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Rock de la mujer perdida

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Escribe: Mario “Chiqui” Cuevas

Entre los meses abril, mayo y junio de 1970 Litto Nebbia, Ciro Fogliatta, Pappo, Alfredo Toth y Oscar Moro grabaron “Rock de la mujer perdida”, el cuarto álbum de Los Gatos, que sería el último disco grabado por el grupo en forma activa.

Desde “Beat N°1”, el trabajo anterior, el sonido del grupo se había tornado más rockero debido al ingreso de Pappo.

Desde el tema que abre y titula el disco, y con el segundo, ‘Réquiem para un hombre feliz’; Los Gatos suenan con una increíble energía vital: el tándem rítmico Moro-Toth, la viola incendiaria de Pappo, el órgano Hammond blusero de Fogliatta y la osadía vocal de Nebbia despliegan un sólido material rockero-blusero que hoy sigue sonando fresco y actual. En el disco no hay temas de relleno: ‘Los días de Actemio’ y ‘Blues de la calle 23’ de corte blusero; ‘Invasión’ es un instrumental de corte experimental con los lucimientos de Pappo y Fogliatta; y más rock con ‘Mujer de carbón’, No fui hecho para esta tierra’ y ‘Por qué bajamos a la ciudad’.

Los cincuenta años del disco originaron notas y festejos de los integrantes, además de recuerdos y vivencias en torno al grupo.

El bajista Alfredo Toth le confiesa Marcelo Fernández Bitar: “En el tema Rock de la mujer perdida hay dos solos que se pelaron ahí mismo y para mí son de los mejores de la historia, tanto el de Ciro como el de Pappo. Aparte de ser increíbles, son tremendos para el tema y definen justo donde tienen que definir. Son improvisaciones de una sola toma y así quedó. Grabamos en TNT, como la mayoría de los discos, con Salvador Barresi, que era un tipazo y nos llevábamos bárbaro. Era como una parte más del grupo.”

Con respecto a cómo sonaban Los Gatos en vivo, Toth dice: Nosotros traíamos toda la influencia del tiempo que estuvimos viviendo en los Estados Unidos, viendo a grupos de rock a full. Íbamos todos los viernes al Fillmore East y vimos a The Who, Chicago, The Band, Frank Zappa y Santana. En otra sala vimos a Hendrix. Volvimos con la lengua afuera con ganas de tocar, y aprovechamos y compramos todos los instrumentos allá. El doble bombo de Moro se usó en muy pocas presentaciones, pero el órgano de Ciro lo transportaban a todos los shows. Tengo imágenes de ver cómo lo subían a los escenarios y realmente era una locura.”

Los Gatos nacieron cuando Litto Nebbia y Ciro Fogliatta cambiaron el nombre de su anterior agrupación, borrándoles ‘Salvajes’. Habían llegado desde su Rosario natal con suerte dispar y la mitad de Los Gatos Salvajes (antes Wild Cats) desistieron de continuar. Quedaron los más empecinados, Nebbia y Fogliatta que convocaron al baterista Oscar Moro, al bajista Alfredo Toth y al guitarrista Kay Galiffi, conformando un quinteto.

Comenzaron a caminar las calles y la noche de Buenos Aires. Lograron cubrir una fecha libre los jueves en La Cueva de Pueyrredón. Trabajaban todas las noches acompañando a cantantes de moda, tocando casi cien canciones del repertorio internacional de rock y blues en cada jornada. Es allí que se relacionaron con la movida del lugar: Moris, Tanguito, Sandro, Miguel Peralta (luego Miguel Abuelo), Pipo Lernoud, Javier Martínez, Pajarito Zaguri y otra decena de artistas que gestaron el rock en la Argentina.

Paralelamente, por las tardes Los Gatos ensayaban los temas escritos por Nebbia: ‘El rey lloró’, ‘El vagabundo’, ‘Lo olvidarás’, ‘Ya no quiero soñar’.

Un día en el baño de La Perla del Once Tanguito le mostró a Litto el comienzo de una canción que decía: “Estoy muy solo y triste acá en este mundo de mierda…, a partir de allí el rosarino la completó, transformándose en un éxito firmado por Nebbia-Ramsés VII (así le gustaba presentarse a Tanguito).

En el invierno de 1967 Los Gatos lograron una prueba para RCA. De esta grabación surgió el simple que contenía ‘La balsa’ en la cara A y ‘Ayer nomás’ en la B. Como consecuencia del éxito del simple, en noviembre de 1967 la banda grabó “Los Gatos”, su debut en el disco que contenía los dos éxitos del simple y también ‘Madre escúchame’.

A los siete meses salió “Los Gatos, Vol 2”, luego conocido como “Viento dile a la lluvia” que, obviamente tenía como hit dicho tema, además de canciones que preanunciarían la frondosa obra de Litto: ‘Déjame buscar felicidad’ y ‘Dónde está esa promesa’.

“Hay docenas de temas de Los Gatos cuya circunstancia armónica ni siquiera se repite hoy día en la música popular – comenta Nebbia – ‘Viento dile a la lluvia’ tenía una armonía simple, pero en esa época, muy pocos sabían los acordes de paso que llevaba. La melodía es una cosa muy fuerte, de ésas que pueden perdurar cien años. Sumá estos detalles. Era la primera vez que una canción en ritmo lento llega a ser un hit representativo para la juventud, y también la primera vez que para referirnos a la libertad se habla metafóricamente a través de una historia fabulesca de un pajarito y la lluvia…”

1969 es testigo de la edición de un tercer disco de Los Gatos, “Seremos amigos”, último disco con el guitarrista original de la banda, Kay Galiffi (en la gira de ese año Galiffi se quedó en Brasil). Contiene dos temazos inoxidables, ‘Mañana’ y ‘Esperando a Dios’ y una rareza con aires futuristas, ‘Cuando llegue el año 2.000’.

Luego de este disco se produjo un impase en el grupo. Moro, Toth y Fogliatta partieron hacia Estados Unidos, permanecieron casi un año, volvieron cargados de equipos nuevos y con el nuevo sonido del rock en sus cabezas.

Cuando la compañía discográfica les ofreció a Los Gatos reanudar su camino grabando dos discos, Nebbia ya tenía en mente un nuevo guitarrista que lo había visto zapando en un boliche en Once, era Pappo, que reunía las condiciones para tocar esa nueva música.

Con Pappo grabaron “Beat Nº1” (1969), con las típicas canciones de Nebbia, ‘Soy de cualquier lugar’, ‘Sueña y corre’, y con músicas de mayor desarrollo instrumental para el lucimiento del guitarrista y del organista. Ejemplo claro es ‘Fuera de la ley’, con once minutos de duración.

Surgió la posibilidad de un nuevo viaje a Estados Unidos, pero el grupo partió sin Nebbia, que quedó participando en el film ‘El extraño de pelo largo’ y grabando su primer disco solista, “Litto Nebbia”.

“Rock de la mujer perdida” fue el último disco en vida del grupo.

Quedaron proyectos inconclusos: un film no terminado, ‘Ahí vienen Los Gatos’, un disco grabado por la mitad, pero el éxito, la saturación de shows y los diferentes objetivos musicales originaron la separación de este grupo pionero que marcó un camino a seguir.

Entre diciembre de 1970 y enero de 1971 Nebbia, Fogliatta, Toth y Moro, grabaron por última vez algunas músicas en los estudios TNT. Pappo ya se había ido, la tarea de la viola la repartieron entre Nebbia y Toth. Ese material recién saldría en 1987 con el título “En vivo y en estudio”, que contenía temas extraídos de un show que realizó el grupo en el Teatro Odeón de Buenos Aires, el último simple  (‘Mamá Rock’ y ‘Campo para tres’), además de tres temas nuevos, ‘Canción para un ladrón’, ‘Canción para un reventado’ y ‘La casa de diarios viejos’.

Los Gatos se reunieron nuevamente  en 2007 en la plaza San Martín de Rosario con la participación del guitarrista original, Kay Galifi, y de los bateristas Daniel Colombres y Rodolfo García reemplazando al ya fallecido Oscar Moro. El recital se llevó al disco como “Reunión 2007”.

 

 

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