“No sabemos bien qué va a pasar, la incertidumbre se instaló”, como señala la pianista Paola Siervo, por lo que la humanidad sigue avanzando a tientas entre la niebla de la peste, allende la llegada de la vacuna, que abre un horizonte de esperanza global inesperado apenas seis meses atrás. Sin embargo, cada quien proyecta algo para el 2021, así sea para no ningunear aquel axioma acaso un tanto trillado de ‘año nuevo, vida nueva’.
La música nacida en Bolívar y radicada hace años en La Plata, donde toca y da clases, puntualizó que el origen del nuevo año está en su caso signado por “una gran energía”, provocada por el regreso a los recitales presenciales de Luna y Fango tras más de un año sin verse la cara con el público. Ese abrazo de bienvenida se produjo anoche, a las 21, en Liveclub La Plata espacio de arte y con los consabidos protocolos sanitarios preventivos. El conjunto ofreció su espectáculo Luna tomada, una suerte de homenaje a Julio Cortázar hilvanado por el tango. “En mi vida, desde mis cinco años, es la primera vez que estuve tanto tiempo sin tocar”, calculó Siervo, vía telefónica desde la ‘ciudad de las diagonales’ días antes del show, y agregó que todos los integrantes de la alineación aguardaban con una ansiedad especial este concierto, pendientes incluso de sensaciones que sabían les pasarían por el cuerpo.
Por otra parte, en estos días Paola seguramente retomará su labor como formadora musical, en la flamante sala acustizada que armó en su bunker, adonde llevó todos sus instrumentos y elementos de trabajo (en su Facebook publicó fotos de un sitio que luce precioso). “Tengo muchas ganas de recibir a mis alumnos, a los que no pude ver el año pasado. Estoy escribiendo un protocolo para clase presencial”, adelantó.
Luna tomada iba a ser presentado el año pasado en el Festival de Granada, pero por el aislamiento mundial esa ambiciosa apuesta se redujo a un recital por streaming.
Por lo demás, estudia hoy las Escenas infantiles, de Schumann, una obra que tenía pendiente desde hacía añares. “Aprovecho el verano para darme esos gustos. Y también para leer un par de tangos, uno del maestro Nicolás Ledesma, a quien admiro y a cuyos arreglos siempre presto atención”, añadió la intérprete.
En lo relativo a Luna y Fango, su proyecto de banda hoy, una gran cuota de expectativas de Paola y sus compañeres está depositada en poder realizar este año la gira por España y otros países de Europa que en 2020 quedó trunca por la pandemia. “Estamos con nuestro pasaje abierto, esperando. Pero yo aprendí del 2020 a no planificar tanto. Veremos cómo se dan las cosas, y mientras tanto seguiré estudiando, que es lo que te permite salir andando frente a cualquier oportunidad”, afirmó.
LAS PANTALLAS VIRTUALES “NADA TIENEN QUE VER” CON UN RECITAL PRESENCIAL
Hablando de estudiar: el actor José María Alabart dijo en estas páginas que estudiar y capacitarse también es una forma de ‘hacer’ teatro, no sólo presentarse en vivo, para explicar que en 2020 decidió no tomar ninguna de las herramientas tecnológicas disponibles para funciones no presenciales, ya que en su criterio el teatro es con gente en el lugar o es otra cosa.
-Muy interesante lo que dice Alabart. Hay un montón de maneras de vivir el trabajo artístico, y muchos debates filosóficos al respecto. El año pasado todo eso se puso muy en tapete. A nosotros nos costó sumarnos a las nuevas plataformas virtuales, pero nos terminamos subiendo. Y recibimos muchas satisfacciones, porque hemos llegado a gente amiga de Bruselas, de Ecuador, a la gente que nos esperaba en España. De alguna manera suplimos ese viaje que no pudimos realizar vinculándonos de ese modo. Pero claro, nada tiene que ver eso con el hacer música en vivo, como certeramente señalaba Alabart en relación al teatro.
Chino Castro
