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jueves, 18 de abril de 2024
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La Parroquia tiene “cura” y viene de la mano de la Fundación Cultural Patrimonio y de Francisco Ezcurra

Técnicos encargados de la reparación, estuvieron en la Iglesia la semana pasada.

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El padre Mauricio Scoltore no sólo es inquieto en la misa, en las ceremonias de bautismo, de comuniones o confirmaciones, también lo es a la hora de gestionar. En este caso la gestión del cura tiene poco que ver con su preparación religiosa, ya que se trata de intentar que alguien consiga los fondos para la reparación de la Parroquia San Carlos, bastante deteriorada en su interior a la vista de los feligreses.

Noches atrás, en un restaurante de la ciudad que va volviendo a su vida normal como lo era antes de la pandemia, el sacerdote invitó a cenar a dos arquitectos y allí convocó a LA MAÑANA para hablar de este tema tan importante no sólo para los católicos de la ciudad, activos o pasivos, sino de toda la comunidad.

¿Cómo contactó a esta gente?
– Vengo con esto desde hace cinco años, se hizo un primer intento, quedó medio inconcluso. Siempre la idea era buscar a alguien que conociera de arquitectura patrimonial para armar el proyecto.

Estuvo visitando la ciudad ya hace varios meses el ministro Katopodis (Obras Públicas de Nación), mostró su disponibilidad para que el Estado nacional pudiera asumir la obra, y ahí le insistí en buscar a alguien que conociera de arquitectura patrimonial. No apareció nadie, el Estado no tiene gente para hacer proyectos integrales, entonces me puse a buscar Googleando encontré una iglesia que se estaba restaurando a la vez que nosotros realizábamos aquella primera etapa acá, que es la Iglesia de San Francisco, en el casco histórico de Buenos Aires. Y ahí aparece la Fundación Cultural Patrimonio con un espacio para mandar un mensaje, escribí un mail una medianoche y a día siguiente me llaman por teléfono diciendo que era el arquitecto Gustavo García, presidente de la Fundación, y me dijo que había dado con la persona indicada.

Acordamos en encontrarnos en Buenos Aires justo esa semana que yo viajaba, le conté más o menos cuáles eran los avances y los retrocesos, quedó en que iba a organizar una primera visita para poder armar un equipo técnico que armara el proyecto porque lleva tiempo y es costoso. Hace unos días atrás me dijo que venía acompañado por el arquitecto Francisco Ezcurra, que tiene conocimiento patrimonial por haber trabajado en algunas obras importantes, lo googlé y me sorprendí por las obras en las que había participado: Teatro Colón, Correo Central, la Estación de Retiro, la facha de la Casa Rosada, entre otras, y ahí empecé a pensar si no era muy poco lo nuestro como para que venga un personaje así; pero alguien me dijo que los negocios grandes se hacen con gente grande. Finalmente vinieron, estuvimos recorriendo un poco, me sorprendió el amigo Francisco con sus primaverales 82 años subió una escalerita que es de temer, ellos miraron vieron y podrá decir qué es lo que se llevan como respuesta (Scoltore).

Gustavo, ¿cómo cae ese mail y por qué la respuesta tan rápido?
– En prinicipio somos muy cuidadosos y muy respetuosos de quien da ese primer paso solicitando ayuda. En la fundación somos básicamente entusiastas, se fundó en 2009 para restauración de bienes patrimoniales a nivel nacional y el rescate de monumentos históricos, por eso le dije al padre que había dado con la persona indicada, porque me gusta enseguida romper el hielo y tratar como ahora nos estamos tratando con total confianza.

Organizarnos de reunirnos en Buenos Aires y allí ya planteé qué era lo que necesitábamos, un plan integral que cumpliera con todos los requisitos de lo que se quiere restaurar, con un diagnóstico muy preciso y un protocolo de intervención, que eso termina en un pliego de licitación y un cómputo y presupuesto. Eso es lo que le entregamos al Estado y a partir de ahí puede llamar a licitación.

No se me ocurrió otra persona que no fuera Francisco Ezcurra, con quien venimos trabajando hace rato, para esta patriada. No sólo me sorprendió por el entusiasmo que le puso, que siempre se lo pone, sino que me agradecía que lo tuviese en cuenta, es la humildad que lo caracteriza; enseguida se enganchó en este proyecto y arreglamos para viajar pese a que ambos tenemos múltiples actividades y agendas muy complicadas, él todavía más que yo; pero enseguida se puso a disposición y aquí estamos con uno de los personajes del restauro en la Argentina más representativos. Queremos llevar adelante este proyecto e impulsarlo junto con Mauricio. Lo que hacemos en la Fundación es gestionar no sólo proyectos sino también los fondos para llevarlos adelante (García).

Francisco, ¿con qué iglesia se encontró?
– La iglesia no está tan deteriorada; aunque las humedades la hacen ver tremendamente manchada y descascarada. Es una iglesia en vías de desarrollo, es evidente que el problema principal son las humedades ascendentes del terreno y las filtraciones de lluvia de arriba; los desagües pluviales no están en condiciones, no son suficientes; ha sufrido alguna modificación sobre el techo de tejas, posterior al proyecto original, y no está del todo bien solucionado; pero es una iglesia entera

Es muy común encontrarse en Buenos Aires con problemas complejos y graves, con iglesias viejas. San Ignacio de Loyoa con sus fisuras terribles y sus giros de torres, te ofrecen un panorama que hasta que no lo analizás muy científicamente, no podés dar un diagnóstico. Esta iglesia en cambio tiene un diagnóstico muy claro y muy fácil. Lo que es fundamental es tener en claro que cualquier restauración requiere un proyecto previo, para no desperdiciar dinero. Un proyecto con un cómputo y un presupuesto te coloca en una situación de ventaja al momento de ir a reclamar la cifra (Ezcurra).

¿Se empieza por arriba, por abajo o se interviene a la vez?
– Se interviene a la vez. Se empieza por dejar el agua afuera y luego por arreglar los desperfectos que produjo, en este caso se empieza por los cimientos. Hay que montar los equipos de inversión osmótica, que hacen que no ascienda la humedad de cimiento, porque entre que se instala el equipo y se secan las paredes, pasa un año, siempre conviene despegarlo, es un costo que no se proyecta; pero el aparato existe, hay sólo tres proveedores en el país y es cuestión de instalarlo. Cada medio que se junte tendría que ir apuntado a esto, eso es lo bueno de un proyecto (Ezcurra).

¿La humedad es por el paso del tiempo o por los materiales con los que se construyó en su momento?
– Las dos cosas, antes no se le daba mucha importancia a la humedad. Con Gustavo he coincidido en muchas obras, yo básicamente soy un técnico, no sirvo para armar y seguir los proyectos, saber a qué autoridades tocar y demás, me gusta hacer las cosas, entonces nos complementamos bastante bien. Este es un caso en el que se ven efectos muy graves pero a patologías muy definidas. Hay tres o cuatro patologías básicas y se soluciona todo con eso, no se ha movido el piso, no se han movido mosaicos, no han descendido los cimientos, no se han fisurado las paredes (Ezcurra).

– Muchos daños fueron provocados por el hombre en intervenciones anteriores (García).

– Pero en este caso mucho menos de lo habitual, porque no ha sido pintado, problema gravísimo de los monumentos. Cuando pintás alterás la ventilación y el intercambio de vapores del interior que tiene 80 ó 90 años de funcionar así y provocásproblemas a veces muy graves (Ezcurra).

¿De qué tiempo de obra hablamos si aparece el dinero mañana?
– (Piensan) Un año, y el proyecto se arma en tres meses (Ezcurra).

– Llegamos bien, yo tengo nombramiento hasta febrero de 2023 (Scoltore).

– Y digo tres meses porque en este caso no hay planos, de modo que por lo menos la fachada hay que hacerla vía el sistema de fotografías computadas. Otro de los puntos caros es mandar sondas con cámara fotográficas por los sistemas fluviales para saber dónde se interrumpen, por qué se inundan. El techo ofrece varias alternativas que se pueden analizar económicamente, ¿el techo de tejas es más económico sacarlo y volver al sistema original? Probablemente. Porque restaurar todo ese techo de tejas y luego seguirlo arreglando cada vez que se mueven las tejas, probablemente sea un costo mayor (Ezcurra).

Incluso el techo de tejas no se percibe desde el frente de la iglesia…
– No lo sé, es un análisis a hacer (Ezcurra).

¿Cómo se hace con el tema de la inflación para los presupuestos?
– Se hace al día y se estima (Ezcurra).

Un año y medio si aparece la plata y tenemos una iglesia restaurada a nuevo…
– En realidad serían dos licitaciones, una del proyecto, que es una licitación muy chica, y con eso saldría a cazar los fondos. No hay muchos proyectos que tengan los pliegos hechos, cuando uno los tiene, te colocás en la fila (Ezcurra).

¿Se encontró con lo que esperaba o imaginaba algo peor?
– Creo que viendo las fotos que me mostraron me esperaba algo peor. Me encontré con una iglesia que no tienen compromisos estructurales de ningún tipo. Carpintería, que suele ser un rubro caro, no necesita, la puerta de entrada está espléndida, los bancos están bien, los confesionarios están bien (Ezcurra).

¿Es una obra que requiere de albañiles especializados o los podemos encontrar en Bolívar?
– No lo puede hacer cualquier albañil, hacer un revoque simil piedra como ese es para un especializado (Ezcurra).

¿Y cuántos?
– Puede ser una obra de un año de 10 ó 12 personas, no todos albañiles, hay un cuerpo de techistas, zingueros que se rotan, termina uno y entra el otro, esos pueden ser locales, no se necesita techistas especilizados.

Ángel Pesce.

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