El sábado nos levantamos con la noticia que falleció Luis Eduardo Aute, todo un artista integral. La primera disciplina artística que abrazó fue la pintura y fue la única que no interrumpió a lo largo de su carrera, lo corroboraba el hecho de que no tenía en su casa un estudio de grabación y sí uno de pintura. Y quizás ese afán de corregir constantemente o de no estar conforme nunca con sus canciones provenía de su pasión por la pintura, aunque el cine no le iba en zaga. “El cine es un compendio de todos los artes, se alimenta de la fotografía, la música, de la poesía, del teatro. Todas las artes en una sola vía”, explicaba entusiasmado.

Pero con Luis Eduardo Aute nunca se podá estar seguro porque la inspiración le brotaba siempre de improviso. Por ejemplo, en 2010 salió

“Intemperie”, que marcaba el retorno de este cantautor, que a lo largo de sus carrera nos ha conmovido con sus canciones: unas personales, acerca del amor, el desamor, los sentimientos intransferibles, el paso del tiempo; las otras, testimoniando la época, denunciando los desmanes, augurando el futuro. “Intemperie” no es la excepción porque Luis Eduardo Aute afirmaba que era inevitable que las canciones estuvieran ‘tocadas’ por los tiempos que estábamos viviendo y padeciendo: “Vivimos a la intemperie porque hemos liquidado todos los referentes y ahora no hay dónde agarrarse, con el agravante respecto a otros momentos históricos de que hoy nadie tiene ni puñetera idea de por dónde va a tirar esto.”