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viernes, 19 de abril de 2024
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Lorena canta el tango con voz de reencuentro

Tras veinte años, Lorena Palacio volvió a los escenarios en Poesías y Canciones, espectáculo de Vamos de Nuevo que le regaló un reencuentro con el público y el tango, su “mayor pasión”, “el lugarcito que más amo de la música”.

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Volviste a cantar públicamente después de unos cuantos años, y para muchos significó un reencuentro, porque es evidente que hay gente que esperaba tu regreso. Supongo que de tu lado fue igual.

– Ay sí… Una no deja de cantar, porque la música es su vida, y no abandona lo que le gusta. Pero no le pude dedicar tiempo ni tampoco estaba en la misma sintonía, la vida continúa y nos pasan cosas, que en mi caso generaron que fuera dejando de lado el canto en lo que hace a presentaciones públicas.

Lorena Palacio irrumpió en el entonces menos dinámico circuito musical local a fines de los años noventa. Enseguida se reveló como una cantante afinada y potente a la vez, intensa y dulce en la línea ‘muñeca brava’, que se inclinaba hacia el rock nacional cancionero y con compromiso en lo letrístico, pincelado de latinoamericanismos y de esos aires otoñales típicamente rosarinos. Con el pianista Juan Manuel Fagnano Mimb conformaron una dupla que muchos aún recuerdan. Edificaron su nido en los atardeceres de domingo en La Vizcaína, durante un período que no fue largo pero sí rico. (En sociedad con Fagnano también condujo algún programa de radio sobre música.)

Por eso años, Lorena era también la voz de las tardes en la FM de Roberto Daniel Ledesma, antes del auge de las redes sociales y las nuevas plataformas tecnológicas que empujan a la radio tradicional hacia la esquina del romanticismo. Después, se constituyó en una de las voces oficiales del desembarco del peronismo en una típica ciudad de la pampa bonaerense donde el movimiento fundado por Juan Perón nunca tuvo suficiente rating, primero con ‘Bali’ y ahora con Pisano.

Sin embargo, aunque haya hecho muchas cosas y dejado los escenarios hace rato, para muchos vecinos de su ciudad Lorena sigue siendo una cantante. Y hace dos años, cuando se sumó al grupo teatral Vamos de Nuevo y Carlos Teijón comenzó a pergeñar lo que terminaría siendo Poesías y Canciones, algo en su interior se activó, como una gota que cae justo donde moja. “Me gustó la idea, mi hijo (Tomás) ya está más grande y ahora sí lo podía hacer”, puntualizó en diálogo telefónico con este diario.

El camino indudablemente fue abonado con su regreso el año pasado al Coro Polifónico, una pertenencia que la intérprete “adora”.

“Me encontré ahora con mucha gente que allá por el 2000 iba a vernos a los cantobares de La Vizcaína”, recordó. Luego de esa etapa, siguió cantando esporádicamente en algún evento solidario. Hasta este retorno en Poesías y Canciones, espectáculo que comparte con Verónica Badoza, Julieta Martínez y Camila Teijón, que realizó varias funciones en la biblioteca Alcira Cabrera, donde tiene sede Vamos de Nuevo, y ahora atraviesa un impasse impuesto por las nuevas restricciones contra la pandemia. “Ha sido muy placentero este recorrido, una experiencia fabulosa, porque ha implicado el encuentro con gente con la que compartís el gusto por la poesía y por la música. Muchas veces, el arte es sanador”.

Poesía y Canciones se llevó a cabo en el contexto extraordinario en el que nos toca estar envueltos a los pueblos de hoy, y eso seguramente impregnó el espectáculo…

– Sí. Creo que la pandemia nos pone a prueba a todos, todos los días. Yo soy nostálgica, y el hecho de volver a cantar y a expresar sentimientos que te atraviesan ha resultado feliz. Y también conmovedor, por poder compartirlo con las chicas, a las que quiero mucho, con Carlos (Teijón) y con Hernán (Creado), que está en el sonido. Estos tiempos nos hacen repensar muchas cosas. En mi caso, la música es sanadora; la música, los libros. Y ponerme a cantar tangos después de tanto tiempo implicó recordar muchos momentos, en el sentido en el que lo plantea el latín: recordar significa volver a pasar por el corazón.

El tango siempre te atrapa

Podemos decir que la canción, tu canción, no es la misma, pero sí similar a la de ayer.

– Claro, por supuesto que sí. Yo empecé cantando rock nacional e incursioné en otros géneros, hasta que desembarqué definitivamente en el tango, ese género que siempre te espera. Tengo un vínculo muy especial con él: mi abuela paterna amaba el tango, le encantaba bailar en las milongas, y hoy pensaba en ella: recuerdo que de chiquita siempre me hacía escuchar una canción de Agustín Magaldi, lo amaba. Yo de chica no le prestaba atención al tango, pero de grande pasó a ser mi mayor pasión. Es el lugarcito que más amo de la música, me genera muchas emociones y sobre todo, la sensación de encontrar cosas muy viscerales que sólo se encuentran ahí. El tango tiene algo único, y gente como Goyeneche, Gardel, Amelita Baltar, Piazzolla, Ferrer y tantísimos más han hecho de él algo maravilloso. Cuando entrás al tango, ya no podés salir más. Yo siento que es mi lugar. Me gusta muchísimo la ‘Gata’ Varela. Creo que llegué al género por ella, y por el ‘Polaco’. Se escuchaban mucho en mi casa.

¿La Lorena cantante va a continuar, más allá de Poesías y Canciones, o pasarán otros veinte años sin que podamos verte en los escenarios?

– (Se ríe). No tengo idea… Soy vergonzosa, me cuesta, pero amo la música y cantar, ojalá podamos hacer más cosas. Con el grupo de teatro estamos pensando en armar algo nuevo, ojalá se dé y me pueda sumar a proyectos que impliquen un crecimiento personal, porque para mí todo tiene que pasar por ahí. Veremos. Uno tiene su trabajo y sus responsabilidades, y a menudo no te queda tiempo para disfrutar de otras cosas que también te gustan. Veremos qué me depara el destino.

Chino Castro

Eduardo, el sinónimo de generosidad

Fue, junto a colegas y durante el reciente Me EnCanta Bolívar virtual, declarado Personalidad destacada de la cultura lugareña, y aún continúa cosechando felicitaciones y abrazos (virtuales, je). A ese tren también se subió Lorena Palacio, quien durante su charla con el diario (ver nota principal) dejó sentidas palabras de afecto y agradecimiento para Eduardo Real.

“Cuando comenzamos, no había dónde grabar, y Eduardo Real generosamente prestaba el garaje de su casa a todos los músicos de Bolívar, y nos grabó a muchos. Siempre nos abría la puerta a un montón de cantantes novísimos que nacíamos allá por el ’98; mi mamá ha de guardar algunas grabaciones de esa etapa”, recordó la intérprete.

En la casa en cuestión hoy opera el estudio El Trébol Rojo, de Paolo Felice, donde graban sus discos los músicos de la ciudad. Queda en Mitre 123, el mítico bunker desde mediados de los ochenta de Eduardo y todas sus bandas, y de los proyectos musicales en general made in Bolívar.

“Es más que merecido el reconocimiento de Personalidad destacada. Además, esa sala era también el lugar donde nos vinculábamos con el ambiente. Ahí por ejemplo yo conocí a ‘Fratacho’ (Francisco José Di Francisco), a quien admiro mucho, que siempre iba a tocar la batería a ese garaje, en la casa donde también estaba la madre de Eduardo (Raquel). Él ha sido alguien muy generoso con quienes cantamos y hacemos música, por eso el reconocimiento que recibió me emocionó mucho, y se lo tiene más que merecido. Siempre le estaré agradecida”, completó Lorena.

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