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jueves, 28 de marzo de 2024
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“Ojalá la comunidad viera aunque sea una parte de lo que vivimos acá”

Magalí Corbera, el estremecedor relato de una enfermera en días terribles.

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MagalíCorbera (‘Magui’, o Magui Ta en el Facebook) es enfermera del sistema de Salud público local, con epicentro en el centro vacunatorio y el hospital Capredoni. Estuvo asignada al servicio de Cardiología, y desde el martes está en Maternidad. En un desesperante contexto en el cual, como se viene advirtiendo hace semanas, todo el nosocomio local está casi exclusivamente afectado a la atención de pacientes con covid, que no paran de multiplicarse en la ciudad en una horrorosa escalada que ni el más pesimista hace un año imaginó. “Me ha tocado recibir pacientes que lloran, que me imploran que no los deje solos porque se van a morir”, relató la trabajadora una escena que se torna cotidiana en inauditos días en los que nada parece alcanzar.

“Quiero contarles que es muy angustiante tener que requerir internación hospitalaria. Los pacientes se encuentran con mucho miedo, doloridos en algunos casos, con mucha falta de oxígeno y tos. Nosotros como equipo nos encargamos de asistirlos profesionalmente en lo relativo a medicación, control de signos vitales, y además somos una parte fundamental a la hora de cuidar, acompañar, contener y brindarles una palabra de aliento. Sostenerles la mano y escucharlos es muy importante, pero a veces no alcanza, y los entiendo”, expresó la trabajadora, en contacto telefónico con el diario.

“Se les nota el miedo en la mirada”

Básicamente, no alcanza porque allí están solos, sin la irremplazable contención familiar.

-Están solos. Ingresan solos, con miedo, angustia e incertidumbre. Los pacientes no saben cómo van a estar mañana, es cuestión de horas; a veces están bien, sienten una mejoría, y en cuestión de horas su organismo falla… Es desesperante, desesperante. Me ha tocado que me pregunten cuánto falta. Se les nota el miedo en la mirada, me sostienen la mano; me ha pasado de recibir pacientes que lloran, que me imploran que no los deje solos porque se van a morir (‘Magui’ casi se quiebra al relatarlo, se nota su esfuerzo por contener el llanto), y uno tiene que estar fuerte y frío y seguir trabajando, porque es lo que nos corresponde.

Es otra etapa de la pandemia. El año pasado el virus no mató a nadie, el hospital no colapsó y los que tenían la desgracia de enfermarse no sufrían así. Hoy el covid ha adquirido ribetes mucho más crueles.

-Totalmente. En un principio, se dijo que atacaba a adultos mayores y personas con patologías de base, pero hoy tenemos todo tipo de pacientes, algunos muy jóvenes y sin ninguna patología previa. Este virus ataca con todo, y nos desespera. Ojalá los ojos de la comunidad vieran aunque sea una cuarta parte de lo que vemos nosotros, para que entiendan lo que estamos viviendo allí adentro.

Sentimientos encontrados

Entiendo que son para ustedes días de sensaciones encontradas: por un lado, les llegará el intenso afecto que una parte de la comunidad les brinda, el agradecimiento para siempre de los que se recuperan, y por otro, el desprecio por el prójimo y por la vida que manifiesta toda otra cantidad de vecinos y vecinas, que le faltan el respeto a la sociedad todapero en primer lugar a los enfermos y al equipo de Salud.

-Sí, por supuesto que recibimos ese cariño, y que es muy importante. Absorbemos dos realidades: la de los pacientes recuperados y sus familiares, que llegan a nosotros con alguna frase, un papel, algo para que compartamos, o vienen a agradecernos y todo lo que vivieron se refleja como una emoción intensa en sus ojos, y por otro lado la realidad de salir a la comunidad y ver a gente amuchada, o sin barbijo.Más de una vez me dan ganas de decirles algo… Estamos colapsados, este virus no perdona, y aunque sean jóvenes podrían también requerir una internación. Cuesta mucho que la población tome conciencia de lo que se está viviendo, parece que hay muchos que aún no logran entender. Yo insisto en que una cosa es verlo desde afuera, y otra vivir este tiempo aquí adentro: en mi primer día, mientras me cambiaba para hacer sala, me resultó muy duro escuchar a los pacientes quejarse de dolor, toser, con esa falta de oxígeno cuando tratan de respirar. Fue, y es, terrible. Uno estudia, pero nadie nos prepara para esto y le ponemos el corazón, todo de nosotras. Es un aprender día a día, como en todo.

El golpe más duro

¿Cómo te vas a casa, cómo procesás esa carga emocional que te llevás al final de cada día?

-Esos días que pasé por Cardiología y Materno Infantil, áreas fusionadas para covid, fueron difíciles. El primero estuve todo el tiempo con un nudo en la garganta, llegué a casa, abrí la puerta y me largué a llorar. El primer fallecimiento me costó mucho también. Cuando estudiás, sabés que va a pasar, pero otra cosa es cómo pasa. Me tocó darles de cenar a algunos pacientes, servirles una gelatina y charlar, contarles algo y reírnos, y volver al siguiente turno y que ya no estén. Ese es un golpe durísimo. Es así, es cuestión de ir preparándonos. Cada día nos hacemos más fuertes, pero somos humanos y este drama nos pega mucho.

Corren, también, un alto riesgo de enfermarse.

-Nos cuidamos mucho, estamos muy atentos al equipo de protección personal, sabemos que ahí adentro somos los únicos responsables de cuidarnos. Pero sí los primeros días volvía a casa con la obsesión de hacer todo perfectamente, ya que tengo dos bebés. Hacía todo con sumo cuidado, me bañaba, y recién después los agarraba. Pero hoy ya es tan riesgoso contagiarnos ahí adentro que en un supermercado, porque estamos con muchos casos y mucha circulación del virus en la comunidad. Está en nosotros el cuidarnos y ser responsables.

¿Por qué nos preparamos durante un año para evitar un colapso que igualmente llegó?

-Por la falta de responsabilidad y empatía de la gente. Que aún perduran esas conductas. Nadie pensó que íbamos a llegar a este punto, nadie vio la gravedad porque al principio fueron casos leves, con pacientes aislados en casa y un seguimiento telefónico.Todo salía bien, y en el verano nos relajamos. Pero ahora la situación es tremenda, desesperante.

¿Sos optimista, podés serlo?

-Sí, yo creo que vamos a salir adelante. Siempre pidiéndole a la comunidad que se cuide y sea respetuosa. Somos nosotros los únicos responsables de frenar esta situación. Si todos aportamos un granito de arena, saldremos. Es bien sencillo: hay que cuidarse, cumplir con las medidas básicas que ya sabemos. Obvio que se extrañan los encuentros y que tenemos ganar de estar con nuestros amigos y nuestra familia, que es necesario todo eso, pero hoy debemos evitarlo. Es un tiempo, ya volveremos a estar juntos.

De hecho, si el año pasado hubiéramos respetado ese módico paquete de medidas preventivas que se nos pidieron, hoy no estaríamos viviendo este espanto.

-Totalmente.

Si hay alguien, algunos/as que honran la vida y la merecen, hoy son las enfermeras y enfermeros, los equipos de Salud en general, que absorben a corazón abierto el drama del covid mientras intentan contenerlo, ofreciéndoles una mano tibia, una palabra y una sonrisa a los desesperados. No nos va a alcanzar todo el tiempo del mundo para agradecerles, pero podríamos empezar ya mismo, cuidándonos, cuidándolos y cuidando esta Vida herida que aún late.

Chino Castro

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