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viernes, 26 de abril de 2024
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Opinión: Nota 1481 – (4ª Época): De esto y aquello

Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.

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Y pasan las horas los días los meses los años y nada cambia, todo sigue igual.

En expansión la grieta con el odio que no cesa.

A la orden del día el abandono de la cosa pública estirando la chapuza. El cotidiano enjambre de contradicciones haciendo diana en el corazón del grotesco nacional. Y al cabo, como colofón, un oficialismo que le promete al país un equipo científico con solo marcha atrás, eso sí, eficiente, las cosas como son. Parece mentira, pero para ellos es la gloria. Y nos hacen creer o se lo creen, que este es el sino de los argentinos. Los muertos de todos los días. Quince meses echándole las culpas al personal, directa e indirectamente con los muertos y más muertos para que cunda el miedo y aplaudan las escuelas cerradas y las elecciones prorrogadas y así de seguido con la chapuza a cuestas.

Y todo convertido en una cantinela, dado los millones de vacunas que en meses y meses no han aparecido y los muertos se está sucediendo porque no se han sucedido las vacunas. Adrede. Mientras tanto, y a pesar de los muertos que vos matáis, por poner su geta en streaming se alzan el sueldo un cuarenta por ciento. Y ahora las maestras sin fundamentos dicen que sería nefasto abrir por el frío. No deja de ser grotesco. Porque de ello se infiere que nunca ha hecho frío. Pero las maestras de verdad tenían sabañones y los alumnos también. Hacían periplos de los más variados para aprender, a pié, a caballo o en sulky o en camionetas; o en su propio auto algunas. Y todos tan contentos, maestras y alumnos. Pero al parecer el deshielo de millones de años atrás acaece en estos momentos y en el magisterio de baradel.

Bueno, en realidad son todos baradeles con sucesivas y salvajes anomalías que deberían llevarles a la cárcel. Lo de las córneas detenidas sin ponerse colorados. Por el contrario les ha dado risa y a los más pasionales les ha venido un orgasmo. Y ni que decir, de esos tétricos cambios con las vacunas, que vale con una dosis aunque sean dos, casi por decreto para hacer seria la moción. O sea, mejor hacemos un coctel y agitamos lo que haya. Que con Pfizer no se puede trabajar porque le da por las cláusulas, y cuando nadie lo espera y con órdenes contradictorias y enojos varios a Pfizer hay que comprarles por decreto, porque tiene las buenas necesarias; y así de seguido, pero lo curioso es que se trata de la vida o la muerte y no fue aprobado por sus señorías. Esto lleva a pensar en la triste ramplonería de los habitantes de los hemiciclos, que caen en lo mismo y hacen lo que les mandan.

Que los diputados o senadores del oficialismo o quienes sean, hayan caído en la bajeza de ser desalmados; y sin antifaz alguno, es de infames. Perversos a cara destapada; que hay que ser jodidos para llegar al extremo de que no puedan vacunarse con las debidas vacunas quienes sufren patologías complejas. Que sean sus vidas un Vía Crucis y sus señorías oficialistas, todos a una, voten como Judas. Es algo imposible de asumir, porque no se puede entender que Argentina haya caído por los suelos, y solo sirva para felpudo de dos centenas de jodidos, que los otros miles tocan de oído y a los gritos y desafinados. Que hablen de ricos y pobres como si tal cosa sin entender o entendiendo lo que significa ser rico o ser pobre y que en el último cuarto de siglo, los pobres los han hecho ellos y los ricos, son nuevos ricos, o sea ellos. Los del champan y la pizza que poco han cambiado y lo poco ha sido para peor. Es decir un poco de sushi.

Por eso sería interesante contar los miles y miles y miles y miles de hectáreas que se han comprado fabricando pobres y empobreciendo a los trabajadores y riéndose de los jubilados a mandíbula batiente. Sus respectivas faenas no son otra cosa que perturbar y trastornar a todos y a cada uno.

Y todavía se dan el regusto de decir que estamos mal informados, o que no es así, que la problemática no va por ese lado. Y eso es verdad, porque la problemática son ellos. Y quieren una Argentina como problema pero no para arreglarla. Porque en definitiva ni saben, ni se animan, ni quieren arreglarlas bases de sustentación social. Que es una pena. Y estos son poca cosa ideológicamente, pues son poco o nada.

En definitiva son los podemitas que los españoles llaman peronistas o kirchneristas, que a eso se ha llegado. Pero poco importa el nombre, pues por aquí, por allí, o por acullá, cada vez se sabe mejor que sirven a oscuras fuerzas para enemistar sociedades, aniquilar países o naciones; y a la vez que les pagan bien les permiten sacar de donde haya. Mientras tanto solo queda esperar para reconstruir lo destruido.

Es curioso, las cosas que se hacen mientras el músculo duerme. Hasta no mucho estaba el Paraná, como la imagen de un río, un río enorme, en este caso. Se sabía que bajaban y subían barcos; pero de golpe nos esteramos que se trataba de una hidrovía que mueve miles de millones de dólares cobrando peaje a unos y dejando que no se cobre a otros. Nos desayunamos que la compañía era belga y a los pocos días ya hay que nacionalizarla; para llamar al hecho con cierta sanidad. O sea, que el gobierno se hace cargo de lo que sabe y sobre todo de lo que no sabe y de algunos asuntos que deberían cortarse por lo sano. Primero como el río es muy potente no se atrevían, pero ante el vencimiento se convierte en hidrovía y todos quieren hincarle el diente; algo parecido a la vaca muerta.

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