La anunciada caravana y bocinazo en defensa de la Laguna San Luis y específicamente de su compuerta, reconstruida por el grupo Amigos de la Laguna luego de su demolición que literalmente secó el espejo de agua, se realizó con punto de concentración y arranque hoy, a las 20 horas, en la explanada de la Estación del Ferrocarril.
Bajo la consigna “la compuerta no se toca” algo más de 400 vehículos desfilaron haciendo sonar sus bocinas por el centro de la ciudad y sus alrededores, manifestando enérgicamente el reclamo a las autoridades de Hidráulica y de ADA su intervención a efectos de dictar la aprobación de lo realizado o en su defecto reemplazando esa construcción por otra erigida en términos formales.
Más allá de este clamor, que también roza a las fuerzas políticas locales de quienes se pide su toma de posición clara a favor de esta petición, también quedó explícito -y ésta era otra de las motivaciones convocantes- que un amplio sector de la comunidad está dispuesto a defender a capa y espada la compuerta y a no permitir que ninguna actuación o gestión de particulares vuelva a vaciar la laguna y, con ello, destruir un complejo turístico que orgullosamente se erige a muy pocos kilómetros de la ciudad cabecera del Partido. Allí, las sucesivas comisiones directivas del Club de Pesca Las Acollaradas, propietario de los campos ribereños y de las magníficas instalaciones que posee, han desarrollado todo tipo de acciones para transformar a ese predio en un verdadero atractivo para locales y visitantes.
Con mayor ahínco aún la actual Comisión Directiva, que cuenta con el apoyo del Grupo de Amigos, una pujante fuerza colectiva que nació en forma espontánea para recuperar de la mano del trabajo personal lo que había destruido la mano oficial, ha hecho reverdecer ese complejo dotándolo de nuevos elementos de disfrute, lo que facilita que no solamente los pescadores sino familias completas colmen sus magníficos parques los fines de semana.
Quedó marcado, como se dice, que San Luis es un patrimonio popular y que muchos bolivarenses abrazan ese lugar desde el afecto y lo harán con más fuerza aún ante ciertos peligros que se ciernen.
Los bocinazos se hicieron sentir en toda la planta urbana y los barrios periféricos de Bolívar. Quizás esos sonidos y las 35 cuadras de caravana lleguen incluso más lejos y, a partir de allí, las soluciones definitivas.
