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Pandemia: Lobo suelto, corderos peleados

Pandemia, vacunas y algunas connotaciones políticas, por José "Chino" Castro.

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Casi nadie percibe como exitosa a la campaña de vacunación si no ha sido vacunado, y viceversa: para la gente que sí, se parece a Charly García, que durante tres décadas hasta estrellarse en 2008 en Mendoza viajó en avión y no en tren. (Siempre Charly contra Mendoza, siempre el genio encarando una cordillera.)

Como si escaseara el conflicto en medio de una pandemia, crece una nueva oleada de cólera: la de no vacunados indignades porque no les llega el turno y conocen a alguien que. Son pocos los que se alegran por el desarrollo de la campaña si todavía no les tocó, siendo que deberíamos celebrar todes. Hemos sido educados, incluso macerados como carne inerme, en décadas de individualismo, y era obvio que también iba a aflorar cuando el reloj marcara esta hora. Sólo imploran “paciencia que vamos bien, de esta salimos juntos” los ya inoculados, en general los otros dicen otras cosas. Al margen de alguna inevitable injusticia, enfoques pifiados, prioridades mal barajadas que detectamos con el diario del martes, el desprolijo peinado de Gilés, el ‘Perro’ que se mordió la cola y alguito más, y también de que una pléyade que ayer nomás abominaba del veneno ruso y las vacunas en general, o anegada de miedo por la massmedia simplemente titubeaba, ha sido inoculada antes que otra pléyade que confiaba tanto que se anotó en diciembre y aún naranja, lo que produce una comprensible espuma que sube como leche al fuego, ya que toda bronca es política. La esperanza es lo último que se pierde, o lo único que no, pero la paciencia lo primero, o lo único que a cada rato.

Prácticamente en un levantar y bajar de cejas, como se da vuelta un panqueque, pasamos del “lo tuyo es veneno”, “sos la infectadura”, “me encerrás y no puedo trabajar, vos te la pasás pegade al calefactor total a fin de mes cobrás”, al “yo quiero mi vacuna, planchadita planchadita planchadita”, ya que en un mundo cosificado es un ‘objeto’ más, y si aquel tiene yo también quiero. Un clamor que se radicaliza cuando ya tantes tienen la suya, incluso muchos de los que te dije que hace instantes arrojaban sobre la ciencia, con énfasis contra la rusa, toda la basura que podían, o alertaban que había que esperar ya que no somos ratones de laboratorio. Aunque no hubo entrega de medallas, renuncias ni despidos, los medios masivos de exasperación e incitación a la violencia contra el kirchnerismo perdieron una final ahí, pero el individualismo general volvió a quedar a salvo porque con un sostenido crecimiento de la campaña y la certeza de que seguirán llegando dosis continúa habiendo demasiada gente irritada, y no ya (o no sólo) por miedo, incertidumbre y cansancio. Aún cuando la alegría y el alivio que lo citado provoca en vastos sectores, tan el adn argentino como los nervioshos, no es reflejada ni por los medios ultra k.

Una cargada preparación que no debe omitir un detallecito, que agrega granos de pimienta a la intensa condimentación: todes conocemos a alguien que falseó su inscripción y se vacunó antes -o viajamos en un bondi que empieza a llenarse-, después habláme de Gilés, el ‘Perro’ que se mordió la cola, la yegua, las dosis que nunca alcanzan porque el ‘bicho’ las salta como charquitos y yo quiero la de Pfizer, planchadita planchadita planchadita. ¿Conocés a algún médico que avaló uña encarnada o sabañones? Y bueno, qué querés. ¿Hay VAR acá? ¿Quién lo maneja, alguno del ‘joder judicial’ (un oyente de Tognetti-Murano dixit)?

Estamos hasta las pestañas de tironeos, más asordinados que estentóreos, en el núcleo de la segunda ola argentina de covid. Otro es entre los que ya fueron inoculados con la segunda dosis y los que no, que también ‘se cuentan las costillas’ y se miran de costado. En en el mismo lodo se baten lxs que aún sin hacer olas despotrican porque el estado se hizo cargo de la campaña, lo que los pone en un dramático pie de igualdad con cualquier moroche: si la cosa fuera privada, ellos ya tendrían no dos sino tres dosis, a tono con esas potencias económicas mundiales que amarrocaron vacunas en detrimento de pueblos enteros en bolas frente al virus, es decir que escamotearon vida al precio de esparcir muerte (lo pagan, tienen con qué). Siempre han querido un estado débil, y ahora también. Desean al ‘Pelado’ Almeyda de presidente, amontonando vacunas a mano llena y tratando con los gobiernos del mundo sin diplomacia ni ‘trenza’ que lentifiquen el trato, como hacen los políticos, tipo patrón de estancia que va a comprar una 4×4 con la chequera en el bolsillo, pero que empiece por ellos a repartir los caramelos. (Un crack el ‘Pelado’, aguante Supermat, lástima no pudo evitar el descenso de River, y eso que es Jesús, aunque después, ya como DT, se enmendó al obtener para los de Núñez el título que les faltaba. Ahora tienen uno, igual que Intercontinentales, el lauro máximo a nivel clubes que justamente hoy se llama Mundial de Clubes, logrado allá lejos y contra un poderoso equipo rumano de la mano de una figura arrumbada en el oscuro cajón de lo innombrable por los que bien podrían levantarle un monumento, como es el ‘Bambino’ Veira.) Hablan de libertad, pero viven pidiendo fronteras.

No puede afirmarse que saldremos de este lío. Es menos arriesgado aseverar que, de lograrlo, no emergeremos mejores, con una suerte de ‘comunismo por interés’, el culto por lo esencial y una ‘generosidad utilitaria’ para no perecer. El capitalismo y lo peor de nosotr@s pinta que volverán a arreglárselas para sobrevivir, ya que nunca dejaron de trabajar, siempre en yunta y con esa voluntad de hormigas. El hombre aprende, pero también se repite. Seguramente hasta Zizek ya lo aceptó. Quizá necesitaban un cataclismo inusitado para reinventarse (Fito Páez, que no es filósofo sino artista, habla de un “reseteo”), quién sabe atrás de un imaginario telón negro hay alguien sonriendo con un rictus macabro, una especie de Gran Hermano que tiene todo controlado.

Todo un rosario de conflictos signa nuestro día a día (como nunca, es paso a paso), en un marco de angustia en el que algunes, a dos puntas, ya tratan de amasar su agosto: azuzando esas pujas, arrojando vinagre en todas las heridas, al tiempo que ofreciendo esa trillada pero siempre a mano salida por derecha que suele resultar tan seductora en tiempos tormentosos, cuando soñar parece algo suntuario. Mientras algunes -o una- pide proteger a la vacuna fuera de la política en su variante jaula caníbal, ya que la tierra es redonda y cuadrados son los terraplanistas, otros insisten con su deporte favorito, por ser el único que conocen: sembrar grietas, salar hasta tajos aún no abiertos. El lobo anda suelto, y los corderos peleados.

Chino Castro

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