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miércoles, 15 de mayo de 2024
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No desviar el camino

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Un nuevo 7 de junio nos encuentra a los periodistas en un momento excelente para reflexionar y comenzar a desmenuzar un contexto en el cual la profesión está en el ojo de la tormenta.

Es imposible analizar el presente sin tener encima la sombra del coronavirus, el cual nos cubre de un manto de tinieblas en donde la información lamentablemente se convirtió en mercancía para apañar oscuros intereses.
Es así que la realidad nos bombardea con un sinfín de temas que se condicionan lamentablemente con el COVID 19 y con la incertidumbre de cara a una pronta solución, la cual parece lejana.

 

El periodismo en todas sus plataformas choca con la necesidad de informar con el menor tinte de opinión posible, algo que sin lugar a dudas se hace difícil y deja cada vez más expuestos a quienes trafican con las miserias humanas.

Es así que desde nuestro humilde lugar debemos dignificar a la profesión, buscar un equilibrio sin mezclar las disputas personales, los pensamientos políticos y sobre todo las conveniencias.
Cuesta ver en medios nacionales el tratamiento que se le está dando a la pandemia, con un abanico interminable de estilos y posturas ante los hechos. Están quienes quieren instalar que vamos camino a una catástrofe sanitaria, también los aduladores y sobre todo los que aprovechan para zanjar disputas personales desviando el foco de lo que realmente importa (ellos son los más despreciables).

Llegó el momento de dejar el corporativismo y empezar a señalar a aquellos quienes desde un lugar de confort tocan las fibras más sensibles de la sociedad buscando reacciones en un momento en el cual debemos trabajar mancomunadamente. Basta de Lanatas, Leucos, Navarros, Majules y todos aquellos quienes desde hace años nos envenenan con discursos manipulados e intereses que van a contramano del bienestar general.
Vivimos en un país donde los comunicadores nos dicen que la crisis económica de turno es la mayor de la historia, que nunca estuvimos peor, que Argentina es un país destruido y que el cataclismo siempre está por llegar. Este 2020 nos enfrenta a una realidad que está emparentada con los temas que realmente importan en el mundo. Las pandemias, en este caso, o en otros las catástrofes naturales, la desigualdad entre los pueblos, la contaminación o los conflictos políticos armados en distintos lugares del globo. Esas deberían ser las temáticas de agenda, sin dejar de lado lo que ocurre en el país. Seguimos revolviendo un caldo en donde los títulos siempre son los mismos y los actores cambian según el beneplácito del comunicador de turno.

Una vez más los nichos en donde la información respeta a los hechos se da en los medios de las ciudades, los cuales se encuentra alejados de esa fétida impronta que desparraman los mercaderes del periodismo. Nuestro deber es seguir por ese camino, más aún en tiempos de redes sociales, ese lugar en la internet que ayuda a desinformar y sobre todo a darle entidad a personajes absolutamente menores. La anarquía en la cual nos sumergen es preocupante, ya que en pocos caracteres una persona puede informar sin ningún rigor periodístico y con el atenuante más grave aún de la falta de veracidad de lo que dice.

En este día del periodista quiero extender un saludo muy cordial a todos aquellos quienes llevan adelante con pasión esta profesión, a aquellos que opinan desde la buena leche y no desde un interés creado, a aquellos que dejan de lado muchas cosas para llevar adelante un trabajo que muchas veces es ingrato (cuento con los dedos de una mano a quienes me felicitaron por un artículo) y sobre todo a mis colegas del Diario La Mañana y de FM Signos, con los que aprendo cada día. A la gente que consume información me gustaría darles un consejo: Nunca busquen sólo lo que les sea afín a su pensamiento, traten de sacar sus propias conclusiones comparando la información, eso los ayudará a tener un panorama más amplio y sobre todo a no dejarse manipular por el discurso dominante de los monopolios. Para cerrar quiero citar a Amílcar Antognoni (director de TELAM durante los 90), quien fue mi profesor en el Círculo de Periodistas Deportivos: “Nunca te quedes con una campana, leer lo contrario a tu pensamiento siempre te va a enriquecer. Hay que conocer al enemigo”.
        

 Pablo Luján Pequi

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