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viernes, 29 de marzo de 2024
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Columna musical: Hoy, Vamos las bandas

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Bolívar, comienzos de los 80, estudiantes secundarios, rock sonando en al aire, chicos rasgueando guitarras, soñando con formar una banda de rock y algunos cumpliendo ese sueño, como Daniel Topo Crespo, Michel Scenna y Alejandro Colamarino.

Esta historia comienza con Alejandro llegando a nuestra ciudad por motivos laborales de su padre, y su encuentro con Carlo Bravo. En Mercedes Alejandro había estudiado guitarra tocando folklore mientras escuchaba Sui Generis y SerúGirán. “Un día escuché por radio un tema de Riff, ‘Mal romance’ – nos cuenta – Y dije: ‘esto es lo que me gusta a mí’. Estando en Bolívar, escuchando un par de discos de Kiss que tenía Carlos, surgió la idea de armar una banda. Era sólo un sueño, teníamos dos guitarras criollas solamente, pero fuimos encontrando otros compañeros de secundaria, como Michel Scenna. Comenzamos como un trío, Carlos en la guitarra, Michel en la batería y yo en el bajo. En esos días no había internet, no había mucha tecnología, sólo teníamos equipos a válvula y salía lo que salía.”

Michel Scenna también tiene su versión acerca del nacimiento de Crux: “Toda la historia arrancó a principios de 1982 cuando comencé el secundario, Malvinas mediante, en ese momento no tenía ni la más remota intención de hacer música pero repentinamente se dieron una serie de hechos que desembocaron en que comenzáramos 1983 haciendo música. El único que sabía música era Carlitos, Alejandro sabía tocar muy bien la guitarra y trajo la inquietud del rock de Pappo’s Blues y Riff, y del metal, movimiento emergente en ese momento, más en Bolívar. Así se formó Crux, con Carlitos Bravo, el profesor de guitarra, como la principal figura.”. Pero casi desde su nacimiento Crux sufrió cambios,Bravo se fue e ingresó Adalberto Carretero en primera guitarra, Scennapasó al bajo, y en ocasiones Leo Curutchet colaboraba como vocalista, quedando en la batería Daniel Topo Crespo. “Yo entré como tecladista al grupo, logré que mi viejo me preste un teclado y en esa época quién tenía un instrumento era admitido inmediatamente en la banda y después era evaluado – cuenta el Topo – Yo llevé mi teclado y mi serrucho buscando el puesto de baterista hasta que finalmente lo conseguí.”

Crux debutó el 28 de diciembre de 1984 en la confitería Manhattan, esa noche hicieron covers de Pappo´s Blues (‘Tren de las 16’), y de Riff (‘Susy Cadillac’), y temas propios, como ‘Todo está mejor’.

“Por ser nuestra primera vez en el escenario nos fue bastante bien, tuvimos una actuación bastante sólida, se destacó Leandro Curutchet – cuenta Crespo – Recuerdo cuando lo conocimos a Leo en uno de los primeros ensayos de la banda, era un chiquilín de trece, catorce años que había ido a probarse, y ya en ese momento pintaba para ser un gran showman.”

En febrero de 1985 Crux participó de un recital despedida de Aeroblues, en junio del mismo año se presentaron nuevamente en Manhattan, ése fue su último show y también el final del grupo. “Alejandro Colamarino era uno de los primeros metaleros que veíamos por Bolívar, – cuenta Crespo – y obviamente, trató de que nosotros nos inclinemos por esa música, hicimos el esfuerzo, escuchamos muchas bandas de ese género pero en el fondo había otras cosas que nos gustaban que no eran tan heavy, tan pesadas, y por más voluntad que le puso Alejandro terminamos por tomar distintos caminos. Un día Alejandro y Adalberto Carretero quedaron por un lado, y Michel y yo por el otro.”

En 1985 la base rítmica, Michel (bajo) y Topo (batería) estaban sin banda y en banda, pero no por mucho tiempo.Apterráneo se llamó la próxima y efímera banda, allí estaban Crepo, Scenna, más Carlos Bravo, Leo Curutchet y Hacho Fernández en guitarras, pero el proyecto duró sólo dos recitales: en Manhattan y en un festival en la Escuela n° 1. El momento de Apterráneo, que fue breve, evidenciaba la búsqueda de Crespo y Scenna que terminó de plasmarse en un nuevo encuentro con Carlos Bravo.

“Fue un momento de transición para lo que estábamos buscando Michel y yo, – cuenta el Topo – con quién compartíamos los mismos gustos. Finalmente quedamos Carlos, Michel y yo que decidimos formar un trío y así nació Picaporte, con influencias de ThePolice, Soda Stereo y La Sobrecarga.”

Agrega Michel: “Recuerdo que en Bolívar estaba la banda Botamanga y que en Buenos Aires estaba de moda el grupo Abrelatas, entonces a nosotros se nos ocurrió el nombre Picaporte. Habíamos del salido del rock pesado de Pappo y nos propusimos hace algo más pop, estaba de moda GIT y surgiendo Soda Stereo. El pop nos resultaba un estilo más fácil de tocar, de ser escrito e interpretado. Más básico, más lineal, más accesible porque solamente Carlitos era el más sabedor, el Topo tocaba bien y yo más o menos el bajo, en definitiva el pop nos resultaba más accesible, salvo Carlos, el resto éramos muchachos aprendiendo a tocar.”

Entre 1986 y comienzos de 1987 se presentaron dos veces en Casablanca, también en La Trova de Daireaux, en ése show registraron su actuación. Sus temas propios ‘Sigo cansado’, ‘No hay placer en mí’ e ‘Hiroshima es…’, dan cuenta de la estética e intención musical de Picaporte: un pop efectivo pero finamente elaborado.

El último show de Picaporte fue en Casablanca, en esa oportunidad con Leo Curutchet como vocalista. Luego, sus integrantes terminaron el secundario y cada uno de ellos eligió destinos diferentes.

1988 marcó el encuentro de Topo Crespo con Alejandro Colamarino, suman a Leo Curutchet y por supuesto, al inefable Michel Scenna en bajo. El cuarteto se denominó Flema y cómo Apterráneo, también duró dos shows: en el primer Cantabolívar, el 6 de marzo de 1988 y en el Teatro Municipal de Olavarría, cinco días después, el 11 de marzo.

“Luego de Apterráneo entré a tocar en Crisis – cuenta Crespo – banda en la que estaba Alejandro Scenna, que transitó el under porteño la segunda mitad de los 80’s y principios de los 90’s. El último show de Crisis fue en La Plata y compartimos escenario con una banda local, La Compañía Eléctrica, dónde estaba Alejandro Colamarino, y tocando la guitarra y cantando Osky Perna con quién nos hicimos amigos y formamos Cieguitos Voladores.”

‘Caída perfecta’, ‘Cenizas en el agua’ y ‘Cobre quemado’, temas registrados en los demos de sus ensayos en 1995, muestra a los Cieguitos Voladores desplegando un rock más duro que el de las anteriores agrupaciones.

Cierran esta historia musical, no podía ser de otra manera, Scenna y Crespo, bajo y batería de estas cinco bandas que en cierta forma continúan vivas en sus registros en vivo y en los ensayos.

“Se trataba de pasarla bien, yo nunca abordé el tema con alguna pretensión profesional o de hacer carrera, era el placer de hacerlo, más allá que, por supuesto, estaba presente ese sueño típico de toda persona que se pone a hacer música y que para no tener que trabajar en la vida sueña con que venga alguien con un mango y le produzca sus discos y se haga rico y famoso, la historia de Los Beatles.” (Scenna)

“Agradezco a Ariel Cánepa, que me enseñó los primeros pasos en la batería; a Fratacho Di Francisco, por compartir su talento; a Alejandro Scenna, nuestro consejero y animador, por conseguirnos el equipamiento inicial sin el cúal no podríamos haber arrancado; a la madre de Michel, que ya no está pero que nos bancó tantos días de ensayo; y a mis viejos también, que se bancaron el ruido; a Miguel Acuña, por los equipo que nos facilitaba; y a todos los que nos apoyaron, y a aquellos con los que compartimos escenarios y ensayos.” (Crespo)

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