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Livianos como el aire

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Los primeros acordes están marcados por cuerdas accionadas por teclados. Los palillos de la batería marcan un ritmo cansino y melancólico, un vibráfono, sumado a las cuerdas y teclados conducen la melodía hasta que el vocalista comienza a cantar. La letra, en inglés, es simple, hasta naif: “Soy un amante de secundaria – dice – y tu eres mi sabor favorito / el amor es todo / todo para mi alma / eres mi amor de recreo…”.
Lo importante no es la letra (ni la voz), en este caso son un instrumento más en el tema, sino una frase, ‘Playground Love’, que nunca estuvo mejor puesta en una canción. Repitiendo la audición puede que hasta nos convenza que sí, que realmente hace sentir bien, que resulta un bálsamo para las heridas. “Anytime, Anywhere / You’re My Playground Love” concluye el cantante y el tema va cerrando de la misma manera que comenzó, delicadamente, como un exhalación.
La canción se titula, obviamente, ‘Playground Love’. El cantante es Gordon Tracks, también conocido como Thomas Mars, líder de Phoenix, agrupación francesa que nació finalizada la década del 90. Pero Tracks, o Mars, está en calidad de invitado, los autores e intérpretes son Air, un dúo compuesto por Jean Benoît Dunckel y Nicolas Godin.

De safari
Air inicio su camino en Orange, una agrupación que estaba comandada por Alex Gopher, importante músico francés de la movida indie de los 90. Por esos días, la música ocupaba la mitad de los tiempos de estos dos franceses nacidos en Versailles: Godin estudiaba arquitectura y Dunkel enseñaba física y matemáticas. Ya como Air, un amigo, representante del sello Source Records los invitó a participar en un compilado para el sello. Incluyeron ‘Casanova 70’, ‘Le soleil est pres du moi’ y otras composiciones que los hizo consolidarse en la escena electrónica francesa. Estos temas se editarían tiempo después bajo el título de “Premier Symptomes” (1997).
Air no era un típico grupo electrónico. Usaban equipos de los 70 como el vocoder (dispositivo para deformar la voz), pianos eléctricos tipo Fender Rhodes y el sintetizadores Moog; pero también ejecutaban instrumentos convencionales de viento y utilizaban, en un tono medido; samplers, programaciones y otros artefactos que se utilizan habitualmente en la música electrónica.
Su primer disco, “Moon Safari” (1998) sorprendió a propios y extraños. ¿Quiénes eran esos francesitos que hacían esa música tan bella como delicada? Air había logrado una combinación irresistible: un poco de retro, algo de trip-hop, aire a bandas de sonido de los 60, un toque de jazz, algo de canción francesa, música clásica (Debussy, Rachmaninoff), interesantes voces invitadas y buenas composiciones conformaban un cóctel irresistible para los oídos inquietos. Desde el primer tema, dejaban en claro su propuesta, ‘La femme d’argent’ es un instrumental climático, ideal para disfrutar aún en los momentos más tranquilos (parafraseando a los Supertramp). Grabado en los célebres estudios Abbey Road de Londres, el disco incluía la voz invitada de Beth Hirsch, cantante y actriz norteamericana que se luce en dos temas: ‘All I Need’ y ‘You Make It Easy’.
Si bien se nota que el dúo francés tenía muy digerido a Pink Floyd, Vangelis y Tangerine Dream, hay mucho de su propia cosecha como para considerarlos plagiarios. No todo el disco era un remanso, hay dos temas que se transformaron en hits y que luego serían remixados por varios productores y djs: ‘Sexy Boy’ y ‘Kelly Watch the Stars’.

Desmarcándose
Inquietos por naturaleza, los Air le escaparon a la fórmula de su álbum inicial. Realizaron la banda de sonido del film de Sophia Coppola, “The Virgin Suicides” (2000) y para el síndrome del segundo álbum, se largaron con algo muy diferente: “10.000 Hz Legend” (2001), que contenía ‘Radio #1’, que sonaba diferente a su álbum debut y cuya letra despotricaba contra Britney Spears y el pop basura.
De todas maneras, ‘How Does It Make Yoy Feel?’, (una suerte de continuación de ‘You Make It Easy’), ‘Don´t Be Light’ (con aires sinfónicos), ‘The vagabond’ (con la participación de Beck, considerado un Bob Dylan de su generación por los Air) y el instrumental ‘Radian’ superan tranquilamente la media del grupo. “Cuando hacés un disco, tiene que ser diferente – explicaría Godin – Si 10000 Hz Legend hubiera sido igual a Moon Safari, no nos hubieran dejado sacar un tercer álbum. No habría Talkie Walkie.” Parece que “10.000 Hz Legend” añejó en buenos cubos de roble porque ha resistido el paso del tiempo y hoy se deja escuchar plácidamente.
“Talkie Walkie” (2004), producido por Nigel Godrich, posee importantes innovaciones con respecto a sus anteriores discos, prescindieron de los dispositivos electrónicos que usaban para alterar y adornar las voces y, lo más importante, descubrieron que ya no era novedad incluir cantantes invitados “Cuando nos centramos en “Talkie Walkie” estábamos al principio de un proceso de depuración de nuestras vidas – explicó Godin – Fue una buena sensación. Vimos luz al final del túnel aunque todavía estábamos a mitad de trayecto. Queríamos huir de las letras globales y expresar algo personal sobre nuestras circunstancias y experiencias. “10.000 Hz Legend” fue una tortura. Nuestras vidas privadas eran un absoluto caos y nos salió un disco muy enrevesado.”
En el fondo lo que salva a “Talke Walkie” (o a cualquier disco, en realidad), son las canciones). ‘Venus’, ‘Cherry Blossom Girl’ y ‘Run’, los tres primeros temas del álbum, nos demuestran que Dunckel-Godin saben componer buenos motivos musicales. Eso sí, no busquen aquí adrenalina, ni exabruptos, no los van a encontrar. ‘Alone in Kyoto’, con aires japoneses, que se escucha en el film ‘Lost In Translation’, el segundo filme de Sofia Coppola), cierra el tercer disco de Air.

Sinfonía de bolsillo
Se sucedió un impasse en el cual Jean Benoît Dunckel grabó en plan solista “Darkel” (2006), un álbum heterogéneo con una parte del material vinculado a Air, y la otra al pop más directo.
Dunckel y Godin volvieron a juntarse para grabar “Pocket Symphony” (2007), obra minimalista que alterna temas cantados con viñetas instrumentales que se constituyen en los momentos más logrados del álbum. Entre las canciones con letra descollan ‘Hell of A Party’, con Jarvis Cocker (ex Pulp) cantando y aportando una letra suya que habla de una resaca luego de una noche de juerga. ‘Once Upon A Time’, de una obstinada belleza, es una canción que los Air escribieron para el film ‘María Antonieta’ de Sophia Coppola (quedó afuera a último momento). El tema habla de la posibilidad de detener al paso del tiempo y volver a la infancia. Esta sinfonía de bolsillo no es lo más logrado de Air pero está a la altura del promedio del grupo.
Air nunca logró la solvencia de “Moon Safari”, pero lo siguen intentando y en varias direcciones: colaboran asiduamente con Charlotte Gainsbourg, hija de Serge Gainsbourg, ícono de la canción francesa; presentaron el compilado “Late Night Tales” (2006), para el sello Azuli Records, que propone a diferentes bandas armar y mezclar su repertorio preferido bajo un personal hilo climático, (pasaron por esta colección Jamiroquai, Groove Armada y Zero 7 entre otros); grabaron un disco inclasificable con Alessandro Baricco, autor de la obra de teatro ‘Novecento’, de la cual Bertolucci se inspiró para filmar la película; lanzan “AIRities” (2007), compilado de lados B y rarezas en cuatro volúmenes.
Lo último de Air es “Le voyage dans la lune” (2012) inspirado en el film que realizó George Mélies en 1902. Un álbum en su mayoría instrumental, con par de pistas cantadas, como ‘Seven Stars’ con Victoria Legrand, de la banda Beach House, que no alcanzan para despabilar a los oyentes.

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