A los 34 años, después de miles de kilómetros recorridos y de otras tantas situaciones atravesadas, esta cuestión de los vaivenes en el deporte le deben parecer cosas de todos los días a un ciclista como Juan Pablo Dotti.
Sin embargo, remarcamos esto justo en estos momentos porque el “Negro” de Bolívar ha estado frente a frente con todo tipo de sensaciones en un lapso muy corto de tiempo. En retrospectiva, sin irnos más allá del comienzo de año, podemos señalar varios hechos en los que se vio involucrado.
En primer término, recibió el duro golpe de la imposibilidad de participar en la Vuelta a San Juan, la más importante carrera del año. La Unión Ciclista Internacional no avaló la actuación del SEP Continental y Juan Pablo la “ligó” de rebote.
Pocos días después de haber vivido esa trascendental carrera desde afuera, él junto a los “bichos” verdes fueron a Mendoza. Tenía ante sí la posibilidad de quedarse con esa Vuelta por cuarta vez y convertirse así en el ciclista más ganador de la competencia. ¡Y lo consiguió! Allí pareció quedar atrás el sinsabor recibido en tierra propia (San Juan es desde hace años su casa, además de Bolívar), oculto detrás de la enorme satisfacción que le significó ser vencedor por cuarta vez en suelo mendocino.
Impulsado por ese logro cruzó la Cordillera y compitió en Chile. Y allá, después de la decepción sanjuanina y la felicidad mendocina, se le generó el sentimiento de enojo. Consideró que actuaron mal, con muchos errores las autoridades de la carrera chilena y retornó al país no si antes efectuarle varias quejas a los organizadores.
De nuevo en Argentina, la invitación proveniente desde Mendoza para agasajarlo y brindarle un reconocimiento por su triunfo en la Vuelta, lo llenó de emoción. Esa satisfacción de saber que todo el esfuerzo realizado dio sus frutos…
Pero qué va, lo bueno dura poco y unos días después supo que el SEP no tendría lugar en la Vuelta del Uruguay y otra vez la realidad lo puso frente a frente con el descontento. Hace algunas horas, en su cuenta de Face, Juan Pablo dijo: “hasta el momento no nos ha llegado la invitación para correr la próxima edición de la Vuelta del Uruguay, y posiblemente no nos llegue nunca. Suena un poco increíble que el actual campeón y el subcampeón no estén presentes, cuando este equipo, las veces que se presentó, fue a batallar y brindar un buen espectáculo a la afición charrúa”. Y agregó que “el último ganador debería tener el pasaporte para poder defender su título. Sin embargo, la respuesta de la organización es que ya está lleno el cupo de equipos extranjeros, cuando hace ya tiempo que se solicitó esa invitación”.
“Gajes del oficio”, dirán algunos, “cruda realidad”, expresarán otros; “así es el ciclismo”, asegurarán otros… La cuestión principal es saber cómo pueden afectar estas situaciones a un ciclista profesional. Hace pocos días, el propio Juan Pablo expresó en una entrevista radial, para un medio mendocino, que es mayor la tristeza que le produce una derrota que la alegría originada por una victoria. Considera que le llega más a lo profundo aquel sentimiento adverso, aunque sabe que lo mejor, siempre, es dar vuelta la página y mirar hacia adelante…
Hasta Emanuel Ginóbili aseguró que un deportista pierde más de lo que gana. Incluso, el más exitoso.
Por eso que, en un determinado momento de la carrera de un profesional, los triunfos y las derrotas deben pasar inexorablemente a un segundo plano. No miden cuán grande es; no son el único parámetro para ubicarlo, si se quiere, en un hipotético ranking. Allí empiezan a jugar otras cuestiones, esas que cada uno prioriza para definir a una persona. Y allí es donde Juan Pablo debe descansar tranquilo, dejando pasar esa marea incesante de triunfos y derrotas, de alegrías y broncas. Por su calidad de buena gente lo decimos.
S.M.
