Por: Mariela Nazar (*)

Setenta años cumple La Mañana

No es cualquier tiempo este tiempo que le toca transitar, a horcajadas de dos siglos. Es que las postrimerías del XX y lo que llevamos de este encabritado XXI cargaron y cargan sus alforjas con cambios tan fulgurantes que, por momentos, nos dejan encandilados, casi enceguecidos. Hermano La Mañana, La Opinión te saluda.

¿Cambios? Sí, claro, mudanzas que nos aguiijonean e interpelan, pero que sin dudas siempre nos dan una historia para contar. Y allí vamos, marchosos, a tratar de asir las palabras antes que se las lleve el viento, reinterpretarlas e intentar desentrañar lo que dijo pero no dirá, lo que quizás sea pero no será, lo que se debe, lo que se puede, lo valioso, lo verdadero.

Setenta años cumple La Mañana

Buscamos expresarnos con un estilo claro y ordenado, caracterizado por su simplicidad, sin meternos con interminables razonamientos sobre el sentido de la vida. Intentamos acabar con la dudosa veracidad a la que lleva la lógica pura. Dos más dos no siempre es cuatro. Nos sometemos permanentemente a un dualismo sustancial entre el pensamiento y lo prosaico. Entre la autonomía de la moralidad frente al mundo objetivo. Dos mundos, el mismo mundo.

El imperativo hipotético “deberás”, nos complica pues lidiamos también con la prudencia. Hermano de madrugadas, La Opinión te saluda con respeto. Si éste, el diario de la gente, pudiese hablar, seguramente tendría mucho que decir… “Nací allá por el 53, sin saber que empezaría a caminar, aún jovencito, tiempos en los que el país comenzaba a crujir fuerte como un siglo atrás crujiera Bolívar con los malones… Hoy cumplo los 70, si tuviera puños los tendría llenos de experiencia, de satisfacción por lo hecho y de ganas de hacer mucho más… Al revés de otras realidades cuando chico era más largo y más ancho que ahora. Hoy que soy grande ocupo menos lugar en la mesa de la cocina… Pero ¿saben? sábana o tabloide, como dicen los editores, mi corazón de diario sigue siendo el mismo: enorme, abierto, siempre dispuesto a acariciar o fustigar cuando fuere necesario…”

“Tantas cosas han pasado por mis páginas: Puedo decir, y no hay quien lo pueda desmentir, que en mis páginas nacieron, festejaron los 15, se casaron y se murieron muchos bolivarenses. Y les conté a todo el que quisiera saber lo que pasaba a la madrugada y los domingos a la mañana temprano cuando el sueño es el rey. Narré cosas hermosas y de las otras. Vi estirarse las calles asfaltadas, las peleas de los políticos. Escuché el tañir de las campanas y el mugido de las vacas encerradas cuando era el momento de las grandes ferias.” Hermano de amanecidas, La Opinión te saluda con orgullo y respeto.

“Siete décadas viéndote crecer, Bolívar. Seguro que muchos querrían preguntarme si le tengo miedo a las páginas web, a las redes, las plataformas y todas esas modernidades… para nada. Mi corazón que nació de tinta y papel es bien fortachón y tiene lugar para todos. Lo sostiene el amor de los que me sacan a pasear cotidianamente por las calles o las pantallas.”

Setenta años cumple La Mañana

El mundo que intentamos descifrar es complejo pero igual seguiremos en el intento. Y en el camino seguimos saludando a la Felicidad Incompleta, al Dolor Enojoso, al Agradecimiento, a la Cruda Verdad, a la Vida. Los hechos nos atraviesan y sin pedir permiso se nos meten bajo la piel. Y nos hacen lo que somos. Somos periodistas. …. Hermano La Mañana…¡Feliz aniversario!

(*) Directora de diario La Opinión de Trenque Lauquen