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Porqué escuchamos a Stevie Wonder

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Escribe: Mario Cuevas

Edgardo Scott nació en Lanús en 1978. Fue fundador e integrante del grupo Alejandría, que en 2005 inició en Buenos Aires el movimiento de lecturas y ciclos literarios en narrativa. Publicó la nouvelleNo basta que mires, no basta que creas (2008), el libro de cuentos Los refugios (2010), el libro de ensayos Caminantes (2017, 2019) y las novelas El exceso (2012) y Luto (2017).

Actualmente vive en Francia y ha traducido a Henry David Thoreau, James Joyce y Jacques Rigaut entre otros autores.

Scott acaba de publicar por Gourmet Musical Ediciones Por qué escuchamos a StevieWonder, que nacióde un casete de “In SquareCircle”, (disco de Wonder de 1985) grabado en su memoria. A partir de allí el autor se propuso escribir sobre “la transformación de un gusto de la infancia.”

Scott nos invita con sensibilidad y erudición a entrar en las canciones de StevieWonder con historia, poesía, análisis y las afinidades con otros grandes artistas: Prince, NnennaFreelon, Ray Charles, Paul McCartney, HerbieHancock, Joan Baez.

A su óptica personal Scott le agrega testimonios y definiciones sobre diferentes ramas artísticas del escritor, crítico y pintor John Berger, del músico John Cage, del pintor y compositor Luigi Russolo, delos escritores Oscar Wilde yJonathan Lethem, y del filósofo Theodor Adorno, que le brindan al lector nuevas herramientas  para abordar la obra de Wonder y la música popular en general.

StevieWonder publicó en 1973 para el sello Motown, “Innervisions”.En la canción principal del disco, ‘Living forthe City’escribió sobre un chico que vive en un pueblo de Mississippi que toma un micro hacia New York, y allí es engañado y enviado a prisión. A lo largo del álbum Wonder relata los problemas raciales, de pobreza y de drogas que sufría la gente negra en los EEUU de los 70.

En este álbum también está ‘HigherGround’, un funk energético y vigoroso.“En los primeros años de su carrera, Stevie no componía, ¡tenía doce años! – reflexiona Scott – Interpretaba y versionaba por lo tanto canciones hechas por compositores tan talentosos como industriales, para Motown y para otros sellos y artistas. Pero a partir de los setenta se tomó revancha y empezó no sólo a componer sus singles sino a diseñar sus álbumes, sus longplays, ese es un segundo comienzo de Stevie, con WhereI’mComingFrom y Music of MyMind; algo que no era tan habitual entre los artistas de Motown, donde las categorías estaban claras y eran bastante rígidas. De esta manera, sus discos salen de la prisión soul y funk – y de la prisión negra, en definitiva – y se vuelven verdaderamente pop (aunque, como también se ha dicho y valorado, Stevie sea uno de los primeros en electrificar el soul y el punk).”

StevieWondertardó casi dos años para dar a luz “Songs in the Key of Life” (1976), título que le apareció al músico en un sueño. Meses antes que terminarán las sesiones de grabación los músicos se habían hecho hacer una remera cuya leyenda decía: ‘ya casi terminamos’. “Sentíamos que todo el mundo estaba esperando ese álbum- recuerda el tecladista GreggPhillinganes – la banda estaba disponible en todo momento, y si Stevie estaba copado con algo, te llamaba, y vos simplemente tenías que ir. Podían ser las tres de la mañana, pero siempre era bárbaro cuando llegabas allí.”

El disco es de formato doble con 21 canciones que desbordaban amor, admiración, desesperación y luminosidad. Allí están, entre otras, ‘Sir Duke’ (dedicada a su admirado DukeEllington), la cautivante ‘AnotherStar’, y por supuesto, la irresistible ‘Isn´tSheLovely’.

“Entonces la canción lo asalta a uno, (a usted también, lector), en cualquier lado y derriba cualquier trauma, cualquier defensa, cualquier malhumor – escribe Scottt en Por qué escuchamos a StevieWonder– ¿Cómo lo ha logrado? Es como un niño, un niño pequeño que ríe. ¿Quién puede resistirse? El que se resiste ya perdió la poesía, ya es un fantasma, ya está muerto. ¿Pero cómo, cómo lo logra? La inocencia todavía nos desconcierta. Por el mero hecho de su existencia. Y hay en esa canción una manifestación de la gracia de la inocencia. Tal vez ese sea otro logro de Stevie. Que en el centro de la industria, que en el huracán del mainstream universal, logre pasar un mensaje de inocencia. Sin cinismo (…)

Pero siempre la canción aparece; y si sonríe durante un segundo, corta, interrumpe, neutraliza el mal: la estupidez, la monótona sucesión, la ignorancia.”

Wonder se tomó cuatro años para grabar el disco que sucedió a “Songs in the Key of Life”y se entiende, ¿cómo superar semejante obra?, pero Stevie no se amilanó y presentó HotterthanJuly” (1980), inaugurando el sonido de la década. La música disco, la New Wave y la llegada del reggae de la mano de Bob Marley formatearon el sonido del músico norteamericano.

El disco contenía un puñado de esas canciones imbatibles que solo Wonder escribe: la bailable ‘Do LikeYou’; el hit ‘Master Blaster (Jammin’)’, escrito bajo los influjos del reggae (Wonder luce orgulloso sus rastas en la portada del disco); la dulzona y sugerente ‘RocketLove’; el himno energético ‘HappyBirthday’, con el que Wonder y otras figuras públicas consiguieron que el natalicio de Martin Luther King, Jr, pionero de los derechos civiles, se convirtiera en feriado nacional en Estados Unidos.

Las dos últimas canciones que citaremos de HotterthanJuly”las comenta Edgardo Scott. Sobre ‘All I Do’ escribió: “La inmediatez. ¿Qué es lo que logra que en esos tres primeros acordes descendentes sonando a través de una especie de pianitoRhodes, ya podamos retener para siempre una melodía, una canción? Misterio, sin dudas. El excéntrico y siempre genial Gérard Depardieu dijo: ‘El talento es una cita con el misterio’. Posiblemente no se trata sólo de hits, de la reproducción, de la rotación o el machaqueo incesante de una canción. Hay una inmediatez en sus canciones, una percepción – una precipitación – fascinada, como si muchas canciones de Stevie tuvieran el don de revelarnos una melodía ya existente en nosotros mismos. Ya oída, hace mucho, o hace algún tiempo, con intensidad, incluso con fervor. Y esa es una clave para entender el arte popular (si es que existe algún otro). Eso que pertenece a lo que entre nous, Charly García llamó ‘inconsciente colectivo’.”

Y acerca la bella balada ‘Lately’, que relata la historia de un hombre que tiene la certeza que su pareja le engaña, Scott apunta: “A veces las cosas salen bien y entoncesNennaFreelon versiona ‘Lately’ en clave bossa (pero sin la fatuidad con que se hicieron casi todos los discos y temas de Bossa &…) y la balada de Stevie adquiere una gracia y un swing impensados. Justamente, Nnenna lo sigue a Stevie en el fraseo y solo cuando aparece el llamado correcto – y propio – se desvía, se demora o precipita, pero si no, lo sigue de cerca.”

La versión de Lately de Nnenna termina a toda orquesta, despegada por completo del original, habiendo adquirido su identidad. Logrando el gran milagro de las versiones: a la vez hacer olvidar y representar al original. Una buena versión es como una buena crítica, que a la vez honra y amplía el horizonte expresivo del hecho estético, quitándole, removiéndole sus fijaciones y agregados, liberando su genio que estaría, como decía Mozart, y tantos otros, sobre la naturaleza, la esencia o el lugar de la música, no tanto en las notas mismas sino entre las notas, más precisamente en el silencio entre ellas.”

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