Emulando al ex concejal radical Sergio Croce, cuando se refirió a las modificaciones previas al Centro Cívico: “No arrancaron dos plantas, arrancaron dos hileras de plantas”, podemos decir que el viento de días atrás no arrancó unos postes de teléfono, hay que agradecer que no los arrancó todos.
No es la primera vez que ante un ventarrón estos postes llenos de cables se vienen abajo, quedan sostenidos sobre las propiedades a la espera de que desde alguna ciudad vecina vengan a solucionar el problema (hace años que Telefónica no tiene local en Bolívar).
Una buena cantidad de postes se vino abajo, muchos; pero parece que el problema no tendrá solución porque a las pocas horas ya se vio a un camión y a una grúa que trajeron para reemplazar a estos palos “a otros palos”, es decir, se patea la pelota para adelante en vez de buscar algo definitivo con postes de cemento.
Afortunadamente estos postes no han causado daño en personas cada vez que se vinieron abajo; pero no hay que esperar que eso suceda para pensar en reemplazarlos por unos a los que le opongan mayor resitencia al viento.
Angel Pesce
