El intendente municipal Marcos Pisano está muy preocupado por el desenvolvimiento de la pandemia en el Partido de Bolívar. Una de las cuestiones que más le afligen es la ocupación que, por estas horas, está manteniendo la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Luis Capredoni ya que, sobre siete camas disponibles hay seis ocupadas por pacientes no COVID.

Por esta razón es que, en su espíritu, anida la necesidad de ser inflexible ante pedidos que le llegan recurrentemente, muchos de ellos tendientes a la habilitación de reuniones familiares o de amigos. Puntualmente, ante la proximidad de la celebración del Día del Amigo, Pisano ha sido literalmente “ametrallado” por solicitudes provenientes de diferentes sectores de la sociedad, que se alinean a la idea de alguna especie de autorización municipal. Sin embargo, y pese a tantas insistencias, el primer mandatario comunal no cederá a esos pedidos, aún comprendiendo que igualmente habrá gente que soslayará la prohibición e infringirá las disposiciones.

En su fuero más íntimo Pisano reconoce comprender a la gente que puja por reunirse. “Nadie más que a mí me gustaría poder ser permeable a esos pedidos”, se lo ha escuchado decir. Pero también es de los que cree que la situación que se está viviendo actualmente en Olavarría es, entre otros factores, un subproducto del Día del Padre, cuando en una gran cantidad de hogares se produjeron encuentros, comidas grupales y festejos.

Sabemos positivamente que al intendente local no lo asustan los contagios que puedan producirse como resultado de actividades productivas. A quien quiera oírlo le manifiesta que, si debemos aceptar que alguien se contagió de COVID por desempeñarse en una actividad esencial o por mantener en marcha cuestiones productivas, deberemos aceptarlo. Pero está firmemente convencido de que hay que tratar de evitar aquellas cuestiones que pueden evitarse.

“Acepto que ocupemos camas por alguien que se accidentó en su trabajo; pero de ninguna manera puedo aceptar heridos por una picada de motos”, manifestó hoy en los pasillos del hospital, mientras visitaba a su padre, internado por una cuestión coronaria.

La capacidad instalada del hospital local está por estas horas en el centro de sus aflicciones y, más allá de los equipamientos disponibles (que son escasos) también es un problema a resolver el recurso humano. No son tantos los médicos entrenados, tampoco los enfermeros y paramédicos que, en caso de producirse contagios a niveles importantes, serán los primeros en incluirse en los grupos de riesgo y, por lo tanto, necesitarán de reemplazos suficientes.

Quedó dicho. No es dable hacerse demasiadas ilusiones. El Día del Amigo no podrá celebrarse en Bolívar como la mayoría desearía hacerlo. No habrá habilitación para reuniones de ninguna índole y habrá que entender la razonabilidad de tal determinación. VAC