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jueves, 18 de abril de 2024
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Finalizó esta madrugada el Oktober Beer Rock Festival

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Con los sets de los dee-jays bolivarenses Juanjo Sánchez y Pablo Cupertino (pasó vinilos), cerraba estaba madrugada en la Rural el primer Oktober Beer Rock Festival, organizado por Juan Ignacio Mansilla, de Sir John’s, y la institución anfitriona, más la colaboración de la municipalidad. Antes, desde la tarde, se presentaron Los Totora y otras bandas visitantes.
La ambiciosa propuesta tuvo su primera vez en Bolívar con una respuesta de público que el sábado, en su día A, fue de menor a mayor, hasta conformar una cantidad aceptable cuando los tandilenses Rey Garufa coronaron el segmento de bandas. Datos no oficiales daban cuenta de que la venta anticipada había sido de setecientas entradas, y que se requería una concurrencia total de unas dos mil personas para que el festival ‘salvara’ su inversión, que fue importante si se toma en cuenta la calidad del escenario y del sonido y la infraestructura brindada para que tomaran ubicación los veintiún puestos de venta de comida y cerveza artesanal. Para cenar, el sábado hubo unas cuantas alternativas: entre otras, comida mexicana con los tacos, el plato bandera del país, y otros menúes; peruana, con el tradicional ceviche y papas rústicas; argentina, con los infaltables choripanes y sándwiches de lomo y bondiola; e incluso sushi a través de un comerciante que vino desde La Plata. En la relativo a cervezas artesanales también se ofreció variedad, lo que incluye a las canillas de las firmas locales Sir John’s, organizadora principal del Oktober, y Don Maltus. Respecto de los bolivarenses, la respuesta de los gastronómicos fue prácticamente nula, sólo participaron Dulcinea, que comercializa productos dulces, y la panadería y confitería Los Girasoles.
El sábado el predio abrió puertas a las tres de la tarde, pero recién varias horas después, y muy tímidamente, comenzó a arribar el público. A las 20.30 irrumpió en escena Fuerza Roots, grupo local que rinde tributo al reggae. En su set, el ajustado combo liderado por la voz de Santiago Vega incluyó la canción Fuimos, con letra de Santos Vega padre.
A las 21.40 esta primera edición del festival fue inaugurada oficialmente, con el descorche de un imponente tonel de cerveza que regó los vasos de los sedientos y las sedientas que se acercaron al borde del escenario. Luego, ofreció un cuadro artístico el ballet Alles Froh, que representa a una colonia alemana con sede en la ciudad bonaerense de Coronel Suárez.
A esa altura el público era escaso, pero el número iría creciendo. Fresca pero no fría, serena y con luna llena, la noche invitaba. Se advertía la presencia de gente de Bolívar, básicamente de más de treinta años, pero también de algunos foráneos. El público visitante llegaría en mayor medida el domingo.
El Oktober se desplegó en un tercio del cómodo predio ruralista, el que da hacia la avenida Mariano Unzué. Allí se montó el escenario, contra el borde del alambre perimetral y de espaldas a la plaza Casimira Barroso. Hacia los costados, siguiendo las líneas que marcan los caminos internos del predio, tomaron lugar los food trucks y los puestos de los expendedores de cervezas tiradas, todos con mesas y sillas disponibles para que se pudiera cenar con comodidad mientras se hacía un alto en el recorrido. Se montó además un paseo de artesanos y una carpa de la Cámara Comercial para expositores locales. Los ‘locos bajitos’, por su parte, dispusieron de su sector para pasar el rato, en los peloteros distribuidos por la organización. La Secretaría de Salud municipal se sumó a la movida, distribuyendo preservativos y un volante alusivo en la zona de ingreso al predio, que no fue por el portón principal sino por el segundo, ubicado sobre la avenida Unzué frente a la estación de servicio. Encabezó la tarea la propia jefa del área, Mary Joffre, junto a algunas colaboradoras.
Tras la apertura oficial, brindaron su show los marplatenses Flor de Monos Musiqueros, que en ritmos de rock, reggae y ska y con una fuerte sección de vientos, desgranan letras que apuntan al cuidado del medioambiente y la sustentabilidad del planeta. Acumulan siete años de trabajo, y en estos días preparan el lanzamiento de su tercer disco.
El cierre de bandas el sábado, antes de la intervención de los dee-jays, estuvo a cargo de los tandilenses Rey Garufa, un tributo a Patricio Rey sus Redonditos de Ricota que consiste en ‘calcar’ el sonido y la estética de la banda hasta mediante los detalles de los movimientos del cantante, que emula los bailecitos en un pie de Solari e incluso su look más de oficinista que de rock star. El sexteto, que sonó de modo impecable, roció al público con una incandescente perdigonada de hits ricoteros, en este orden: Nuestro amo juega al esclavo, Un ángel para tu soledad, Susanita, El infierno está encantador esta noche, El pibe de los astilleros, Mariposa Pontiac enganchada con Rock del país, Nadie es perfecto, Ñam fri frufi fali fru, Ropa Sucia, Queso ruso y Barbazul versus el amor letal. Hasta hubo algún chispazo de pogo, mientras la adrenalina de los cuerpos crecía a la par del recital. Después, en lo que podría ser leído como una toma de postura que actualiza aquella vieja invocación de ‘las bandas’, el aún resonante ‘lo único que te pido es que se vuelvan a juntar’, versionaron Porco Rex, del segundo disco solista de Indio Solari, y Oda a la sin nombre, clásico de Skay y Los Fakires, el emprendimiento solista del violero ricotero. De regreso al cofre de la icónica banda, recurrieron para cerrar a Jijiji y Mi perro dinamita.
Chino Castro

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