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viernes, 19 de abril de 2024
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“Me tocó a mí”. El testimonio de una bolivarense que vivió un extraño episodio en La Plata

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Sabrina Molina, es una joven bolivarense de 27 años que eligió la ciudad de las diagonales para vivir y el día martes sufrió, en esa localidad, una extraña e intimidante situación.

Tras la repercusión de una publicación en su muro personal de Facebook, en el cual contó la experiencia vivida, La Mañana se comunicó con ella y, respecto de su mensaje, dijo: “Mi idea era difundir, pero jamás imaginé la dimensión. Hoy es un día re difícil, soy más consciente de todo y la verdad que todos los mensajes me llevan a eso también”.

Sabrina continuó diciendo que a raíz de su relato se comunicó con ella otra joven que había sufrido una situación similar en la misma zona. En este caso, según el relato de su interlocutora, la habían llevado hasta un lugar bajo amenaza con una navaja y por ello se puso a disposición para colaborar en la investigación, ya que podría tratarse de la misma persona. 

La denuncia fue radicada esa misma noche en el número de emergencias 911, por lo que se espera que la investigación avance en las próximas horas. Al respecto, la joven bolivarense comentó que en la calle del suceso “hay cámaras de seguridad”.

Sabrina caminaba por 60 y 15 a la salida de su trabajo cuando se le acercó una chica rubia y le dijo que dos hombres las perseguían y las querían secuestrar…

A continuación el relato completo que la joven subió a su perfil de la red social Facebook: Anoche en 60 y 15 se acerca una chica rubia, con raíces negras, 1,60mts y me dice que dos hombres nos seguían y nos querían secuestrar. Se pega a mí y seguimos caminando, me decía lo que tenía que hacer, que no mire para atrás, que me tranquilice y me repetía que adelante había un patrullero que nos iba ayudar, que siga caminando. Yo no veía ningún patrullero. Camine con ella, escuchando todas las indicaciones, sin omitir palabra. La tenía clara, sabía todo lo que teníamos que hacer ante esa situación, hasta que en su modo de querer seguir alarmándome me dice que a ella ya le habían robado todo, que no tenía nada. Ahí me di cuenta que se contradecía, no tenía lógica. Los mismos que le habían robado no podían haberla dejado ir para seguirla y secuestrarla después. Y que el patrullero al que nos dirigíamos no estaba.

Agarre el celular, que como nunca tenía en el bolsillo, abro whatsapp y llamo al primer chat. Compañero de trabajo en línea, atiende al segundo y actúa sin dudar. Yo solo le digo “Acá una chica dice que nos quieren secuestrar”, me pregunta dirección, que vuelva para atrás y que por nada del mundo corte comunicación. Empiezo a retroceder con la cabeza solo enfocada en lo que me decía al teléfono, miro para atrás y la chica había empezado a correr mirando para su izquierda, a la izquierda estaba el famoso y esperado patrullero, venía súper despacio, con las luces apagadas y dos hombres arriba.

No tengo pruebas de que el patrullero era parte de eso, pero todo lo indica. Si yo no retrocedía en esa esquina tengo la sensación de que era el lugar de encuentro.

Ojalá sea fantasía mía, que fue casualidad y que fui una lerda que no les pidió ayuda.

Fue media cuadra, fueron dos minutos donde el miedo no me paralizó y pude ser totalmente fría, pensante y pude actuar, y a quien llame no dudo y me salvó.

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