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Oscar Ochoa y la generosidad de quien comparte su sabiduría

Fue secretario de redacción de La Mañana.

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Parte del staff de LA MAÑANA desde sus mismos inicios, fue secretario de Redacción hasta su retiro. También dejó su huella en el Juzgado de Paz, donde se desempeñó por casi cinco décadas. A sus 91 años, compartió lo mucho que sabe con el personal del Archivo Histórico Municipal, que lo entrevistó para dejar testimonio de sus vivencias.

Con su manera de hablar pausada, su léxico impecable como en sus épocas de plena actividad, su memoria prodigiosa y su predisposición para cada consulta, obsequiando su tiempo de su estadía en Bolívar, su presencia fue un regalo para el Archivo Histórico Municipal ‘Florentino Ameghino’, encabezado por Santos Vega, que lo convocó ayer para dejar documentada su rica y extensa vida.

Estamos hablando de Oscar Ochoa, un joven bolivarense de 91 años, que actualmente reside en Mar del Plata donde vive una de sus hijas; un ineludible del periodismo local, integrante de la Redacción de LA MAÑANA desde sus mismos orígenes en 1953, llegando a ser secretario de Redacción de este matutino en la etapa final de su carrera, antes de dejar la profesión.

Oscar nació en Capital, pero llegó a Bolívar a los dos años, por lo que su sentir está en esta tierra. Vino con su papá, quien como él mismo lo definió ofició de padre y de madre hasta sus 10 años, cuando volvió a formar pareja. Su papá sería central en su niñez, porque con todo lo que significaba estar solo con un niño pequeño y trabajar, se las arregló para que aprendiera a leer y escribir, por lo que ingresó directamente a segundo grado en la Escuela N°1, y cuando terminó sus estudios se ocupó de encontrarle un lugar donde comenzar a formarse, “donde comenzara a tomar contacto con la gente”. Fue donde el ex intendente y diputado nacional don Rogelio J. Solís a pedir por él, para que lo recomendara como aprendiz en algún lado, y así fue como a sus casi 13 años ingresó en el Juzgado de Paz, de donde se jubilaría tras 47 años de trabajo, en 1990.

Inquieto, atento, aprendió rápidamente a escribir a máquina, dote que le permitió, a medida que fue creciendo, ir asumiendo otras responsabilidades dentro del Juzgado, juzgado que posiblemente fue el lugar que lo acercó al periodismo. Conoció a todos los jueces de Paz desde 1942 (cuando ingresó) hasta su retiro laboral: Santiago Gandola (quien también lo llevó a trabajar con él, a su estudio, cuando dejó el cargo en 1944), primer juez letrado –los anteriores eran legos-, Jorge F. Etcheverry, Pablo Arné, Julián Pedro Iragüen, Luis Calcaterra, Santiago Creado, Dastugue, ‘Cacho’ Chiclana; y pasó por sus variadas sedes: en el Palacio Municipal, en la ex Asistencia Pública –actual sede donde funciona Desarrollo Social, sobre calle Arenales-, en calle Rondeau entre San Martín y Mitre, etc.

Iragüen fue quien decidió organizar todos los archivos existentes en el Juzgado hasta el momento, desde 1880 hasta 1946 aproximadamente, tarea que recayó en Oscar, quien a contraturno pasó horas ordenando, caratulando, trabajo invaluable que se conserva al día de hoy.

Juan José Clarke, quien era en 1953 secretario de Redacción del vespertino ‘Pregón’, sería quien lo convoca directamente para formar parte de un nuevo proyecto periodístico, matutino, que saldría a la calle finalmente el 15 de junio de ese año. LA MAÑANA S.R.L. lo vio iniciarse en esta profesión, cuyo grupo societario estuvo integrado además por Luis Oscar Delavault, Gabriel Pedruelo, Reinaldo A. Longobardi, Juan Carlos Chatruc y Ciriaco Dufau. 

Oscar ingresó desde el primer día, como ayudante de Redacción. Y seguiría firme con cada una de las composiciones societarias: cuando quedó solo Delavault; cuando ingresa la firma de José Domeño y Cia., asociado con los ya mencionados Clarke y Dufau, que también habían quedado como empleados; y cuando Oscar C. Cabreros, en sociedad con Dufau, compra la firma y asumen la dirección del diario. La llegada de su homónimo, Oscar Cabreros, marcaría el ascenso de Oscar Ochoa a secretario de Redacción, cargo en el que finalizó cuando se retiró de la labor.

Oscar conoció y recuerda a todos los empleados de LA MAÑANA en cada una de sus etapas, en todas las áreas, redacción, administración, impresión, expendio. De todos tiene un recuerdo, una anécdota.

Da un enorme placer escucharlo. Su memoria es una bitácora que contiene la historia de Bolívar en los últimos 80 años; recuerda hechos, lugares, instituciones, personas, todo con lujo de detalles, y lo comparte generoso con quien desee conocer lo mucho que sabe. Es de esas personas que pocos tienen la suerte de conocer, y soy una de ellas.

V.G.

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