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Proyecto comunitario en barrio Palermo, un espacio de inclusión social y capacitación en oficios

El espacio brinda contención, trabajo y capacitación a jóvenes.

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Un proyecto comunitario gestado por Graciela Casas y su hija Yamile Berdesegar funciona en barrio Palermo. Ellas decidieron transformar la vivienda en la que vivió y falleció la mamá de Graciela, producto de un Femicidio ocurrido en 2012, en un lugar que genere vida. Es así que en el año 2019 destinaron una parcela para comenzar con una huerta comunitaria.

Graciela y Yamile son integrantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que llegó a Bolívar de la mano de Ramiro, hijo de Graciela y hermano de Yamile, quien coordina y dirige la organización de trabajadores excluidos en la ciudad de La Plata.

Yamile contó: “Lo que hacemos acá refleja la esencia de un proyecto que forja vínculos, educa y fomenta la inclusión social. Los trabajadores que vienen de lunes a sábado, son 42 jóvenes que accedieron al programa Potenciar Trabajo del Ministerio de Desarrollo Social de Nación y cumplen con sus contraprestaciones de trabajo dentro de la organización. Comenzamos con huerta y carpintería en la vivienda de San Lorenzo 381, en ese mismo lugar ellos mismos construyeron un galpón en donde pusimos las máquinas de coser y los sábados ese espacio se convierte en un merendero comunitario en donde vienen los nenes del barrio a merendar”.

Graciela destacó que desde un principio contaron con el apoyo de Ramiro Amado, agente de INTA Bolívar, quien les brinda el acompañamiento, la asistencia técnica, el seguimiento y la entrega de algunos insumos y de las semillas del PROHUERTA de la colección otoño-invierno y primavera – verano. También Ramiro fue quién gestionó el espacio que fue cedido por el municipio para agrandar la huerta. Se trata de un terreno que rodea el Centro de Atención Primaria de la Salud y que según cuenta Graciela “Ramiro habló con Alexis (Pasos) y él ni bien asumió vino a ver nuestro trabajo y no lo dudó y enseguida hizo todo para que nos prestaran el lugar, para que nosotros agrandemos el espacio de producción”.

 “Cuando lo recibimos, los chicos se pusieron a trabajar, dieron vuelta la tierra, sacaron plantas y comenzamos con la huerta. De esto no hace mucho tiempo y los chicos ya están cosechando. Hicieron un trabajo muy lindo, porque esto estaba abandonado, lleno de pastos y basura y ellos con mucho entusiasmo lo dejaron hermoso”.

Cabe destacar que todo lo que se produce en la huerta es con manejo agroecológico, del sistema huerta valorando y respetando la diversidad cultural y biológica a través del abordaje de la fertilización del suelo, la asociación de plantas, rotación de cultivos, abonos orgánicos, plantas aromáticas, uso natural, manejo de plagas y enfermedades. Los alimentos que producen son repartidos sin costo, entre las 42 familias que participan en la huerta comunitaria y con la práctica de la agroecología llevan a sus hogares alimentos sanos que pueden consumirse saludablemente. Los excedentes son donados a comedores y al Asilo de Ancianos.

Los días miércoles y sábados, los trabajadores venden en los puestos de la Feria Verde, las artesanías que fabrican durante la semana y sábanas y cortinas que las mujeres confeccionan en el taller de costura. Lo recaudado de las ventas lo usan para comprar nuevamente insumos y seguir con la producción. En el sector de carpintería también fabrican a pedido diferentes tipos de muebles.

Graciela contó que el gobierno los ha ayudado facilitándoles las máquinas de coser, herramientas de carpintería y herrería, pero también reconoce que se dificulta conseguir los otros elementos: maderas, tornillos, lijas, clavos, pallets y muchas otras cosas que necesitamos. “En la huerta se hace todo a mano, los chicos sacan los pastos con sus propias manos, dan vuelta la tierra, rastrillan y riegan con mangueras y baldes, porque no tenemos sistema de riego aún, es un trabajo constante que se necesita hacer para que las cosas nazcan y poder llevar los alimentos a nuestras casas”.

Yamile destacó que “los chicos están muy comprometidos, cumplen, trabajan y se capacitan”. “El año pasado desde Potenciar Trabajo se les brindó dos capacitaciones, una de herrería para los varones y las chicas hicieron de taller textil. Ellos aprenden y le ponen muchas ganas, son muy respetuosos y cumplidores. A futuro pensamos profundizar y mejorar los proyectos que ya están funcionando y es maravilloso ver como todos los chicos y chicas que participan se quieren capacitar y seguir haciendo cosas”, afirmó.

Graciela es quién se ocupa de que todo funcione, se nota que es una mujer seria y comprometida con lo que hace y también se nota lo que la quieren y la respetan las personas que están a su cargo, porque ella los impulsa, los defiende y los cuida. Es quien administra y realiza todas las compras de los elementos que necesitan para poder producir. “Yo me dedico cien por cien a esto, a la mañana me ocupo de hacer las compras para tener las cosas que necesitamos, por ejemplo, en el taller de costura hacemos de todo: cortinas, sabanas, delantales y muchas cosas más. Cuando nos dieron las máquinas compramos telas, pero eso ya se va terminando, entonces con lo que recaudamos de las ventas compramos insumos y volvemos a producir”.

“Son los chicos los protagonistas, uno lo que hace es organizar, pero ellos son muy autodidactas. Entonces, no les gusta quedarse sin hacer nada, están permanentemente viendo que si terminaron una cosa por dónde seguimos. Me parece que es muy noble de parte de ellos poder mostrarle a la sociedad su trabajo, que son dignos de lo que cobran y que seguimos creciendo”, agregó Yamile.

Tenemos muchas cosas por mejorar y una de ellas es la comercialización para poder vender todo lo que hacemos, porque tenemos en stock de sábanas, toallas, cortinas y de muchas cosas. Se nos complica llevar las cosas a la Feria, por eso llevamos las artesanías de madera que no se rompen tanto, pero lo de costura lo mezquino un poco porque a mí me gusta que todo esté bien prolijo, bien planchado y cuando llevas y traes, con el manoseo las cosas se estropean. Le estamos buscando la vuelta para poder vender más”, destacó Graciela.

Las mujeres contaron también que tienen muchas solicitudes de gente que necesita y quiere trabajar, pero que por el momento no los pueden sumar porque dependen del cupo que les otorguen desde el Programa Potenciar Trabajo.

Por último, informaron que “nos encontramos en San Lorenzo 631. Ahí funciona la sede de la Corriente y de lunes a sábado estamos en horario de tarde, se pueden acercar allí y también pueden comprar nuestros productos en la página de Facebook: CCC Bolívar” y remarcaron: “Estamos orgullosos de tener esta clase de trabajadores y de poder devolverle a la sociedad parte de lo que la sociedad nos da. Esta huerta urbana se sostiene con distintos objetivos: garantizar niveles de producción para huertas familiares, crear espacios de contención y formación que funcionan como espacios no formales de educación ambiental y alimentaria”.

Los espacios comunitarios juegan un rol social muy importante, de contención para estar en contacto con gente que normalmente es excluida de la sociedad, personas más vulnerables. Son una herramienta para visibilizar las problemáticas y en este caso, la vivienda donde comenzó todo, producto del dolor por una trágica muerte, se conforma como el espacio de refugio donde ellos, los excluidos, pueden participar de un evento, de una forestación colectiva, de poder sentirse parte de algo.

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