Murió el padre obispo Miguel Hesayne, un pastor que optó por los pobres y los desprotegidos

Escribe: Julio Fal
Falleció en Azul, el domingo 1°, uno de los mayores defensores de los derechos humanos. Junto a sus pares Jaime de Nevares, Jorge Novak y Enrique Angelelli, denunció con firmeza y valentía la violación de los derechos humanos durante la última dictadura militar.
En 1985 declaró en el juicio a las Juntas y en 2006 calificó con el sentido bíblico de martirio la muerte de monseñor Angelelli. Su testimonio se sumó a muchos otros para la condena a prisión perpetua de Luis Fernando Estrella y Luciano Benjamín Menéndez.
Adhirió al manifiesto de obispos del Tercer Mundo, documento que determinaría una visión crítica del mundo, donde la injusticia y la desigualdad eran las características de la época y aún lo siguen siendo. El manifiesto fue una de las fuentes de inspiración de la encíclica Populorum Progressio, que sacudió a la opinión pública con la claridad de su lenguaje y la fuerza de su contenido y marcó una nueva época para muchos cristianos.
Acompañó a su amigo Jaime de Nevares en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos que éste, junto a Eduardo Pimentel y tantos otros, había fundado para enfrentar la dictadura y en defensa de derechos que se habían perdido en la noche negra del 76.
Feroz crítico del neoliberalismo, en una de sus homilías decía: “la personalidad cristiana consiste en un darse y el Espíritu que la anima es el que impulsa formar, de toda la humanidad, una comunidad fraterna, justa y solidaria, con igualdad de posibilidades para todos.
El espíritu del liberalismo es diametralmente opuesto, porque en el país donde se implanta engendra muerte, marginando fríamente a la mayoría sobrante, creando la clase de los excluídos”.
Dice Hesayne en uno de sus libros: “Esta política económica inhumana, y por eso anticristiana, que nos domina desde hace años, solmanete será vencida por la conversión del corazón de quienes poseen bienes o resortes de decisión social, económica o política; es decir desde todos los niveles que los han venido implementando. Tanto más urge esta conversión porque la mayoría de los responsables de esta dramática situación económica se declaran cristianos. Hijos míos, no amemos solamente con la lengua y la palabra, sino con obras y de verdad”.
Hesayne fue un grande. Su vida y su ejemplo fue un faro para muchos que aún creemos en la justicia y la igualdad. Fue denostado, criticado, ninguneado; pero su verdad y su ejemplo permanecerán entre nosotros.