Que son épocas difíciles, no es necesario explicarlo. Que la economía general no encuentra rumbo, que la pandemia paralizó actividades y consecuentemente trajo consigo caídas mayores es materia de comentarios corrientes y aceptados.
Lo que no está claro es cómo, en esos contextos, existen empresarios que siguen apostando, tomando riesgo, empecinados en crecer, porque al fin de cuentas ese es el objetivo de toda empresa. Debe ser parte del ADN de esos hombres, que jamás renuncian a ser lo que deben ser, algo un tanto misterioso que finalmente es la semilla del progreso de los pueblos.
Una prueba de ello es la nueva apuesta de Daniel Soler, un deroense que hace muchos años eligió también Bolívar para sus negocios. Daniel es parte de una rica historia familiar que lo transformó en “estacionero de servicios” desde la propia cuna y que desarrolló la actividad durante muchos años hasta transformarse, hoy, en titular de 12 establecimientos de ese tipo emplazados en diferentes puntos de la geografía bonaerense.
Bolívar contaba, hasta ayer nomás, con una Shell Soler: la emplazada a la salida de la rotonda de acceso a la ciudad rumbo a Olavarría. Pero pronto, muy pronto, también esa reconocida marca de origen holandés engalanará con sus colores una esquina céntrica. San Martín y Olascoaga recibirá, por primera vez, a una Shell en el casco urbano bolivarense.
“Es un hecho significativo para Bolívar -dice Daniel Soler en diálogo con La Mañana-, es una marca presente en más de 150 países y ahora también en el centro de Bolívar. Junto con Coca Cola son las marcas más conocidas en el mundo. Y esta necesidad de invertir, de intentar crecer, creemos que es el camino. La presencia de una primera marca nos permite competir con posibilidades de éxito sobre todo en estos momentos, en los cuales el automóvil ha generado una especie de simbiosis con el hombre”.
Si bien la estación de servicio de esa céntrica esquina estaba funcionando y por lo tanto con su estructura en condiciones, el cambio de marca implica la necesidad de afrontar una serie de cambios muy importantes y su consecuente elevada inversión. Pero Soler está esperanzado en que su apuesta redundará en un crecimiento de las ventas que permita soportar ese riesgo.
“El consumo de combustible a nivel nacional está sufriendo condiciones dispares. Está creciendo y acercándose a los valores históricos en las estaciones de servicio de ciudad, ya que el tránsito está funcionando con cierta normalidad, pero aún está muy bajo en las estaciones de servicio de ruta porque, (por la pandemia) la circulación está en un 40/50 por ciento de lo normal”.
La renovación de ese emplazamiento comercial significará, al mismo tiempo, el sostenimiento de personal contratado por la empresa y la necesidad de incorporar más personal. Y esa es también otra buena noticia que celebrar en estos momentos. “Toda la mano de obra que tenemos y la que sumemos es de Bolívar y también la gente que se desempeña en la parte administrativa. Tenemos la suerte de contar con gente desde hace 25 años, cuando llegamos a Bolívar y además contar con su fidelidad, su compromiso con la empresa”, enfatiza orgullosamente Soler.
UN POCO DE HISTORIA
“Yo nací en una Shell”, informa el entrevistado. “Hace 75 años que mi familia está vinculada a la marca. Mis padres llegaron a Daireaux en la década del 40 con la intención de dedicarse a la actividad agropecuaria. Y allí surgió la posibilidad de comprar una estación de servicio, en una época muy difícil, era el final de la Segunda Guerra Mundial y los vehículos estaban detenidos porque era muy dificultoso acceder a los componentes importados para su reparación. Pero aún así se arriesgaron y a partir de allí hubo distintos momentos, con vaivenes en la actividad. En el año 1995, cuando nos instalamos aquí, en Bolívar, en la ruta 226, comenzó un período de expansión, que hoy nos encuentra inaugurando la octava Shell dentro de las 12 estaciones de nuestra propiedad, algunas en sociedad con otros grupos. Tenemos Shell en Santa Rosa, General Pico (La Pampa), Pehuajó, 2 en Daireaux, 2 en Bolívar y Pigüé”.
Todo está previsto para que el domingo venidero, 1º de Noviembre, el rojo y amarillo se apoderen de ese tramo de la avenida San Martín. “Teníamos pensado hacer alguna convocatoria, quizás con un grupo de música aprovechando que el domingo es día de mucho tránsito y generar atractivo en la gente; pero la pandemia nos imposibilita hacerlo. Así que nos limitaremos a hacer algunos obsequios entre los automovilistas que pasen por allí y simplemente abrir las puertas y recibir a quien venga con toda cordialidad”.
Daniel Soler, orgulloso de su gente, estacionero de nacimiento y empresario por convicción, allí estará fiel a la marca que casi ya es parte de su apellido.
