Mientras sueña con un verano burbujeante junto a sus dos bandas, que desborde las fronteras del circuito local, la cantante Clara Tiani ensaya una obra con Lorena Mega y dice que las herramientas teatrales son fundamentales para plantarse en escena como música. “Todas las artes que puedas incorporar te nutrirán como artista. De otro modo, en vez de ampliarse el camino se te afinará”, reflexiona en exclusiva con el diario el frontwoman de Interior Profundo y TupáGruv, una mujer que se hace cargo de sí al confesar sin ambages que le “encanta” subirse a un escenario “y que me miren”.
Finaliza un año distinto, y curiosamente, cuando termina recién está empezando. Hablo de lo musical, de los conciertos en vivo. En tu caso, además, el fin de año ha venido con el pan de otra actividad artística, porque están ensayando una obra con Lorena Mega.
-Sí. Hace un par de meses comenzamos con Brujes, creo que se va a llamar así la obra. La escribió Lorena, ella misma la dirige y actuamos Dalmiro Zantleifer, Javier Krigier y yo. Suponemos que estrenaremos entrado el año. Originalmente pensábamos hacerlo en marzo, pero tuvimos un parate por cuestiones personales y no creo que lleguemos para esa fecha.
En cambio TupáGruv e Interior Profundo, las dos bandas de las que es la cantante, ya tocaron un par de veces en escenarios locales (con I.P. también en Baires, en una fecha en el centro cultural Vuela el Pez compartida con el bolivarense Maro, que vive y trabaja allá), y la rueda seguirá girando, si no la traba la Ómicron. El 8 de enero Tupátiene previsto presentarse en Artecon, compartiendo cartel con Lucas Giarola y su nueva banda. Con sus dos emprendimientos musicales Tiani y sus compas proyectan salir a girar este verano por el interior bonaerense, una escala en la que Olavarría, por ser tierra conocida de ambos grupos y particularmente de la vocalista, que vivió allí, fulgura en destacado.Por su pista, con el quinteto de funk negocian tocadas en la mencionada Olavarría, Daireaux y la más lejana y costera Necochea, para los primeros meses del 2022.
De públicos y curadurías
Pero no abandonarán Bolívar: “Creo que volver a fines de enero o ya a principios de febrero impondría una distancia prudencial” con respecto al concierto del 8 próximo con Tupá y el de fines de diciembre con Interior Profundo, trío de postpunk, punk y gotas de indie que cerró el 2021 el jueves pasado en Lo de Fede, calcula Tiani. “Quiero tocar acá, pero no agotar al público, como puede suceder si te presentás muy seguido”, admite la otrora frontwoman de Chimpancé, otro de los múltiples colectivos musicales que integró en los últimos años, en una aún breve pero fructífera trayectoria en la ciudad.
“El gran problema que identificamos es que, muerto al antro tras Cromañón, el público del rock se está reconfigurando, pero viene más de la raíz del público histórico. Hay que encontrar a esas personas, entonces cuando vas a tocar a un lugar que no conocés, que no sabés qué público tiene o siquiera si cuenta con uno, a veces armás toda una movida y no hay orejas disponibles”, describe. Por eso para salir de Bolívar Interior y Tupá propugnan el intercambio, esto es, compartir fecha con una banda local para asegurarse un público, y ofrecer lo propio a los visitantes. Siempre que se trate de propuestas “que hagan algo acorde a lo que nosotros hacemos”, y tomando en cuenta y como reaseguro que la gente que conoce a la banda del lugar “va a confiar en la ‘curaduría’ que realice a la hora de incluir a otros artistas”.
Ese compartir del hablás va a materializarse el 8 de enero en Artecon, cuando repartirán cartel con Lucas Giarola y teóricamente ambos se abrirán a otro público.
-Muchas ganas de esa fecha tengo, creo que un fechón va a ser.
Otra cosa que deberá definirse, y pronto, es si habrá Me Encanta Bolívar 2022 de modo presencial. Si la Ómicron no nos lleva puestes, va de suyo que las dos bandas que integra Tiani volverán a ser convocadas.
“El teatro te enseña a poner el cuerpo en escena como música”
¿Cómo compatibilizás ser cantante con ser actriz? Mi idea es que sos una cantante, una música, que también actúa, pero quizá estoy equivocado y sos tanto una cosa como la otra.
-Empecé haciendo teatro. En la Escuela de Estética, en Azul. Era chica, y en los niveles superiores había que elegir, priorizar algo, y me quedé con el taller de teatro. Lo hice hasta los 17, y también algo de visuales, demúsica y de literatura, pero estaba enfocada en el teatro. Hasta que terminé profesionalizándome como música. Concreté ahí, entonces hoy por hoy me siento una música, no una actriz. Actúo, que es otra cosa, pero no soy actriz. Yo no hice las residencias.
Como actriz, pasó por los talleres formativos de José María Alabart y cursó dos años del profesorado de Teatro que se dio en el CePEAC. De la mano del ‘Mono’ participó de la primera versión de La Casa de Bernarda Alba que dirigió el mencionado, en Artecon. “Entré con un papel chico, y terminé componiendo a la Poncia, un personaje troncal, hermoso. Fue un proceso de un año y medio, y con todo ese entrenamiento me la rebanco”, enfatiza.
Pero tendrías que restarle mucho tiempo a la música, quizá, y no te interesa.
-Yo aprovecho mucho. Cuando empecé con el ‘Mono’ ahí (en el taller y en Bernarda), y luego durante los dos años del profesorado, mi idea era que para toda la parte de la música en escena, sobre el escenario, suma un montonazo (aprehender herramientas teatrales). Cuando uno va a ver a una banda, vas a verla, decimos ‘voy a ver a una banda’. Entonces cuestiones relativas a la comodidad del cuerpo del artista juegan un papel vital. Es uno de los conflictos que surgen cuando uno se para sobre un escenario. Inclusive de lo que se trata también es de poder encontrarle el conflicto a la canción que estás cantando, o interpretando. Poder contar una historia, sobre todo si estoy haciendo una música propia, porque es mi palabra, en ese caso soy yo la narradora de mi propio texto. Desde esa perspectiva el teatro suma un montón. Yo recomiendo a toda la gente que hace música que pase por talleres de teatro, que por ahí pueden ser filo teatrales. Te enseña a poner el cuerpo en escena, y por supuesto la voz, como parte del cuerpo. (…) Si tenés herramientas para subirte al escenario, lo vas a disfrutar de otro modo. No es natural subirse ahí para ser mirado. Habemos algunos y algunas a los que nos gusta. A mí me encanta subirme a un escenario y que me miren, no tengo ningún pelo en la lengua para decirlo, la paso bien. Pero la paso bien cuando estoy conforme, segura. Si no, no.
Y el que recibe el show, en general también la pasa mejor si el músico posee esas herramientas teatrales a las que aludís.
-Eso decímelo vos porque no lo sé, no me he visto desde afuera (se ríe). (No se lo digo pero ella también es público de shows, no sólo cantante.) Pero sí, creo que sí. Ampliaría: no sólo la actuación, sino todas las artes que puedas incorporar te van a nutrir, en este caso como música. De otro modo, en vez de ampliarse el camino se te afinará.
Chino Castro
Las góndolas de la buena comida
“La actividad artística es lo primero que se da por innecesario. Espero que si vuelve todo para atrás, no decidan de la misma manera”, aseveró Clara Tiani, hablando de sus deseos 2022. “Cuando asumió, Fernández dijo que también había que vivir del alimento cultural. Bueno, que ponga ese alimento en las góndolas de los argentinos”, se despachó la cantante.
¿Qué querés para el año que viene?
-Uh, qué pregunta… Lo que quiero es que no se pudra todo. Estamos empezando, nuestra primera tocada fue el 20 de noviembre, y volvimos con los tapones de punta: de acá arriba no nos saca nadie. Pero sabemos cómo son las condiciones, cómo son las vacaciones y la ficción que a veces se arma, políticamente, porque no podés encerrar a todo el mundo en Navidad. Lo que quiero es que continúe esto. A estas vacaciones las estoy sintiendo rarísimas, porque son de dos años, no de uno.
En rigor, a fines de marzo de 2020 empezó un año que aún no termina.
-El bienio le decimos los docentes. Pero lo que deseo es que se reactive la escena cultural, porque hace mucha falta. En principio, a nosotros como laburantes, económica y materialmente. Nos costó levantar el músculo, como esos fisicoculturistas que están re grossos y de golpe se tiran a comer carbohidratos y a dormir. Hay que remontar todo eso que tenés, y cuesta un montón de trabajo. Ahora pudimos superar esa instancia y estamos en una etapa creativa con ambas bandas, con proyectos, con salidas, con tocadas muy buenas que generan ganas de viajar. Que no se nos corten las ganas ahora. Y que más gente se haga vegana, que consumamos de otra manera, eso deseo.
Todos deseos que tienen que ver con lo colectivo me mencionás.
-Sí, ¿y es que de qué manera va a ser? Desde lo personal yo estoy bien.
Si a un colectivo le pasa todo eso que deseás, a vos te va a ir bien.
-Me va a ir mejor, tal cual. Fíjate lo que pasó: viene un viento y mirá el quilombo que hace, así que desear cosas para mí (se ríe)… Yo creo que aunque reviente todo vamos a seguir con todo esto que está arrancando. Tengo esa sensación. Lo que pasa es que la actividad cultural, más que nada la artística, es lo primero que se da por innecesario. Espero que si vuelve todo para atrás, y Dios quiera que no pase, no decidan de la misma manera. Fue muy arbitrario. Todas las actividades productivas eran importantes, ¿y nosotros? Un sector manso, que generalmente es afín al oficialismo, a este gobierno digo, pero sentí eso: no te estamos haciendo quilombo por nada, pero estamos acá también, ¿cómo hacemos? Ojalá no vuelva a pasar. Cuando asumió Fernández, en su discurso dijo que también había que vivir del alimento cultural. Y siempre una bandera del kirchnerismo fue el patrimonio cultural. Bueno, que ponga ese alimento en las góndolas de los argentinos.
