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jueves, 28 de marzo de 2024
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“Hay que dar todos los debates, aunque alguno nos moleste a los políticos”

Mano a mano con Alejandra Lordén.

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El rol de la UCR dentro de Juntos, su propio papel como mujer que luchó por la unidad del radicalismo, los debates internos profundos dentro el centenario movimiento, las reformas que hacen falta según su criterio y el descreimiento de la sociedad hacia la política en su conjunto, fueron temas que abordó la diputada provincial, entre otros.

La diputada provincial Alejandra Lordén estuvo en Bolívar acompañando a la lista que encabeza Luciano Carballo Laveglia, como representante de la UCR en Juntos y que competirá en las PASO del 12 de septiembre enfrentando a la del PRO, que postula a Ariel Alomar como precandidato a concejal en primer término.

Luego de una recorrida que incluyó comercios y empresas locales, tuvo la generosidad de recalar en este diario, donde mantuvo un diálogo periodístico con el director de La Mañana, Víctor Cabreros.

Alejandra Lordén junto a Luciano Carballo Laveglia y Fabián Reguero, en una de las recorridas por Bolívar.

Lordén es una médica radicada desde hace más de 20 años en Saladillo, nacida en Bahía Blanca y con un pasado de vida en Coronel Dorrego y La Plata, que se define por ello como netamente bonaerense que, además de su diputación actual, ocupa el cargo de vicepresidente de la Unión Cívica Radical y que tiene pergaminos suficientes como para aspirar en 2023 a seguir creciendo dentro del partido. Se le reconoce su gran capacidad de trabajo y el ser una mujer de diálogo. Quizás por ello haya sido una de las piezas claves en el armado de la unidad a nivel local, luego de unas internas calientes como casi siempre son las del histórico partido de Alem e Yrigoyen.

“Yo tengo una pasión y un convencimiento acerca del rol que debe cumplir mi partido dentro de la provincia de Buenos Aires y del país. Después de la descomposición y debacle del 2001 surge (en 2015) la composición de Cambiemos. Y también se ve un radicalismo que comienza a recuperarse, a tener más intendentes en la provincia, a duplicar la representación legislativa. Así, comienza a acompañar a una coalición parlamentaria, como fue Cambiemos y a ocupar lugares, recuperando la vocación de poder. Habíamos perdido el contacto con la sociedad, se perdió en grandes ciudades del interior que fueron históricamente radicales. Y la gente viró al PRO, un partido nuevo que interpretaba esas necesidades de la gente. Ahora todo volvió a cambiar. La UCR adquirió musculatura en la coalición, la interna fue muy movilizante y encontramos un hombre que interpreta ideas que ya teníamos de antes. Ese hombre es Facundo Manes y esperamos tener varios como él, porque con uno solo no alcanza.

“Mi rol es muy claro. Yo ando de recorrida como si fuese candidata y no lo soy. Es que le pongo pasión y trabajo a todo lo que hago. Así que no descansamos desde la labor legislativa (he tenido varios premios por ello) y estoy a disposición para visibilizar temas y para empujar expedientes. La agenda de género, de salud, de educación y de políticas sociales son mi vocación”.

Las ampliaciones de derechos también implican obligaciones consecuentes…

“Es todo un tema eso, porque también hay ampliaciones de derechos que luego no se cumplen. Y a la gente se la engaña con eso. Los argentinos estamos acostumbrados a hacer leyes y después no cumplirlas. Por supuesto que hay que trabajar en las dos cosas. El ciudadano tiene que saber que, ante todo derecho, surge una responsabilidad”.

La participación en la coalición Juntos y la proximidad con el PRO, ¿le genera al radicalismo un debate interno respecto, por ejemplo, a políticas económicas? ¿En qué se debe plantar la UCR? ¿En ser un partido con vocación por lo social o en virar hacia un liberalismo?

“Yo creo que en macroeconomía tenemos que ir hacia el centro. Cuando las posiciones se extreman casi nunca son buenas. El mundo lo demuestra. Se puede, porque la Argentina está preparada para un gobierno de centro. El mundo es de coaliciones y en esa lógica el radicalismo no podría plantarse solo para llegar al poder. La coalición es heterogénea y esa es su verdadera riqueza. Por algo hubo desprendimientos que dieron lugar a la Coalición Cívica, al Gen y a la participación de un peronismo republicano, que tiene diferencias folclóricas pero filosóficamente casi no las tenemos. Hay que ponerse en esa posición. Argentina no está preparada para un liberalismo cerrado y el socialismo puro nos deja afuera a sectores en los que también tenemos que pensar. Tenemos que ser un país visible para el mundo, no encerrarnos”.

¿A María Eugenia Vidal le faltó gente del interior de la provincia en su gabinete?

“La verdad es que si. Ayer, sin ir más lejos, estuvo en Saladillo Emilio Monzó y hablábamos con él del unitarismo y del federalismo. Decíamos que, por ejemplo, cuando se habla del agua de Mendoza sus diputados, independientemente del color político que representen, salen a defender el agua de Mendoza. Lo mismo respecto al resto de la provincias; pero en la provincia de Buenos Aires hay más unitarismo que federalismo y a eso hay que trabajarlo. Para eso necesitamos bonaerenses que conozcan el interior. ¿Cuántos gobernadores del interior bonaerense hubo desde la recuperación de la democracia? Armendáriz, por supuesto, Duhalde (nativo de Lomas de Zamora) y Cafiero, creo que son los únicos. El resto vinieron de la ciudad no solo ellos sino todos sus gabinetes. Así es muy difícil.”

Al tiempo que rescató anécdotas personales vividas durante el último gobierno de Cambiemos, cuando funcionarios de Obras Públicas no pudieron encontrar a Saladillo en el mapa, Lordén enfatizó la necesidad de estudiar el interior profundo y se mostró conocedora se matices diferenciales según las jurisdicciones en temas tan importantes, por ejemplo, como la seguridad, la salud y la educación. “Nuestra provincia es un verdadero caos, simplificó, cuando debería ser todo lo contrario”, cerró esta parte del diálogo.

Hay varias reformas que se postulan desde el slogan político: la reforma impositiva, la laboral y la política son tres de ellas. ¿Cuál es tu orden de prioridades para encararlas?

“No hay duda de que las tres son necesarias pero empezaría por la reforma política. Hace muchos años que hablamos de estas reformas y no las logramos. Para eso hace falta un consenso con todo el arco político. Es imposible que cualquier partido gobernante lo pueda lograr solo. Empezaría por la reforma política porque si no hay acuerdo en ella sería imposible el resto. Son leyes las que hacen falta, ni siquiera es preciso cambiar la Constitución”.

¿Sos consciente de que la sociedad le reclama a la política un sinceramiento, la aceptación de algunas culpas y especialmente una depuración? Creo que la gente común a veces se espanta al ver que, dentro de los nuevos ricos argentinos, aparecen políticos de diferente signo…

“Me hago cargo de ello aunque personalmente esté absolutamente excluida de esa calificación. Yo me metí en la política a los 40 años. Somos un matrimonio de médicos que trabajamos en nuestra profesión día y noche. Yo me levanto a las 3 de la mañana a hacer un parto y mi marido lo mismo con una cirugía de urgencia. Somos gente de laburo que tuvimos la suerte de acceder a una profesión. Yo no concibo una Argentina que crezca sin que la gente esté trabajando. Y hay que dar todos los debates aunque nos molesten a los políticos. ¿Tenemos sobre representación legislativa o no? Nadie puede nombrar a 10 representantes de la provincia de Buenos Aires en el Congreso Nacional, porque nadie los conoce. ¿Tenemos que tener dos Cámaras o podemos ir hacia un unicameralismo? Obviamente que no nos gusta escuchar esto, pero hay debates profundos que hay que dar. Y si desde la política no aportamos ejemplaridad, apostamos al sálvese quien pueda. Si los políticos se salvan o se enriquecen con este ejercicio, entonces el hombre común también lo hará desde su actividad”.

Lordén apuesta porque la sociedad civil se organice para los reclamos. No desde la violencia, por supuesto, “pero sí con presión. Cuando el agro tenga representantes en las cámaras y defiendan al campo, o cuando las cámaras tengan representantes de la sociedad civil”, la fuerza va a ser otra. “No es tan difícil”, enfatiza la diputada provincial, “pero no lo vamos a poder hacer solos. Hacen falta hombres y mujeres de diálogo y consenso. Yo soy una de ellas. Pero si la sociedad civil no lo demanda y la clase política no lo interpreta, posiblemente pasemos más años en esta situación lamentable.

Desde tu calificación como médica, ¿qué valoración hacés respecto al manejo que ha tenido el gobierno de la pandemia de COVID 19?

“Hay que dejar en claro que la pandemia le trajo desconcierto al mundo entero. Apareció de golpe, no había vacunas preparadas, la gente no entendía cómo funcionaba este virus nuevo y especialmente por qué la gente enfermaba y moría. Argentina tuvo un primero momento que fue aquel cuando el Presidente llamó a la mesa al gobernador de la provincia de Buenos Aires y al jefe de Gobierno porteño. Entre los 3 pudieron explicarle a la sociedad la necesidad de cuidarnos y quedarnos en nuestras casas postergando fiestas familiares y encuentros de cualquier tipo. También cerrar los comercios y la economía porque era más importante la salud. Hasta ahí todo el arco político acompañó al Presidente. En la provincia los legisladores le dimos las herramientas al gobernador, que las necesitaba por cierto. Todo se lo hemos ido aprobando, hasta el momento.

“Pero empezamos a ver que no había testeos, consecuentemente no se aislaba. Tuvimos 7 meses los comercios cerrados en el interior de la provincia y el virus aún no había llegado que, por supuesto, se fundieron. Luego hubo un registro de fallecidos escondido. Aparecieron de repente 3500 fallecidos y más tarde empezó el uso demagógico, político y muy malo de la vacuna. Militantes de La Cámpora tomando la vacuna, no llevándola a los centros de atención primaria de la salud sino a lugares provinciales improvisados (me refiero a municipios donde no son gobierno) y militando la vacuna para sacarle provecho cuando debía ser un bien social. Todo ese error quedó demostrado hoy, cuando tenemos solamente el 32 por ciento de vacunados con dos dosis mientras Uruguay y Chile, por ejemplo, ya tienen el 70 %. Y países como Ecuador, que la primera ola los tomó en pleno desconcierto y se apilaban los cadáveres en las calles, luego de pedir ayuda a organismos internacionales mejoró su situación y hoy es uno de los países de Lationamérica que vacuna a 250.000 personas por día y tiene un 14 por ciento más de vacunados que Argentina habiendo partido del lugar que partió.

“No quiero mencionar las fiestas que se hicieron mientras todos estábamos encerrados, los vacunados Vip, los amigos del poder, los jóvenes de La Cámpora haciendo la “V” con la vacuna mientras nuestros abuelos morían. No te voy a hablar de las ambulancias del PAMI en estos días recogiendo los carteles del Frente de Todos, ni tampoco tendría que hablarte de las pecheras del Ministerio de Salud de la provincia repartiendo las boletas del Frente de Todos y a un ministro que ocupó la cartera más importante, que es la de Salud, festejando con bombos, platillos y la marcha peronista, sin barbijo y hacinado en el Ministerio su huída del Ministerio de Salud para ocupar cómodamente una banca. Eso es muy simbólico de la Argentina que duele y que no queremos”.

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