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jueves, 25 de abril de 2024
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Once motociclistas recorrieron varios de los difíciles caminos de la provincia de Córdoba

Aventureros en enduro.

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Poco más de un año atrás nos juntábamos con algunos de los aventureros que en moto se habían animado a surfear por los caminos del norte de Neuquén y el sur de Mendoza. En aquella ocasión nos explicaban que eran un grupo de amigos, mayoritariamente de Bolívar pero integrados por algunos de Bonifacio también, que solían hacer estas salidas de varios días, en moto, con la premisa de “tocar pavimento lo menos posible”.

En aquel ya lejano 2021, a poco de fin de año, habían emprendido esa aventura por las cercanías de la cordillera, en lo que fue la vuelta a la actividad par la mayoría ya que la pandemia hizo que tuvieran que suspender alguna travesía.

Marcelo Reyes, el “comunicador”, de estas aventuras, nos detalló: “Somos un grupo de amigos que hacemos una especie de ´enduro turístico´, algunas veces más exigente que otras, en moto. Recorremos diferentes partes de nuestra bella Argentina, tratando siempre de hace el menor kilometraje posible por asfalto. En algunos casos nos ha tocado ´hacer caminos´ a nosotros”. Reyes contó sobre la metodología de estos viajes: “Cargamos nuestras motos en las camionetas o trailers, nos dirigimos a un lugar, las bajamos, disfrutamos de la zona, volvemos a cargarlas cada uno para su casa”. Y agregó información: “En esta oportunidad la zona elegida fue noroeste de la provincia de Córdoba”.

Los 5 de la travesía 2021 parecen pocos si los comparamos con la cantidad que fue este año: 11 raiders, con el siguiente detalle: Carlitos Guillén, Juan Manuel Sarraúa, Sebastián Rodríguez, Daniel Ortiz, Aldo Pascual, Carlitos Dotta, Hugo Heim (Bonifacio), Adrián Martínez, Matías Gajate, Marcelo Reyes y Dani Gómez (Bonifacio). Cabe aclarar que este último fue, anduvo y volvió en moto.

Reyes contó detalles de la preparación: “El viaje comienza unos tres meses antes con la elección de los lugares, recorridos, puntos a los cuales que remos llegar, puntos de recargas de combustible, alojamiento, búsqueda de información en las redes, interacción con gente amiga. En esta oportunidad se prepararon las camionetas para cargar las motos en ellas y se deició no llevar trailers”.

A la aventura
Marcelo contó que “salimos el domingo 13 de noviembre, y a media tarde arribamos a Mina Clavero, lugar donde íbamos a dejar las camionetas. Bajamos las motos y dejamos todo preparado para arrancar el lunes temprano. Hubo cena de camaradería, charla va, charla viene y a dormir”.

Lunes
“En esta oportunidad llevábamos algunas cositas de aseo y algo de ropa, ya que íbamos a estar tres días lejos de las camionetas, contó Reyes.

Y agregó: “Hicimos el Camino del Peregrino, nos adentramos en las Altas Cumbres. Visitamos el monumento donde de efectuó el primer lanzamiento de un cohete argentino (Alfa Centauro) en febrero de 1961. Monolito que referencia la parte más alta de las Altas Cumbres a 2.200 metros sobre el nivel del mal”.

El “Negro” añadió que “nos adentramos en Pampa de Achala, andando por los caminos en los cuales se efectúa el Rally Mundial y nuestro referente, ya desaparecido, Jorge Raúl Recalde, conocía como la palma de su mano, lo hacía a fondo y sin navegante. Sacamos fotos de rigor en algunos waitpoints referenciados como Tala Cañada y Taninga”.

“Arribamos pasado al medio día -continuó relatando Marcelo-, no es normal lo que hicimos, pero el lugar lo ameritaba. Nos refrescamos dado que la temperatura era de 35°, nos ubicamos cómodamente a la sombra de unas plantas, en una parrilla, dente libre, cabrito, chivo, empanadas, escabeche de chivo, impresionante”.

Después de semejante comilona, Marcelo reconoció que “nos costó un poquito mover, pero lo hicimos. Seguimos hasta los Túneles de Taninga, que son 5; pasamos por Las Palmas hasta llegar al mirador donde se aprecia la inmensidad de la llanura riojana. No conformes con eso, bajamos un serpenteante camino de ripio hasta ver el camino recto perderse en el horizonte, ya Parque y Reserva Natural Chancaní”.

Y siguió: “Desandamos el camino hasta Las Palmas y nos adentramos en la zona de los Volcanes de Pocho (Poca, Ciénaga, Veliz y Yerba Buena -los más importantes-, La Vieja, Las Lecheras, El Burro, Las Totoras, Bola y Agua de Cumbre -los otros-), la rodeamos y vimos entrar el sol sobre ellos”. Y acotó como punto no menor: “La particularidad de la zona, además de ser una zona volcánica, es que está llena de palmares, que le dan un toque interesante a las vistas. Seguimos a Salsacate y Taninga, donde hicimos noche luego de haber recorrido aproximadamente 270 kilómetros”.

La travesía también tuvo su fin solidario, los raiders llegaron hasta una escuelita perdida en la punta de las sierras e hicieron una donación de útiles.

Martes
“Comenzamos el Cruce de los Gigantes -continuó Reyes-, San Gerónimo, Base de los Gigantes. Valle de Los Lisos, al igual que un camino que se adentra en los cerros, que conduce a una mina de uranio abandonada. Nos encontramos con una tranquera y un cartel que decía ´privado, entrada con reserva´. En el último tiempo han ido cerrando muchos lugares públicos, en los cuales antes no se tenía problemas para ingresar”.

Marcelo continuó con el relato diciendo que “seguimos viaje, hicimos fotito en la entrada de un campo nudista -estaba cerrado-, nos quedamos con las ganas (risas). En este cruce se podía visualizar a la distancia, la importante obra de la provincia de Córdoba en lo que es puentes, por ejemplo, el ´José Manuel de la Sota´, que cruza un brazo del Lago San Roque, y rutas, por ejemplo, la que ingresa a las Altas Cumbres de Falda del Cañete, con un tramo elevado a 75 metros en pilotes, sobre las laderas de las sierras Tanti”.

Tras ese recorrido, Reyes contó que “almorzamos en Cabalango y seguimos por Cuesta Blanca, Mayu hasta Sumaj, donde hicimos noche. Como llegamos temprano, compramos algo para picar y al río, esas charlas y momentos son impagables. Nos alcanzó la noche en el río, hubo cena grupal, sobre mesa y a la cama. Habíamos recorrido 120 kilómetros, aproximadamente”.

Miércoles
Marcelo siguió con el relato: “Movimos temprano hacia Icho Cruz, Copina, camino de los Puentes Colgantes, también circuito del Rally Mundial; salimos al camino de las Altas Cumbres, bajamos hacia el sur, Parque Nacional Quebrada del Condorito. Teníamos como fininalidad llegarnos hasta una escuelita albergue, Ceferino Namuncura, las más alta de Córdoba, a llevar un presente (lápices de colores, lapiceras, útiles, cartas y dulces) lo cual habíamos cargado en nuestras motos durante tres días. Lamentablemente no podíamos llevar mucho por el espacio que teníamos. Nos presentamos, les dijimos por lo que habíamos llegado hasta ahí, y si aceptaban nuestro ´granito de arena´. Fuimos muy bien recibidos por Marcelo, director del establecimiento, el cual nos contó que concurren a esa escuela 24 alumnos, la mayoría pequeños. Visitamos la capilla contigua y emprendimos el regreso”.

Nuevamente más aventura y más lugares por recorrer: “Pasamos primero por “El Balcón”, ¡hermosa vista! -exclamó-, Dique La Viña, Nono, Mina Clavero. Desandamos los 35 kilómetros de camino de montaña que nos separaban del camino principal, hubo refrigerio/almuerzo a las 16.30 hroas en el Parador Giulio Cesare, con vista privilegiada. Luego descendimos las Altas Cumbres hasta donde estaban las camionetas, en Mina Clavero, con un recorrido de aproximadamente 190 kilómetros”.

El día terminó de maneja inmejorable: “Preparamos todo para un buen asado -contó Reyes-, la sobre mesa se extendió ya que el día siguiente era de ´descanso´”.

Jueves
Lo dicho, descanso: “Aprovechamos a pasar el día en el río, en el balneario contiguo a Los Elefantes, Mina Clavero”, detalló Marcelo.

Viernes
“El recorrido -continuó Reyes- abarcó Mina Clavero, Panaholma, Ambul, Mussi (estos tres lugares son también recorridos de Rally), Cuesta de Ambul, Camino del Fin del Mundo -así lo llaman los lugareños, que termina en un vado, con ollas y cascadas, hermoso lugar-, Río de la Hornilla. Lo aprovechamos y nos metimos nuevamente al río”.

A la vuelta, el trago amargo de este raíd. Marcelo contó que “uno de los chicos tuvo una caída, no podía seguir -cabe destacar que siempre llevamos la mayor cantidad de protecciones posibles: botas, pecheras, casco, antiparras, guantes, coderas, rodilleras; pero a veces que no son suficientes-. Todos conocemos los riesgos”.

Y actuaron de inmediato: “Llamamos a la policía y ambulancia -detalló Marcelo-, tuvimos una atención súper rápida. Una parte del grupo guió los vehículos hasta el lugar del accidente. El parte médico informó fractura de tibia y peroné. Uno de los chicos fue a buscar la camioneta, cargamos la moto y la llevamos a la cabaña”.

Marcelo contó también que “el raider estaba de vuelta con nosotros a la nochecita, con el yeso colocado, dolorido, por supuesto; pero listo para el otro día emprender la vuelta hacia Bolívar, en contacto con un nosocomio donde lo iban a operar y a colocarle una prótesis. Cenamos todos juntos el viernes y el sábado fuimos cargando las motos en cada camioneta y emprendimos el regreso con una ´ala´ herida, pero con el espíritu intacto. Gracias a la vida por permitirnos disfrutar de estas salidas y momentos compartidos”.

Así fue la travesía 2022 de estos aventureros en su mayoría bolivarenses, que a cada regreso siempre tienen algo para contar. Obviamente que este relato es un mínimo porcentaje de todas las experiencias vividas. Veremos hacia dónde decide enfilar sobre fines de este 2023.

Ángel Pesce.

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