El sábado 15 de abril, a las 20.30, la obra Pequeños demonios azules ofrecerá una función en El Mangrullo (Venezuela 536), con esta nueva versión que la compañía teatral La Barraca comenzó a preparar a principios de año de cara a su participación en el Regional que el Consejo Provincial de Teatro Independiente (CPTI) montará en salas locales los últimos días del citado mes.
Como ya fue dicho semanas atrás en estas páginas en charla con Ana Laura Maringer, la directora general del espectáculo, esta re-presentación (así figura en los flyers de difusión) de los Demonios la incluye a ella en lugar de Carla Gentile en dos de las cuatro piezas breves de Tennessee Williams que conforman la obra concebida por José María Alabart.
Las entradas tienen un costo de 1000 pesos por anticipado, y pueden conseguirse a través del facebook de La Barraca o del (011)15-30633841; en puerta el valor será de 1500.
“La alegría del ensayo es insustituible”
¿Qué implica volver con esta construcción que quieren tanto, y que no pudieron desarrollar más allá de esas seis primeras funciones de junio del año pasado (en el mismo escenario que ahora?
José María Alabart, que protagoniza el prólogo, el interludio y el epílogo que hilvanan las cuatro obras, y dirige algunas: -Al truncarse el proyecto tras las seis funciones iniciales luego de haber trabajado un año y medio, nos quedamos en general con muchísimas ganas, y en particular también. Yo me quedé como atorado con eso. Y llegó un momento en que pensamos que no íbamos a volver a hacerla. Hasta que se ‘alinearon los planetas’, se pudo hacer un reemplazo y estamos de nuevo. Es una felicidad, porque además venimos ensayando bastante, comenzamos en la primera semana de enero y no paramos nunca, con un ritmo bastante vertiginoso. Y para mí, la alegría de los ensayos es insustituible. La cuestión de las funciones es otro goce, pero el goce del ensayo cotidiano para mí es muy importante en la tarea creativa, de laboratorio. Yo personalmente estoy muy a gusto con todo esto, y grupalmente sucede lo mismo, todo el elenco está encendido, como se dice.
¿Qué cambios habrá con respecto a la primera etapa de la propuesta?
-En una de las obras, donde hay un reemplazo, se produce un cambio hasta del enfoque. Me refiero a La habitación oscura, donde Anita Maringer reemplaza a Carla Gentile. Y en la obra (en la que se da el mismo reemplazo), No puedo imaginar el mañana, se introduce una modificación, no del enfoque, que es similar, pero sí surgen cambios naturales porque son personas diferentes, que piensan diferente, sienten diferente y tienen un bagaje de cosas en común pero también cosas distintas, y todo eso se expresa en la creación del personaje y además se traslada a la mini puesta en escena que cada una de las obras requiere, ya que no se trata de hacer lo mismo que la otra actriz y respetar las marcaciones o el trazo escénico de las puestas anteriores, sino de recrear. Por eso es que no estamos frente a un reemplazo que saldrá en cinco ensayos, sino en treinta y pico.
De algún modo hay que reestructurar todo el espectáculo.
-Exacto.
Las otras piezas que componen Pequeños demonios Azules son La marquesa del Detebencil (de Larkspur Lotion en el original de Tennessee) y Háblame como la lluvia. El elenco está integrado por Patricia Galaz, Leandro Galaz, Andrea Galllo, Melíná Cardosou, Federico RonRon, Anneris Escalada y los mencionades ‘Mono’ Alabart y Ana Maringer.
Multiespacio ‘Cacho’ Gentile: “Celebro que ese lugar se haya reabierto”
Están ensayando en el ahora llamado multiespacio Oscar ‘Cacho’ Gentile (la vieja sala de El Mangrullo, que dejó de emplearse para espectáculos públicos tras la tragedia en diciembre de 2004 del boliche República de Cromañón), un sitio que ahora están utilizando no sólo ustedes sino varios creadores artísticos.
-Sí. Ya hubo un cambio, lento pero cambio al fin, cuando el ‘Negro’ Santos Vega estuvo como presidente, y con la incorporación de Raúl Chillón, el presidente actual, se ha revitalizado mucho ese espacio, está La Fábrica del Ritmo, hay talleres de teatro para niños y para adultos. Como grupo estamos nosotros, no sé si habrá algún otro, pero también se desarrolla un curso para peritos clasificadores de granos y oleaginosas, que no tiene que ver con el arte pero se ve que es gente que si está ahí es porque no tenía dónde ir, y entonces me parece interesante. Se ha vigorizado ese espacio que es un lugar amplio, cómodo. Yo celebro que haya sido reabierto a la comunidad y que además estén, según tengo entendido, realizando algunas gestiones para recuperarlo definitivamente, para construirle una salida de emergencia, que es lo que exigen los bomberos a raíz de la tragedia de Cromañón, que obligó a modificar algunos sitios para que pudieran funcionar (abiertos al público). Acá no se había hecho esa readecuación, y ahora estarían llevando adelante las gestiones correspondientes. Así que supongo que en algún momento, no sé si en breve, ese lugar será uno más para presentar espectáculos.
Chino Castro
