Luciano Carballo Laveglia es un arquitecto local de dilatada trayectoria profesional en nuestro medio y un curioso buceador de la historia, encerrada siempre en estilos, técnicas y formas que este arte va dejando día a día como patrimonio cultural de los pueblos.
Este diario se verá engalanado a partir de hoy con las columnas que Luciano aportará. Nos enorgullece presentarlo y sumar su pluma al servicio de los lectores.
Hace ya mucho tiempo tenía ganas de escribir una columna quincenal, mensual, o como sea, pero una columna al fin para hablar de Bolívar y sus sitios, de Bolívar y sus lugares y porque no también de sus NO lugares.
El título de la columna es robado en parte a una que tenía un gran maestro de la historia de la arquitectura, Mario Sabugo, a quien tuve el placer de tenerlo como profesor y que se llamaba “La ciudad y sus sitios”.
El , junto con Roberto Fernández , hoy siguen escribiendo en una revista especializada en arquitectura como es la Summa , junto con Jorge Ramos , fallecido y Ramón Gutiérrez , del cual muchos estudiamos sobre la arquitectura Iberoamericana , fueron los que durante mi carrera me inculcaron el conocimiento de la historia de nuestra arquitecta ,de nuestra identidad , el placer por los estilos arquitectónicos , fueron ellos los que me enseñaron que no toda arquitectura pasada fue mejor o peor , sino distinta , me dijeron: “La memoria de los pueblos está en sus calles , en sus casas, en sus edificios .”
Fueron quienes me infundieron la importancia de conservar el patrimonio edificado y natural de una ciudad.
La columna es para tratar de encontrarnos en cosas comunes, discernir en otros, enriquecernos, no para polemizar, sino más bien para descubrir lo que tenemos en nuestra ciudad y lo que nos falta, lo que perdimos, y lo que podemos hacer para conservarlo y lo que todavía podemos recuperar.
Para q todos podamos aportar ideas, para recibir sugerencias, para saber de cosas que uno o muchos no saben de la memoria de Bolívar. De sus calles y sus edificios y sus lugares, porque al fin y al cabo estas cosas hacen a las ciudades, más allá de su gente, NOSOTROS.
Uno pasa, la transita, la vive, la sufre, la llora, se sonríe. la recuerda. . pero la ciudad queda y la seguimos amando, así, tal cual es.
Y lo digo desde acá, desde la misma ciudad en la que vivo día a día y recorro, ni hablar de los que vienen cada tanto e intentan rencontrarse con viejos lugares de su infancia o adolescencia en los que fueron felices o no tanto, pero lugares al fin que marcaron sus vidas. Y lo buscan y a veces no los encuentran …y eso es parte de la memoria colectiva.
Todo tiempo pasado no fue mejor, fue distinto…y distinto serán los tiempos venideros.
Mario Benedetti decía ..” la memoria es una forma del recuerdo “…y no hablo de melancolía ..sino de nostalgia de las cosas q se han perdido.
Según la RAE (REAL ACADEMIA DE LENGUA ESPAÑOLA) la melancolía es “la tendencia que tiene una persona a la tristeza permanente, mientras que la nostalgia es la pena de verse ausente de la patria, las cosas, los amigos “.
Y de esa melancolía hablo, de llegar a no encontrar las cosas q alguna vez nos hicieron felices, desde una casa, un lugar público, una pérgola o una planta.
Porque también son importante los olores de la infancia …” olor que viene de olores …casa, colegio y amores……”
Trataremos de recuperar en esta columna cosas de nuestro Bolívar, cosas inéditas, curiosidades, haciendo un aporte diferente a su historia, que es NUESTRA historia, lugares y gente que nos legó la impronta de cada época y cada estilo. A veces será sobre actualidad, otras de cosas pasadas, otras futuras. Planificando y soñando el futuro. Pero por sobre todo encontrarnos con nuestra Ciudad a cada paso y descubrir aquello que cotidianamente miramos y NO vemos.
Dice Marina Waisman , miembro del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios , más conocido como ICOMOS – ONU , : “Para mí ,Patrimonio es todo lo que puede ayudar a una comunidad a mantener su identidad. No necesita ser un gran monumento, puede ser una calle, una esquina, un área…y PRESERVACION es mantener vivo ese patrimonio. Mantener el difícil equilibrio entre la conservación y el cambio, que evite, por un lado, el congelamiento de la ciudad, y por el otro, la destrucción de la IDENTIDAD.”
