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martes, 19 de marzo de 2024
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Entusiasmo y expectativa a días del estreno de Pequeños demonios azules

La Barraca desembarca en El Mangrullo con su nuevo espectáculo.

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Pequeños demonios azules son cuatro obras de José María Alabart inspiradas en cuatro piezas breves de Tennessee Williams (ver aparte los elencos y los títulos), con un prólogo, un interludio y un epílogo también elaborado por Alabart en base a textos de varios autores, entre ellos Shakespeare, que él protagoniza en el rol de Don Tomás, en dos de los pasajes junto a Patricia Galaz como la señora Gauna, la dueña del edificio donde se desarrolla toda la acción, una mujer colaboracionista de las fuerzas de seguridad y con un carácter antipático que quiere echar a estos ‘demonios’. “Más que nada, la parte inspirada en Williams es la del prólogo, interludio y epílogo. Las obras son las originales, aunque adaptadas a la Argentina en 1976, en Avellaneda y Dock Sud. Es algo que el ‘Mono’ ya había hecho alguna vez”, contó Ana Laura Maringer, la directora del espectáculo, en charla con el diario.

Todo sucede en un conventillo, con su entorno interior y exterior, cada obra en un cuarto. “Termina armándose algo oscuro, que por momentos te atemoriza. Creo que fue un acierto elegir esas obras cortas, por cómo encajan justo en ese lugar y te cierra todo”, aunado por el prólogo, el interludio y el epílogo. “El que hace la ligazón es Don Tomás, el personaje del ‘Mono’, que quizá es el que más sale del realismo. En ese lugar, es como si todos tuvieran la misma esencia”, describió la directora, a la vez que resaltó, sobre el rol de Alabart en los segmentos que ofician de conectores, que “además de incluir unos poemas divinos, es hermoso ver cómo con el trabajo de su cuerpo rompe con el realismo”. 

El proceso de acción es dinámico, ya que van sucediendo cosas en forma intercalada en las cuatro habitaciones del conventillo.

Pequeños demonios azules, de la compañía teatral La Barraca, será estrenada el sábado próximo a las 20.30 en El Mangrullo, con entradas a 700 guitas. La serie de funciones continuará el domingo 5, sábado 11, domingo 12, viernes 17 y sábado 18, los domingos a las 20 y los sábados y el viernes a las 20.30.

¿Cuál ha sido tu tarea como directora general y cómo fue el trabajo durante toda esta etapa?

Ana Laura Maringer: -Éramos en principio varios directores, y quedamos tres. Yo decidí el norte, quería salir del realismo de Tennessee entonces me puse a buscar. Leí muchas cosas, vi muchas obras pictóricas; nunca había leído tanto tan seguido y me encantó. Así se me ocurrió llevarla hacia el expresionismo. Ese norte les tiré a los directores de las cuatro obras. Iba a los ensayos, miraba, luego teníamos reuniones de directores, íbamos viendo qué hacer, qué recursos utilizar, intercambiábamos ideas y así iban saliendo cosas que estaban buenas.

El proceso comenzó en marzo del 2021, y quedó en suspenso a poco andar por las restricciones sociales que impuso la pandemia, levantadas recién promediando el invierno. Además, Andrea Gallo, protagonista de una de las piezas, vive en Daireaux, por lo que en estos últimos meses el elenco completo sólo ha podido juntarse los sábados y domingos, en jornadas intensivas de trabajo. En estas semanas directamente en El Mangrullo, la sala donde darán las funciones. “En un momento las obras parecían islas, pero luego empezamos a unirlas, a ver y a construir un nexo”, dijo Maringer. “Finalmente se amó algo sólido”, de modo que Pequeños demonios azules será finalmente una suerte de pieza única con cuatro actos.

Quedó un espectáculo de poco menos de dos horas de duración, con una puesta “minimalista”: pocas luces, unas cortinas negras y unos pocos tristes muebles, como para no aliviar demasiado un clima que se pretende opresivo y tenso dentro de ese conventillo en el que pasan cosas. “Lo que queremos es que se destaquen los cuerpos de los chicos y chicas, que hacen cosas hermosas y han laburado un montón. Que el expresionismo se vea en los cuerpos y a través del manejo de las luces en cada obra. La puesta es en el escenario, no hay cierre de telón; el conventillo y las habitaciones están sobre las tablas de El Mangrullo y todo ocurre ahí”, anticipó Maringer, a caballito de un torrente de entusiasmo que estos días la transforma en una suerte de Ana Laura ‘Mánijer’ pero ‘Mánijer’.

¿Este proyecto es el que más te apasiona de todo lo que has hecho en teatro?

-No sé… Es depende, es difícil. Acá desempeño otro rol: no es actuar, sino dirigir.

¿Y te gusta?

(Piensa unos segundos.) -Sí, me gusta, pero… Es un montón de compromiso, pero igual me encanta, sí. Aparte el grupo me da libertad para probar, para proponer cosas y ver, lo que sea. Yo tengo una mente creativa, que igual acá no estoy explotando demasiado y creo que es por miedo, por no errarle. Como que estoy al cincuenta por ciento. Es la primera vez que dirijo, y cada vez que veo la obra se me ocurren más cosas. Pero restan tres ensayos, va a quedar así. Quizá me faltó tiempo de verla completa. Es un desafío este rol, y creo que estoy cumpliendo con mis propias expectativas. No me imaginé hacer esto a esta escala, he hecho cosas en Del Valle (es docente en la Escuela Salesiana), que también estuvieron buenas, pero acá además son compañeros que quiero un montón, así que es diferente, un compromiso grande. Vamos a ver la próxima vez qué haré.

Pinta que vas a querer volver a actuar.

-Quizá sí (se ríe). Los veo a los chicos y digo ‘qué ganas de estar con ellos’. Pero igual me encanta verlos y disfruto un montón de mi lugar.

Chino Castro

Endemoniades

La marquesa de Larkspur lotion, que en este espectáculo se titula La marquesa del Detebencil, es dirigida por José María Alabart, y protagonizada Leandro Galaz, Patricia Galaz y Pedernera Melina Cardoso; por su parte La habitación oscura en manos de Alabart como director, con protagónicos de Carla Gentile y Andrea Gallo; en Háblame como la lluvia también dirige el ‘Mono’, y Federico Ron y Anneris Escalada son lxs protagonistas, mientras que Ana Laura Maringer está al frente de No puedo imaginar el mañana, pieza que protagonizan Leandro Galaz y Carla Gentile. 

El prólogo, interludio y epílogo son dirigidos por Anneris Escalada Aranas.

La dirección general del espectáculo es de Ana Laura Maringer, y Santiago Santos está a cargo de la iluminación y la asistencia de dirección. “Me está dando una mano muy grande, ya que tiene ideas muy claras que aportan, y siempre es importante que haya otra persona allí”, valoró Maringer.

Nada como ir juntxs a la par

De afuera se ve un grupo sólido, con el cual y por el cual jugársela, en el que ni siquiera el ‘Mono’ sobresale, y que lo que hacen siempre es más importante que quienes lo hacen. ¿Es así o romantizo?

-Discutimos todo. Todo. Y eso está buenísimo. Lo que me gusta pensar es que somos un grupo horizontal, la cosa entre nosotros no es piramidal. Todos tenemos voz, no es que uno es más que otro por cierto rol. A eso apuntamos y así somos. Hemos incorporado gente, los ‘Galaces’, por ejemplo (Patricia y Leandro, durante varios años puntales de Artecon), que están muy contentos con este método de trabajo. Yo los estimulo a decir lo que quieran, a tirar ideas, o a expresar que no están de acuerdo. Lo armamos entre todos, todos estamos aprendiendo y laburando por un espectáculo que hacemos juntos y a la par. Obvio que tiramos para el mismo lado y tenemos la misma onda de ideas, porque también estudiamos juntas todas nosotras, y el ‘Mono’ era el profe. Pero esta gente que entró lo entiende, lo comparte y acompaña.

Todos somos sostenes, y lo que hacemos juntos es más importante que cada uno de nosotros, cosa que no pasa siempre. Además, supongo que ha de ser pero terrible ponerse al hombro, como individuo, algo artístico elaborado en comunidad. A mí, lo confieso acá, me costó muchísimo poner en el flyer ‘dirección general Ana Laura Maringer’. Ahí tendríamos que estar todos, porque en definitiva en mi dirección está incorporada la mirada de cada uno. Es una dirección general real. Me encanta poder contar así con la gente, que nadie sea más que nadie, y que estemos todos en la misma, aprendiendo. Este proyecto es producto de una investigación que hicimos en conjunto.

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