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Panadería “Santa Teresita” festeja sus 4 décadas de vida

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Juan Alberto Moraca es segunda generación de panaderos. Su padre era constructor hasta que decidió cambiar de rumbo y él, ya casi un adolescente, abrazó la profesión hasta hoy.

Panadería Santa Teresita, ubicada desde siempre en la calle Rondeau casi Uriburu, acaba de cumplir 40 años y fuimos en busca de la historia.

¿Cuánto hace que estás al frente de la panadería?

– Yo me inicié con mi papá en 1979, tenía 13 años y empecé a trabajar en la panadería a la par que hacía el secundario. Recuerdo que los fines de semana cocinaba, en esa época no hacíamos pan los domingos, hacíamos más el sábado para que alcanzara para un día más. Me gustaba mucho cocinar en el horno de leña y me fui interiorizando.

¿Tu papá había aprendido el oficio en otro lado?

– No, cuando papá compró acá teníamos una diyuntiva, mi viejo siempre fue constructor, entonces dudaba entre poner un corralón de materiales de construcción o una panadería. Oscar Gonzalo, que está en la familia, le dijo si no se animaba a poner una panadería. Viajó a Buenos Aires, recorrió varios lugares y se decidió por la panadería.

Primero tuvimos que hacer el horno de leña, había un solo hombre que los hacía en la provincia, así que nosotros hicimos la base y después vino él a hacer el horno. Todos los pisos de la panadería los hizo mi viejo, yo le hacía la mezcla, la verdad que teníamos una relación espectacular con mi papá, él siempre fue mi mejor amigo, nos entendíamos con la mirada, conformamos un gran equipo, como el que tengo hoy con mi hijo Juan Pablo, que sigue con la tradición.

Estoy más que orgulloso de mis dos hijos, tanto de Florencia como de Juan Pablo, son chicos que no paran de darme satisfacciones. Y mi esposa Silvia es la sostén de todo, porque es el cable a tierra de todos, es la que nos hace pensar, reflexionar, es una gran mujer. También está mi mamá Alicia, con sus problemas de salud pero siempre poniéndole garra y peleándola.

¿En cuánto cambió la panadería de 40 años atrás a hoy?

– El cambio fue tecnológico, uno va agregando cosas, se va adaptando, y la mirada de los chicos jóvenes nos abre la cabeza, nos hace ver otras cosas. Antes no repartíamos pan los domingos, ese fue el cambio que más sentí y más me afectó, no trabajamos sólo tres días al año: 1° de mayo, Navidad y fin de año.

¿La clientela se ha ido renovando?

– Tengo un reparto importante, hago un promedio de 40 negocios, despensas que tengo desde la primera hora, negocios a los que llevo pan rallado y los derivados. Mi hijo Juan Pablo tuvo mucho que ver con los cambios, se interiorizó mucho en el tema derivados y panes integrales, es la parte joven de la panadería que hace que el negocio siga creciendo.

Mi viejo era el motor de todo, un tipo sumamente positivo, que en los momentos difíciles se sobreponía, y a mí me inculcó la cultura del trabajo, ser honesto, ser leal, que es lo que le inculqué a mis hijos.

¿Te quedan clientes del primer día?

– Sí, quedan muchos clientes, incluso gente que mantiene el negocio desde 1979 cuando abrimos nosotros.

Abieron una sucursal…

– Sí, en avenida Calfucurá, la maneja mi hijo desde hace dos años y trabaja muy bien.

Tengo empleados como Pedro Vicente que hace 30 años que está con nosotros, y Magdalena ya lleva 15, tengo la suerte de contar con un gran equipo de trabajo, son parte de la familia ya.

¿Tienen pensado agrandarse, cambiar algo?

– Siempre estamos pensando. La industria panadera está sufriendo una crisis, hay muchas que se han cerrado en la provincia debido a las tarifas, los altos costos que tenemos, la materia prima, las cargas sociales.

Llegó el gas; pero mucha gente prefiere el pan del horno a leña…

– Nosotros al horno a leña lo seguimos manteniendo, toda la parte de pastelería la seguimos haciendo ahí. Tengo dos hornos rotativos en los que hago el pan, en eso nos tuvimos que agiornar. Tato de hacer las dos cosas, mantenerme en lo clásico y avanzar con lo nuevo.

¿Te has planteado ya dejar a tu hijo, a pesar de que todavía sos joven?

– Uno se va preparando, tengo la suerte de que Juan Pablo sigue con la empresa familiar y uno va delegando cosas, si bien yo me siento joven y voy a seguir trabajando para mantenerme activo, voy dejando a los chicos que tienen ideas superadoras.

¿Por qué se llama Santa Teresita?

– Lo eligió mi mamá, por una virgen.

Angel Pesce

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