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lunes, 13 de mayo de 2024
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Música: Hoy, Tin de Azevedo “Leguas adentro”

Escribe: Mario Cuevas.

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Tin de Azevedo camina las calles de Bolívar como cualquier transeúnte, pero tiene un talento que lo distingue de la mayoría, es un gran hacedor de canciones, el Tin tiene más de cien en su haber y eso le ha permitido ingresar al Club de los Incontinentes Creativos junto a LittoNebbia y Andrés Calamaro, entre otros artistas. No confundirse, en este Club no sólo prima la cantidad, sino también la calidad de las canciones.

Tin graba sus temas, los publica en su Facebook y en su cuenta de youtube, junto con versiones cantadas por su hija Alina, su hermana Eugenia, Sandra Santos y también Jorge Godoy. No las presenta en vivo, tiene miedo escénico dice, de perfil bajo, les huye a las entrevistas, Chino Castro es hasta ahora el único que ha logrado su cometido.

“Me pareció increíble encontrar en Bolívar a alguien con tanta cantidad de tan buenas canciones – nos cuenta Jorge Godoy, su amigo y compinche musical- Ya era raro con muchas canciones, y con buenas canciones era casi imposible pero ahí estaba su computadora, un poco fuera de moda y fuera de ram y sus composiciones, que me parecían super interesantes. Luego, cuando lo conocí más, me contó que comenzó como autodidacta en todo, desde manejar una pc, hasta armar baterías, bajos, teclados y grabar guitarras, que era algo que él no sabía; hasta esta cuestión de poder escribir música porque lo desconoce absolutamente; y todo esto le da un valor más que interesante a lo que hace Tin.”

Del frondoso corpus de canciones de Tin hay una especial, con una historia muy particular. Misterio insondable el de las canciones, algunas son estrellas fugaces, brillan sólo un momento, otras permanecen escondidas en el universo sonoro, como esperando que las descubran, y están ésas que son como el Lucero, que nació para brillar y se distinguen claramente en el horizonte.La muerte de Piedra Azul es el Lucero de Tin de Azevedo.

“Todo empezó hace más de treinta años, con una melodía (como casi siempre) que daba vueltas en los encierros eternos de mi dormitorio…”, confiesa Tin. Esa idea musical, inspirada en el rock argentino y el rock inglés de los 80’s, quedó en la mente del autor,tímida, insegura, con un futuro incierto. El tiempo y el destino hicieron ingresar al Tin al mundo del folklore y fue allí que La muerte de Piedra Azul encontró su formato ideal, el de la zamba. A fines de los 90’sTin acompañó a su hermana Eugenia que participaba en los Torneos Juveniles Bonaerenses, y allí se encontró con el folklore y con el formato ideal de La muerte de Piedra Azul.

“Empecé a darle forma a algunas melodías dormidas – cuenta – Ensayé chacareras y zambas en su forma más ‘alotrópica’. La mayoría no guardaba la estructura como para un baile tradicional (creo que es lo que menos me importaba, soy de madera), digamos que eran zamboides y cuasichacareras. Un día revolviendo el tarro, me reencontré con esta melo e intenté ‘zambearla’. Y me gustó. Me gustó incluso más cuando tuve que forzar compases de seis octavos (6/8) y tres octavos (3/8). Así me lancé entusiasmado a escribir nota por nota en el pentagrama.”

La letra llegó después: “Tenía que decir algo más o menos profundo y en pocas palabras – explica Tin – En realidad no recuerdo como llegué a querer escribir sobre Calfucurá. Quizás mi porción aborigen, por parte materna tuvo bastante peso. Quizás alguna palabra cobró fuerza y se quedó ahí.Era una época donde no había internet en casa y recién empezaban a funcionar los ciber. Así que a la antigua, empecé a recorrer bibliotecas recopilando algunos libros que pudieran darme más datos de los que tenía (solamente conocía la avenida con su nombre) Leí más de Calfucurá en esos días, que lo que leí para Historia de ‘el renacimiento’ en el secundario. Era un gran desafío. Uno de esos desafíos que te llenan de adrenalina (al menos a mí). Tendría que lograr hacer una canción que dijera algo de alguien, solamente con cincuenta palabras. Fue tomando forma y casi se podría decir que estaba más que conforme.”

Eugenia de Azevedo, hermana del autor, fue la primera en grabar La muerte de Piedra Azul,y la canción tomó vuelo propio sonando en varias provincias argentinas. Hay dos versiones grabadas por Jorge Godoy, la primera la registró él solo en su estudio; la segunda es nuevita, como la agrupación que la registró en el Teatro Coliseo para el Me Encanta 2021: Jorge Godoy &TheButterfly, el guitarrista junto a Maia Acosta en teclados, Diego Peris en bajo y Franco Exertier en percusión.

Obvio, que también la grabó el Tin, que tiene un sabor especial como todas las canciones grabadas por sus hacedores, siempre tienen algo intransferible, un plus extra, al fin y al cabo, ¿quién puede conocer más a ese hijo que su propio padre? 

La muerte de Piedra Azulseguirá su viaje. Nuevos horizontes, nuevas versiones y nuevos oyentes las esperan para mantenerla viva y rejuvenecerla con diferentes miradas, como a tantos Luceros que el público los ha adoptado como propios.

El gran Tin de Azevedo

‘The Big Tin of Azevedo’ le dice Jorge Godoy, queademás, termina de delinear el perfil de nuestro invitado de hoy: “Es interesante el Tin como compositor porque no entra en un género en especial, ni de una textura musical, puede manejar desde guitarras distorsionadas hasta bombos y guitarras criollas, y se puede sumergir desde algo pop hasta algo más tanguero, más rockero o más folklórico.

Creo que es un tipo que tiene mucho más talento del que muestra, que tiene una humildad muy intensa. En su estudio, Lavadero Records, es él. El gran Tin de Azevedo comienza a ser él cuando cruza el umbral de su puerta hacia el lavadero y se sienta frente a su computadora. Tin ha dicho que la música le ha dado una dirección a su vida, ‘me ha salvado la vida’, dice. Yo también lo creo, es un poco arriesgado decir semejante frase pero los que amamos la música sentimos que el arte que nos conmueve, como puede ser la música, nos salva muchas veces de tanta chatura.”

Amo y señor del pajonal

El cacique chileno Juan Calfucurá (las comunidades mapuches lo escriben con K) reinó por cuarenta años en la pampa argentina hasta que decidió desafiar al presidente Domingo Faustino Sarmiento. El 11 el marzo de 1872 fue derrotado por las fuerzas del general Ignacio Rivas y del cacique Catriel en la batalla de San Carlos, en un lugar próximo a la actual ciudad de Bolívar. Murió en 1873, en 1879 durante La Campaña del Desierto dirigida por el general Roca, su tumba fue profanada por soldados dirigidos por el coronel Levalle (su cráneo fue entregado al museo de La Plata).

La comunidad mapuche creó la ‘Comisión Kallfükura’, con el objetivo de restituir los restos del cacique y ya hay una fecha tentativa de la restitución, el próximo 21 de junio cuando se cumpla un nuevo aniversario de su muerte.

La muerte de Piedra Azul (Calfucurá)

Leguas adentro

Calfucurá

Pampero fiero

Amo y señor del pajonal

Cuero reseco

Huele el final

Orgullo herido

Ente indomable de tu clan

Cacique indio, sin ley

Fruto del suelo y “la” pus

Sangre araucana. Caldén Chuza furiosa del sur

Descansa… te soñarán Piedra Azul

El gran desierto

Traga tu hiel

Serás leyenda

Terca maleza entre la mies

Cacique indio, sin ley

Fruto del suelo y “la” pus

Sangre araucana. Caldén

Chuza furiosa del sur

Descansa… te soñarán Piedra Azul

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