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sábado, 20 de abril de 2024
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San Carlos de Bolívar

Música: Con tambores

Escribe: Mario Cuevas.

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En un principio, el hombre creó música con su voz, con las palmas y con las diferentes partes del cuerpo. Luego, de modo instintivo, nuestros ancestros construyeron los primeros instrumentos de percusión para comunicarse, ahuyentar las fieras acechantes y rendir culto a sus creencias.

Nacemos con un patrón rítmico en nuestros genes, por ello es que reaccionamos instintivamente al son de los tambores, nuestro cuerpo da cuenta de ese registro haciéndonos comportar de diferentes maneras cuando su sonido nos invade.

Hoy hablaremos de un grupo y un disco que están unidos indisolublemente: El Enjambre, excelente grupo fundado por dos bolivarenses: Maia Acosta y Franco Exertier y su segundo álbum, “El Conventillo de las Almas”.

“Al principio nos llamábamos El Ensamble, porque era un ensamble de percusión y voces – nos cuenta Franco, que en ese momento estaba a cargo de los cursos de percusión y ensambles de percusión – y luego mutó a El Enjambre, dándole sentido a un grupo muy grande, de doce, trece integrantes que rotaban constantemente con las voces y los tambores. Todo ese alboroto terminó siendo El Enjambre.

Funcionábamos en el corazón de Capital Federal, en El Conventillo de las Artes, frente a tribunales, es un lugar muy histórico, por allí pasó Alfonsina Storni, Leopoldo Lugones, el Negro Fontova, mucha gente inspirada.

Nosotros teníamos una sala para ensayar en el quinto piso, el último. De eso habla El Conventillo de las almas porque ahí nos elevábamos un poco, es un guiño a ese edificio dónde históricamente funcionó El Enjambre.”

Otra integrante del grupo, Verónica Acosta, nos aporta más detalles sobre el citado conventillo: “Estaba enfrente de la Plaza de Tribunales en el microcentro porteño. Es muy lindo para verlo, muy pintoresco, es un espacio bastante reducido, entrás y tiene un ascensor en el medio que ya no se usa, que lo rodean cuartos y habitaciones que funcionan como ateliers de pintores y espacios para músicos. Tiene una escalera caracol y cada piso tiene la misma disposición de cuartos.

En el último piso estaba la sala en dónde ensayaba El Enjambre, la ventana daba a la Plaza de Tribunales y al otro lado de la plaza está el Palacio de Justicia. En ese lugar nos encontrábamos después del trabajo y ahí cambiaba la dimensión de lo que uno transitaba en el día, era como una realidad aparte.”

“El Conventillo de las Almas” fue grabado, mezclado y masterizado en el estudio Alto Voltaje entre octubre 2010 y abril de 2012.

El repertorio está compuesto por material basado en ritmos rioplatenses, latinoamericanos y africanos: el clásico ‘Oro y plata’, de Charlo y Homero Manzi; ‘Malvita’, una polca paraguaya de Herminio Giménez; ‘Cantos de Sudamérica’, un breve recorrido por cantos ancestrales de diferentes países de Latinoamérica, que incluyen un canto mapuche, una vidala de Chulecito, La Rioja, una danza tradicional del Perú y una canción purépecha, idioma que se habla en parte del estado de Michoacán, México; le sigue ‘HanacpachapCussicuinin’, composición musical en quechua que data de 1631. Se la conoce como la partitura más antigua en América. “Atiende nuestras súplicas Dios Padre, Dios madre / De iris hermoso, amarillo y blanco, recibe esta canción que te ofrecemos…”, reza parte de la letra traducida de este sentir indígena compuesto durante la América dominada y bajo los parámetros musicales de occidente; también está presente en el álbum el ritmo africano con ‘Aires de África’, recopilado por Matías Mensi.

“El Enjambre nace de la unión de mis alumnos del taller de voces y de los alumnos del taller de percusión de Franco – dice Maia, responsable del taller de canto y ensamble de música latinoamericana – Se organizó un encuentro de fin de año, una especie de fiesta con música en vivo para que tocaran las alumnas y los alumnos con nosotros. Una alumna ofreció su casa con un patio enorme para tocar en vivo, con mucha gente invitada, se generó un encuentro muy lindo en el que tocamos tres temas que habíamos preparado los dos talleres juntos.”

Luego de ese encuentro surgió una invitación para hacer de teloneros de un grupo en un teatro, luego fueron apareciendo fechas en diferentes eventos y recitales y así comenzó a rodar El Enjambre.

“Con Franco teníamos la idea musical, escribíamos y tratábamos de transmitir las ideas porque el El Enjambre es un grupo muy diverso – dice Maia – lo fue siempre, de mucha complejidad y riqueza; musicalmente, en cuanto a conocimientos, profesiones, con gente que venía a una clase de música con distintas historias.La complejidad se nos presentaba en cómo ensamblar este grupo de personas, todas muy musicales pero con distintos niveles y búsquedas.”

“El Conventillo de las Almas” también cuenta con material propio: ‘Barrio der amores’, marcha camión de Maia y Franco, ‘Cuentos de la selva’, un huayno escrito por franco y Ramiro Eraso, y dos temas al ritmo del Mozambique, ‘El Conventillo de las Almas’, de Maia, Franco y Mariano Ferrari, y ‘Con tambores’, de Maia, Franco y MagalíFalcoff. El Mozambique es un ritmo negro creado por el cubano Pedro Izquierdo, apodado Pello el Afrocán, que se escuchó por primera vez en la televisión cubana en 1963, surgió junto a la revolución.

“Queríamos que los arreglos fueran para voces y percusión, tratando de evitar incluir una banda, un bajo o una guitarraguitarra, algo más convencional -explica Maia – La exploración y la búsqueda era ésa, sólo con las voces y la percusión tratar de llevar las canciones. Luego sí, en algún tema agregábamos un bajo, en otro, un charango o una flauta; hay una canción que la grabamos con arreglos de trombón y trompeta, nada convencional, siempre con las voces y la percusión como elementos primordiales.

En cuanto al armado por ahí Franco tenía una base de algún ritmo específico en el que estaban trabajando y sobre eso buscábamos que cantar, o tomábamos una canción y la adaptábamos al ritmo que queríamos tocarla. También surgían ideas con el material que estaban trabajando en ese momento; y comenzaron a surgir composiciones propias.”

En El Enjambre era habitual el cambio de roles o formar diferentes ensambles, las combinaciones son innumerables y las posibilidades musicales eran casi ilimitadas. Cuando la ocasión lo ameritaba incluían junto a las voces y la percusión: piano, charango, quena, trompeta y trombón; tampoco necesitaron ningún tipo de instrumentos cuando interpretaban en vivo ‘Rock Trap’, pieza de percusión corporal del compositor norteamericano William J. Schinstine.

Maia, Verónica y Franco no eran los únicos bolivarenses en El Enjambre, también estaba Guillermina Acosta (voz, bajo y percusión), y la última vez que tocaron en Bolívar participaron los locales Gabriela Apestegui, Mauricio Exertier y Raúl Chillón.

Completan la ficha técnica de “El Conventillo de las Almas”: Catalina Houssay (voz, percusión), Marina Elorza (voz), Benjamín Pereyra, Mariano Ferrari, Federico Daneri y Martín Mobaied (voces y percusiones), Martín Arrizabalaga (percusión, garrahand, guitarra, voz) y Matías Mensi (percusión, quena, voz).

Cada integrante de El Enjambre continuó por diferentes caminos, pero es lindo pensar que siguen cultivando el espíritu original de la agrupación, si hasta parece que, de vez en cuando, se pueden esos tambores y voces entonando:

“Con tambores, con tambores, con tambores, este ritmo negro va a sonar / Se siente el latir del ritmo, las manos en los tambores, las calles y las ventanas alumbran los corazones / A lo lejos se divisa la sombra en los callejones, la noche ya está de fiesta hay baile hasta en los rincones / Con tambores, con tambores, con tambores, este ritmo negro va a sonar / Y si el tambor no tocó tu puerta será que ya la dejaste abierta / Y si el andar renovó tu paso será tal vez que lo estás bailando…”

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