Esto viene a cuento de lo que ocurrió el pasado miércoles en la sesión del deliberativo local, cuando en el bloque oficialista hubo tantas licencias que debió jurar y asumir su banca Hernán Roque Mansilla, quien figuraba muy lejos en la lista original que encabezó el intendente Marcos Pisano en los pasados comicios de octubre.

Históricamente los grupos políticos tienden a cometer siempre los mismos errores, cualquiera sea el partido. Como no hay tanta gente de confianza, y menos a medida que los grupos se mantienen en el poder, las listas se arman con los más allegados, que generalmente cuando no ingresan al deliberativo van a parar al Ejecutivo.

Lo que ocurrió el miércoles fue un fiel reflejo de ello, la lista oficialista tenía como primer concejal a Eduardo “Bali” Bucca, licenciado porque por estos días está reemplazando a Marcos Pisano a cargo del Departamento Ejecutivo. Después seguía Marcos Beorlegui, hoy secretario de Gobierno, que no podía asumir. Después Magalí Tulio, que hoy se desempeña en un cargo del Ejecutivo y tampoco pudo asumir. Y así llegamos a Hernán Mansilla, que también tiene un cargo en el gabinete de Pisano; pero que tuvo que pedir licencia al mismo para poder ocupar una banca en una sesión tan importante como la del tratamiento de las Ordenanzas Fiscal e Impositiva.

Esto ocurre, además, porque el concejal no está bien rentado, entonces conviene más ser parte del Ejecutivo que del deliberativo, al margen de que la carga horaria fija y el lugar de trabajo en determinada área suponen un mayor compromiso que el de un concejal que puede manejar sus tiempos de otra manera, e incluso tener un trabajo aparte, como ocurre con los 16 que hoy ocupan el legislativo local, salvo los que están jubilados.

El Concejo Deliberante de Bolívar, que de por sí se confunde conviviendo en el mismo edificio con el Ejecutivo Municipal, también tiene este problema, gente que es concejal electa, suplente, y que como ocupa cargo en otro de los poderes del Estado, o se excusa de asumir la banca o pide licencia abajo para jurar arriba. Eso fue lo que le pasó a Hernán Roque Mansilla, quien fue concejal a mediados de la primera década del 2000.          

A.P.