Guillermina Moroni.

En su trayecto Los Cohetes grabaron dos discos: “Después del camino” (1996), “1969” (2001). “Ahora estamos sonando como queríamos – dice Eduardo – tratando de mejorar día a día y buscar los temas que queríamos grabar, ese es el objetivo: terminar el disco, que salga a sonar por todos lados, presentarlo cuando sea posible, cuando estemos habilitados para hacerlo. Estamos con los detalles finales, la masterización y grabar algún video de promoción. Estamos a días que comience a sonar el nuevo disco lunar, que se llama ‘Welcome to Mars’, Bienvenidos a Marte.”

Los Cohetes Lunares realizaron numerosos recitales en Bolívar y en la provincia, dejando una marca indeleble en el rock bolivarense, recordamos uno, especial para muchos de los presentes. Un viernes de octubre de 2006 brindaron un mágico show en el ya mítico El Barco Pub. A su formación clásica, Real-Moroni-Fagnano-Peris-Suárez, se sumaron Fratacho y Adrián Pérez Quevedo en saxo. Sus clásicos + temazos de Spinetta, Hendrix, U2, Dylan, Doors, Dire Straits, Beatles, Los Abuelos y Pink Floyd sonaron esa noche, si hasta pareció que Los Cohetes rockeaban desde la luna.

 

Con una ayudita de mis amigos

Músicos y amigos hablan del protagonista de hoy, Eduardo Real.

“Qué decir de Eduardo Real que no se sepa, creo que es sinónimo de música por sobre todas las cosas. De Mitre 123, esa sala que está abierta para quién la necesite, de solidaridad. Como músico compartí escenario con Sandra Santos y La Trova, y no sólo escenarios, muchos viajes, anécdotas, primero en su inseparable 106 que después fue reemplazado por el gigante 206, digo gigante porque viajábamos cinco músicos con sus instrumentos, entre ellos una batería, compacta pero batería al fin, y entrábamos y recorríamos kilómetros pasándola bien.” (Sergio Ramírez)

“A Edu lo conocí a los catorce años cuando tocaba en Los Aparceros. Al año me invitó a hacer unos coros en Los Cohetes Lunares, después mi hice cargo del bajo y a partir de ahí montones de viajes y anécdotas con las distintas bandas. Edu es una persona con la que sigo aprendiendo todo el tiempo, es mi papá musical, y ahora tiene una nieta musical.” (Diego Peris).

“Eduardo es un hermano que me regaló la música y la vida. Como dicen los brasileros es un parcero, siempre estamos haciendo cosas juntos, a la par. Es músico excelente, detallista, trabajador, a veces coincidimos, a veces no, me ha enseñado mucho y espero que haya aprendido algo de mí. Al poco tiempo de conocernos me mostró Rata Blanca y yo le pasé algunas músicas, y como buen viejo le hablé de Jimi Hendrix. Espero que sigamos juntos, sino es en la música, en la vida.” (Jorge Suárez).

“La casa de Eduardo, de Raquel, de las cosas, el living, el garaje, la cocina, pasaron a ser parte del folklore de mi vida casi los últimos treinta años. Con Eduardo forjamos una amistad que se trasladó de la música al ser humano, podemos estar mil años sin vernos pero cuando nos vemos ya sabemos todo. Seguimos con las ganas intactas, hemos compartido diez mil escenarios.” (Jorge Moroni).

“Tantos años, tantas giras, tantos momentos felices, momentos difíciles y siempre estuvimos ahí, y sobre todo la pasión de la música. Esa música que nos ha llevado junto con La Trova a conocer todo el país, a conocer gente, historias diferentes, a compartir escenarios, a divertirnos y formar esta familia hermosa que es Sandra Santos y la Trova.” (Sandra Santos).

“A Eduardo lo conocí en el 2000, tocaba teclados, después vi que también tocaba la guitarra. Cuando empecé a ensayar con él, un día se sentó en la batería y yo me dije: ‘¿Qué miércoles éste tipo? Toca teclados, guitarra, batería, ¡y toca bien! ¿De dónde lo sacaron? Y está acá, es de Bolívar’. Me siento muy honrado que me tenga como amigo y ser parte de su historia musical.” (Ariel Tardivo).

“Eduardo es el centro del universo de las bandas, el coordinador, vive las veinticuatro horas respirando música. Me invitó a formar parte de La Destilada del Rock and Roll y Edu era el arengador de armas cosas, temas nuevos, tocábamos temas desde Sting a Led Zeppelin, temas de jazz, con integrantes de diferentes edades, experiencias y anecdotarios, quién haya estado en la mítica sala de la calle Mitre, sabrá de lo que hablo.” (Leo Curutchet).

 

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