Escribe: Alejandra Córdoba
Los habitantes del sur del partido de Carlos Casares tienen entre sus múltiples plegarias propias una extra: los caminos. Más cerca de Pehuajó, Bolívar y Nueve de Julio, que de la cabecera de su partido, llegar a las rutas 226 y 65 es tarea imposible. Cuando llueve porque los pasos se cortan y ahora en medio de esta histórica sequía porque no sólo padecen la intransitabilidad por la sucesión de pozos, cortadas, serruchos y todo lo que se le pueda imaginar, sino porque ven con desesperación todas las obras que se podrían haber hecho y no.
En cualquier caso, el mal es siempre el mismo: falta de mantenimiento por la negligencia de los de los Estados Municipales, sobre todo Carlos Casares y Bolívar, que olvidan que en ese sector del mapa vive gente, gente con necesidades, con urgencias, con derechos.
Cuando estrenábamos la democracia en la zona de Ordoqui un grupo de vecinos trabajaban arduamente por mejorar el estado general del pueblo y la situación de los caminos, lo recuerdo con claridad porque mis padres eran parte de esa Comisión de Fomento y Vial, sé que muchos otros lo recuerdan, y sé también que ya por entonces los reclamos eran los mismos.
Los que crecimos en el sur de Carlos Casares escuchamos desde siempre las historias de la Ruta 50. Al menos tres trazados por distintos lugares: un poco más acá o un poco más allá, cruzando por el parque de fulano o por el molino de mengano es lo que refieren quienes pasaron los 60 años. Lo oí decir mil veces y contarque, después de toda la parafernalia, la ruta no se hizo, nunca se hizo.
Con alegría, pero no con ingenuidad, hemos visto en los últimos tiempos cómo desde Carlos Casares se habla de la ruta 50, tanto que se hizo una reunión con productores que fueron invitados a ceder gratuitamente fracciones de sus campos para que pase por allí la arteria que terminará en la intersección de las rutas Provincial 65 y Nacional 205, ya en el Partido de Bolívar. Los productores bolivarenses no han sido informados al respecto y es, como poco, llamativo.
En las redes oficiales de la Municipalidad de Carlos Casares y de su intendente, Daniel Stadnik, se difunden cosas al respecto, aunque siempre sobre la misma base: un diseño geométrico que existe desde 1994 y en base al cual se haría el proyecto ejecutivo “cuando estén los permisos de paso de cada uno de los campos”. Esos mismos campos que “deberán ceder gratuitamente sus tierras”. Hay muchas preguntas que surgen porque el Estado dispone de partidas especiales cuando se necesita comprar y hasta expropiar tierras para obras. Expropiar no es mala palabra, la han vuelto algunos pillos, que es otra cuestión.
Ante ese panorama pasan varias cosas: alegría, es una vía necesaria y sumamente útil para el traslado de personas y producción; desconfianza: se prometió tantas veces y no se hizo, que muchos aseguranpor lo bajo, que volverá a pasar lo mismo. ¿Será una promesa de campaña que se incumplirá? ¿De quién será la culpa que no se hace? ¿De los que deciden las obras y las proyectan presupuestaria y técnicamente o de un puñadito de personas que ya se cansaron de ceder, escuchary no vieron pasar la ruta?
En las últimas horas desde la prensa oficial del Municipio de Carlos Casares se ha difundido un video del jefe comunal de Casares, Daniel Stadnik con autoridades de la Universidad de Buenos Aires en la Estancia San Claudio, que le pertenece y donde tiene sectores de Agronomía, por mencionar algunos.
El motivo de la reunión ha sido, siempre de acuerdo con la información oficial de la comuna casarense, “avanzar en el diálogo sobre la cesión gratuita de un sector del campo experimental de estudio”. Oportunidad en la que “analizaron los planos del proyecto de deseño geométrico para la futura construcción de la Ruta Provincial 50”. Muy bonito. Sobre todo, pintoresco ver a un grupo de gente pasarse de mano en mano un plano en papel blanco con la ruta marcada con rojo. Prolijito eso sí, pero un plano sin mucha cosa que llame la atención y en esto abunda mi ignorancia sobre el tema, pero la verdad me imaginé un plano distinto, no sé, será que casi nunca vi planos de rutas por construirse.
Todo muy pintoresco, muy bonito. ¿Pero qué pasa con el intendente Marcos Pisano, de Bolívar que no dice nada de esta obra?
Todo muy pintoresco, muy bonito y muy esperanzador en tiempos de campaña política. Oficialmente los productores bolivarenses no han sido notificados al respecto.
¡Qué bonito! ¡Qué pintoresco! Que llamativo que en el presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, para este ejercicio fiscal, no haya una línea sobre la Ruta 50 entre Casares y Bolívar. O que tampoco se haga mención en los Proyectos por Partido, del Presupuesto General Ejercicio 2023 de la Provincia, ni en los anteriores porque se vería en la proyección.
Ya no es tan bonito ni tan pintoresco y por si faltaba algo para dudar el señor gobernador de la provincia, licenciado Axel Kicillof ha visitado recientemente Bolívar y la semana pasada Carlos Casares: en ningún caso dijo nada al respecto de la Ruta 50 que uniría estos dos distritos. ¿Es raro no? ¿Cómo puede el gobernador olvidarse de tan importante obra? ¿Cómo pudo olvidarse acá en Bolívar y esta semana en Carlos Casares? Los gobernadores no se olvidan de esos anuncios como tampoco la gente se olvida de las mentiras.
Los habitantes de la esta zona de los partidos de Carlos Casares y de Bolívar necesitan caminos. Caminos. Caminos para asegurar el acceso a la salud, la educación, el trabajo, la producción. Desean que la ruta llegue, ¡claro! ¡Cómo no van a desear algo que es necesario y bueno! Todos lo deseamos.
Qué bonito sería, pero sobre todo justo y de buena gente no usar la campaña para anunciar obras anheladas cuando no hay sustento real para hacerlo. Se llama respeto. Por ahí, podemos hacer entre todos un planito y marcar con colorado cómo se hace para respetar, no sé si será útil, pero al menos nos vamos a entretener un rato.
