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miércoles, 24 de abril de 2024
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Palabras y una historia para atravesar el duelo

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El fallecimiento de su abuela materna y una suerte de segunda madre, Isidora Montero, provocó que Juan Emilio Junco descubriera una novela posible en lo que hasta ahí se perfilaba como una obra de teatro musical, y así fue que meses después del doloroso episodio ve la luz Ecos en la plaza, primer libro del psicólogo y docente.

 

El volumen, de unas 120 páginas organizadas en capítulos, aborda de modo tangencial el tópico de la depresión y ofrece una aproximación desde la psicología, pero no está escrito en lenguaje técnico ni se trata de un libro de autoayuda. El amor y la amistad son otros de los temas del trabajo.

Dos terapeutas ya retirados se juntan en un banco de plaza a intercambiar sus fotografías, uno las compone en blanco y negro y el otro en colores. En esas charlas, descubren que en distinto tiempo han amado a la misma mujer. Esta es la historia que el banco de esa plaza le cuenta al cuidador del espacio verde, que es el protagonista del relato. Junco pensaba con esta idea escribir una obra de teatro musical, pero durante el proceso falleció su abuela y una suerte de segunda madre para él, Isidora Montero, y así fue que la pieza ya en desarrollo derivó en la novela Ecos en la plaza, protagonizada por Adolfo Isidoro (el nombre es en homenaje a la abuela del autor) Fuentes.

Abandonar el lenguaje técnico propio del ámbito académico para narrar en un tono más coloquial, asequible para cualquiera y que no resultara frío, fue un desafío que el novel escritor resolvió casi sin proponérselo, ya que el cimbronazo por el adiós de Isidora provocó que lo emocional dominara su escritura desarmando las férreas estructuras iniciales en las que se afirmaba en su primera incursión artística.

El volumen vio la luz por la editorial porteña Autores de Argentina. Se publicaron trescientos ejemplares, que están a la venta a 490 pesos en Mundo Gurí, Caciques, algunos kioscos de la ciudad, a través del propio autor y también por Mercado Libre (ya se han vendido más de cien unidades, destacó Junco). La foto de portada y la de contratapa es de Omar Fernando Valdez, la de interior del autor (solapa) de Mariela Morante, la corrección estuvo al cuidado de Claudia Ethel Ané y María Fernanda Caron Díaz ha sido la coordinadora general del proyecto, según consta en el propio libro. Ecos en la plaza puede asimismo leerse en formato virtual, ingresando a wwwautoresdeargentina.com.ar.

 

PISTAS SOBRE LA DEPRESIÓN

El volumen es de “ágil lectura”, aseguró el escritor en charla con el diario. “Y están presentes el lenguaje de la calle, el científico y el del arte. Contiene también mucha filosofía, aparecen camuflados pensamientos y reflexiones de grandes filósofos. Está presente asimismo la psicología y se aborda la depresión, porque los tres protagonistas la sufren”, enumeró. “Sin querer, ellos terminan ayudándose. Uno no debe leer esta novela buscando una definición o una receta contra la depresión, no hay eso pero sí algo que me parece más interesante: las características de lo que les va pasando a cada uno de ellos, sus reacciones, cómo se manejan, cómo van pensando y llevando su proceso. Y vinculado a la sobreadaptación, que creo que es uno de los males más importantes de hoy al punto que el ser a menudo no puede elegir, ya que la premisa es sobreadaptarse, con las consecuencias que ello acarrea”, explicó el terapeuta, que actualmente también da clases en el Centro Regional Universitario de Bolívar (CRUB). 

Más allá de Isidora, el libro está dedicado a la memoria de sus abuelos Ignacio y Emilio (a la madre de su padre, Emilio, no llegó a conocerla).

Como psicólogo que sos, sabrás que las cosas pasan por algo. ¿Por qué fue que escribiste un libro?

– Primero, para atravesar el dolor de la pérdida de un ser querido. Pero son varios los factores que me impulsaron. El arte contribuye a exorcizar las penas, a canalizar la tristeza, el enojo. Uno de algún modo quiere, aunque se trate de un intento fallido, inmortalizar un estado de uno en función de lo que era cuando tenía al lado a ese ser. Juegan el miedo y el temor a que a uno todo eso se le olvide, lo abandone, de que la memoria le juegue una mala pasada… que de hecho pasa, hay gente que dice que ya no recuerda el rostro de una persona. En este caso Isidora queda en otro lado, en otra persona (Adolfo Isidoro Fuentes, el protagonista de su libro).

¿Por qué el personaje es Isidoro y no Isidora?

– Quizá uno tiene prejuicios. Tal vez no la quise exponer demasiado. O también pasa que uno cuando está muy involucrado pensando en algo, no puede separarlo de sí, y así es que el personaje me quedó masculino.

Ecos en la plaza fue presentado en sociedad a mediados de octubre, en el CRUB, en el marco del Encuentro Distrital Educativo y Cultural

Chino Castro

 

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