Varias decenas de miles de argentinos/as se nuclearon el jueves pasado en Plaza de Mayo, para celebrar los veinte años de la asunción de Kirchner Presidente y un nuevo 25 de Mayo, en el marco de una mancomunión de varias horas que tuvo a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, como principal oradora y vértice mayor de un palco que arrojó múltiples significados políticos en horas de definiciones de tinte electoral.

Concurrieron algunos bolivarenses a la Plaza, entre ellos Mariana Coviella, Adriana Macchia, Martín Berretereeix y Mónica Ochoa, todos miembros de Kolina, una de las corrientes internas peronistas que se referencian en Néstor y Cristina (Ochoa es además concejal por el oficialismo local).

En ese contexto, y bajo una lluvia incesante que empapaba a los emocionados manifestantes, el grupo de bolivarenses recibió un inesperado regalo: fue cuando el diputado nacional Leopoldo Moreau, a quien encontraron dando vueltas por allí como uno más, tuvo cálidas palabras hacia Jorge Hugo Ravassi, no bien supo que quienes se acercaban a saludarlo y charlar unos minutos con él eran bolivarenses: “¡Bolívar, Ravassi!”, enfatizó el encumbrado dirigente, un alfonsinista devenido kirchnerista en los últimos años, lo mismo que el querido médico lugareño.

Moreau conocía a Jorge Hugo Ravassi y a su padre, el ex intendente Francisco, ‘Pancho’, como se lo motejaba aquí. Con Jorge charló en varias ocasiones durante la campaña de Raúl Alfonsín rumbo a la presidencia, incluso alguna noche durmió en su casa en Bolívar. Coincidían en su pasión y su ideario, lo que volvería ocurrir, a la vuelta de los años y de la política, treinta años después. De eso habló con el grupo de bolivarenses, con el que Ravassi se había vinculado en sus últimos años como un militante más (incluso llegó a ser precandidato a concejal en alguna interna).

El rosarino recordaba con cariño y respeto a quien fuera concejal, director municipal de Salud y director de nuestro hospital, además de un entrañable pediatra; eso le hizo saber al grupo bolivarense en una Plaza de Mayo henchida de emoción, con una dosis extra para convecinos/as que regresaron a casa con una mezcla de felicidad por lo compartido con alguien de esa envergadura, y melancolía, ya que Ravassi se fue temprano, cuando aún tenía mucho para dar.

Jorge Hugo Ravassi adhirió al kirchnerismo en los últimos años de su vida. Hastiado del papel de la UCR en su alianza con el PRO, y con la pasión, la sinceridad, la honestidad, la apertura y la vocación por estudiar con la que hizo todo lo que hizo, que fue bastante. Cualidades no muy frecuentes, que él llevaba con naturalidad y sencillez. Convencido, también, y en línea con millones de argentinos, de que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner fueron lo mejor que le pasó al país en varias décadas, desde la mirada inclusiva e igualitaria que todo hombre de bien debería poseer. Su fuerte decisión le valió algunas inesperadas y dolorosas enemistades, le granjeó una pléyade de nuevos amigos pero esencialmente

le conservó el respeto de los vecinos de su querida Bolívar (para no hablar del cariño de su familia, que siempre fue su fuente de alimento y energía), coterráneos suyos durante más de sesenta años (con un breve interruptus cuando emigró para formarse como médico), muchos de ellos vinculados a él en su rol de pediatra. Es que todos y todas siempre supieron que hacer las cosas por interés personal o sectorial en detrimento del conjunto, buscando algún rédito para sí o los suyos, no estaba entre sus múltiples capacidades. Aún en el error, algo de lo que nadie está exento. Como él decía, y seguramente también Moreau, cruzó de vereda política, y no sin dolor, siguiendo a sus ideas de toda la vida, más allá de los nombres propios. Otra actitud saludable que tampoco suele ser frecuente.

Chino Castro