El pasado miércoles arribaron al país Rubén Martín y Tomás Morán provenientes de Brasil. En el vecino país, más precisamente en Florianópolis, compitieron en el Ironman “full”, el tradicional triatlón de 4 km. de natación, 180 km. de ciclismo y 42 km. de trote. En el caso de Rubén, fue su séptima prueba de esta distancia; Tomás, en tanto, se convirtió en el primer urdampilletense en disputarla. Ambos la finalizaron, superaron el desafío, y así explicó Rubén cómo fue la edición de este año.
– Fue una carrera distinta a las anteriores. Si bien fue mi cuarta prueba en Florianópolis y en dos de las tres oportunidades anteriores me había tocado correr bajo la lluvia, en esta ocasión a la lluvia se le agregó el frío. Parece mentira que eso ocurra en Brasil, pero hubo 15 grados de temperatura y mucho viento, además de la lluvia. El ciclismo consistía en dos vueltas de 90 km. y en la segunda fue cuando más viento se levantó. A eso hay que agregarle que íbamos mojados porque llovía muy fuerte… Cuando me bajé de la bicicleta estaba temblando; pero por suerte en el trote me recuperé enseguida. Después me enteré que hubo muchos abandonos por hipotermia y gente que al terminar el ciclismo se quedaba en la carpa con mantas térmicas para entrar en calor un rato hasta lograr la temperatura para salir a correr. Nosotros disfrutamos igual de esto; tal vez la gente no entiende que vayamos preparados a sufrir… Con Tomás quedamos muy contentos por haber terminado la carrera, más aún conformes cuando nos enteramos de la cantidad de atletas que había abandonado, ya sea por el clima o por problemas mecánicos en sus bicicletas. Nosotros la terminamos “enteros” y felices.
– El tramo de natación estuvo bárbaro; si bien es en el mar, es como nadar en una pileta porque ese sector es calmo, el agua es transparente, no hay que salir contracorriente ni superar el oleaje, así que es un placer nadar allí. Cuando largamos y nadamos fue el único momento del día en que no llovió; después, cuando salimos a pedalear, a mitad de la primera vuelta se largó a llover y no paró nunca. Terminé la carrera, fuimos al hotel y seguía lloviendo…
– En líneas generales estamos contentos; yo terminé el séptimo Ironman full y Tomás hizo el primero. Le tocó debutar en una carrera durísima así que todo lo que toque hacer en próximas carreras le parecerá más fácil. Hasta algunos atletas Elite, que andan por todo el mundo, dijeron que nunca les había tocado unas condiciones climáticas tan duras…
– Ahora, a hacer un descanso activo. Yo ya fui a nadar y voy a seguir haciendo un poco de ciclismo y algo de trote, por supuesto con mucho menos volumen e intensidad de lo que entrenamos habitualmente. Empezaré a preparar las competencias que puedan hacerse en invierno; mi objetivo más próximo son los 21 kilómetros de Boca de la Sierra, en Azul, y el tradicional duatlón “Hombre de Piedra”, en Tandil. En una semana y media empezaré a preparar bien esas carreras y después iré viendo qué se viene para la temporada 23-24 en cuanto a triatlones en nuestro verano.
– Quiero agradecerle a Mariela, mi señora, que me acompaña a todos lados. Nosotros estuvimos doce o trece horas bajo la lluvia pero compitiendo, divirtiéndonos, en cambio aquellos que nos acompañan y nos esperan sufren más que nosotros y es admirable el aguante que nos tienen. También le agradezco a la pileta climatizada Aquapoint; al gimnasio del Club Ciudad; a Peter Travela por el mantenimiento de la bicicleta, que se comportó muy bien a pesar del estado del circuito debido a la lluvia, y a los chicos con los que entrenamos durante estos meses, como Lucas Felice, quien nos acompañó a hacer los fondos largos a pesar de que él no iba a Brasil para hacer más llevaderos los entrenamientos, y a Tomás, compañero de ruta y de tria, a quien lo felicito por su primer Ironman y espero que no sea el último.
