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viernes, 19 de abril de 2024
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Ni pico, ni pala, ni subidos a un andamio. Ahora el trabajo es pensar

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Escribe: Dr. Felipe Martínez Pérez

Las gentes del mundo, desde siglos atrás por estas fechas desean lo habitual, que el año venidero sea mejor, aunque ciertamente será en unos sitios si y en otros no; porquecuriosamente hace años le vienenerrando por los sitios que mejor conocemos, es decir, los propios. Y el año en curso no ha de ser muy distinto al que se ha ido, pues mientras estén los que están y continúen ausentes los que deberían estar presentes, no creo sea una año para alquilar balcones.Se supone que por ser electoral serán mejores las mentiras, pero nada más. De lo que no cabe duda es que sí o no, ha de ser el año en que acabamos en Venezuela o nos quedamos por aquí. Que esto ya no tiene otro futuro que la disyuntiva instalada. Por otra parte si se gana o se pierde, me refiero a la Argentina, claro, han de tener que ver mucho, según mi mirada, los ocho millones de jubilados.Y en consecuencia no está de más recordarles su rol; y en eso ando.
Para ellos con seguridad no ha de ser un año mejor porque semana a semana a la manera de aves carroñeras unas veces los destripan y otras les comen los hígados comoaquella águila de laboratorioque le comía el hígado a un tal Prometeo encadenado a una roca, y todo porque robó el fuego a los dioses, para todos y todas, nunca mejor dicho. Porque claro el fuego libera. Un trabajo muy útil que no era del gusto de Zeus. Pues bien por aquí ni Zeus ni Prometeo, que el mito argentino a pesar de tanto trabajo colectivo y sudor colectivo es el calefón y la biblia, al punto que por la Matanza ni tienen fuego ni tienen agua de manera que no se pueden tener helechos juveniles como los de Puerto Apache o la Recoleta donde moran algunos de los dueños de las cadenas. O sea, guardando las distancias, claro.
Pero se trata del fuego. Entre estas gentecillas muchos odian a los viejos. No hay mayor bochorno que la gentuza que odia a los viejos por haber trabajado. Y ahí están; mudos. Cuando deberían pensar uno a uno que son ocho millones y con ese número se gana una elección; un número especial para dar un ejemplo a hijos y nietos y a recalcitrantes y tontos políticos. Y para empezar el año recordar que habrá elecciones, aunque tal acontecimiento se verá andando. Que las gentes de estado no son de estado, y como puede ocurrir cualquier cosa, deberían ir tomando nota que lo que importa no es a quien van a votar sino a quien no van a votar. No votarlos para botarlos. Y empezar de nuevo. Algo que como desde hace medio siglo es de rigor.
Es decir que no es estar a deshora con esta columna o malgastar párrafos con lo que falta todavía. Prefiero machacar y que vayan tomando nota los jubilados que en meses, y si el diablo no mete la cola, deberán votar. Y les darán alguna limosna para engañar y es necesario no se engañen, aunque parece mentira que no se den cuenta del engaño, con la experiencia acumulada. Han trabajado toda la vida, para que en cada cambio de gobierno el economista de turno les robe trabajo y futuro. Un trabajo que no se recupera.Y ahora les roban el ocio y con maltrato, sin educación y haciéndoles pito catalán. Sin embargo, dado los tiempos que corren y se avecinan, deben trabajar otra vez, al menos es lo que me parece. Pero esta vez, ni pico ni pala ni subidos a un andamio ni tras la trilladora ni haciendo equilibrio con una bandeja ni en tantos otros trabajos con sudor o sin sudor. Ahora necesitan pensar.
Pensar en los demás, y singularmente en sus hijos y nietos. De estos deben acordarse cuando piensan en el voto. Porque además estos pesonajillos les arrebatan todo lo antedicho porque usted señor jubilado es el depositario de sus propiosrecuerdos, que es su vida:Y es depositario de los recuerdos de los demás que también forma parte de su vida. Y por si fuera poco es depositariode los recuerdos ancestrales; que es la cultura; aunque no se dé cuenta,está inmerso en ella. Y esta es la cultura que necesitan romper para fabricar tontos y pobres como hasta ahora pero a lo bestia como solo ellos saben hacerlo. Una faena que les gusta. Usted es el depositario del pasado. Porque bien mirado y aunquele parezca extraño, lleva a sus espaldas veinte mil años de cultura y es en estos momentos cunado lo están rompiendo para matar a sus ancestros y que su prole no tenga futuro como persona. Entes que trabajen y gasten, en lo que sea, pero que gasten, y vacunados de idiotas, como corresponde. Que en eso andan. Y se votará al que ría mejor o lleve la falda más corta.
En una palabra como es de suyo a esta gente no le interesan los jubilados. Ni uno ni todos, porque ha quedado demostrado que los consideran un estorbo. O sea, un jubilado es un estorbo para esta caterva de verdaderos enemigos de la patria. Y curiosamente todas las dádivas propuestas las adornan como si fuera sumas siderales. O sea, mienten, pero la venden como una verdad atronadora. Y curiosamente después de cada aumento al hacer la cuenta tienen menos. Están acostumbrados a endilgarle al prójimo sus propias falencias. Se lo recuerdan todos los días. Y por supuesto es interesante empezar el año con una columna así. Porque con el asunto de las ideologías que han tumbado, aunque las despiertan cuando les conviene y que por otra parte, tampoco hoy, dignas de un futuro preciso y precioso salvo para la casta. De manera que revolear estas cuestiones no está demás y siempre es bueno el momento aunque parezca no lo es, porque en el momento preciso les lamen la oreja y ya les cambia las premisas. Y el 82% móvil.

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