Hoy, 4 de agosto, se conmemora el Día del Sacerdote y una lectora de este medio acercó a esta Redacción un texto en reconocimiento por su tarea pastoral al párroco Mauricio Scoltore. Lo compartimos a continuación.

“Juan María Vianney , un prebístero francés, fue proclamado patrono de los sacerdotes y de los párrocos católicos, en forma especial de los curas párrocos en el día de su fallecimiento el 4 de agosto de 1859. Su beatificación fue el 8 de enero de 1905 por San Pío X y su canonización el 31 de mayo de 1925 por Pío XI. Es venerado por la iglesia católica.

Por eso, hoy es el día para saludar a nuestro querido Sacerdote y Cura Párroco: MAURICIO CÉSAR SCOLTORE. Los dos sustantivos sacerdote y cura , como a él le gusta llamarse, le pertenecen. Por su humildad, por su discernimiento y saberes espontáneos. Por su capacidad de generar empatía.

Por su servicio permanente hacia los más necesitados, hacia los enfermos, hacia los privados de libertad...

La humildad, el amor y la fidelidad son los pilares de su vida sacerdotal, lo demuestra en su vida cotidiana.

Es amable con todas y todos. Regala su amor aceptando a cada uno tal cual es. Acepta los problemas, la culpa de quien necesita liberarse, el cariño. Es tranquilo y bondadoso; agradecido, está para los demás. Educa con profundo respeto. Es un amante que regala cercanía espiritual muy profunda. Fue creciendo en el amor a Dios y de la Virgencita como él la llama, así aprendió a amar.

Habla por su celular. Escucha, responde, se alegra por lo que le cuentan,hace alguna broma, da un consejo... Promete rezar al que le habla, le da la bendición de Dios.

Debido a la Pandemia, todos los sábados , por los distintos medios digitales lo vemos junto al altar de

nuestra iglesia parroquial donde celebra el Santo Sacrificio. Su Cáliz está colmado de humildad, de amor, de fidelidad. Vive y sufre cada nuevo día por las injusticias. Es una persona que ayuda a los demás a enfrentarse valientes con la vida y las dificultades.

Sus Homilías nos hacen reflexionar acerca de nuestro vivir cotidiano, a veces tan egoísta.

Hoy, PADRE MAURICIO, la ciudad de Bolívar sólo te puede decir ¡QUÉ DIOS TE BENDIGA, TE CUIDE Y TE AYUDE!

¡¡MUCHAS GRACIAS, PADRE MAURICIO!!”