Ya está en la calle el tradicional bono contribución por un Fitito que realiza la Escuela de Educación Especial Nº 502, y cuyos dividendos se emplearán este año para optimizar el nuevo edificio escolar, recientemente inaugurado en calle Leiría 935 del barrio Anteo Gasparri.
Se trata de una iniciativa que la institución lanza año por medio. En 2020, por la pandemia no se puso en vigor, y recién ahora las autoridades escolares pueden poner implementar una nueva edición de una movida que ya es tradición dentro de la vida social de este establecimiento. “Ya teníamos el auto comprado, pero este año también esperamos para lanzar la campaña”, habido cuenta del brote de covid que castigó a nuestro pueblo en los meses del otoño y el invierno e impuso una estricta distancia social, puntualizó la directora, Marcela Sarraúa, en declaraciones a este diario. El bono siempre se vendió bien, pero para su comercialización “es necesario encontrarnos con la gente, contarles sobre el auto y el propósito de la iniciativa”, algo que recién ahora puede hacerse, añadió la docente.
El Fiat 600 fue comprado a una vecina de la ciudad de Daireaux, es modelo 1976, está en excelentes condiciones generales y sólo será acondicionado y pintado por la gente de la 502, de un color anaranjado que reemplazará al original rojo. Más aún -reveló Sarraúa- la propia ex dueña de la unidad ha comprado diez cartones, “porque le gustaría volver a tener su coche”. (El bono especifica que quien gane el auto deberá correr con los gastos administrativos.)
La campaña fue lanzada en el marco de la reciente Exposición Rural Comercial. Cada cartón tiene un valor de 100 pesos, y contiene dos números. El ganador se sorteará el 30 de septiembre de 2022 antes escribano público, pero si todas las unidades son vendidas antes de esa fecha se adelantará el sorteo. Están en juego 10 mil cartones.
Los miembros de la cooperadora escolar tienen números para vender, y también se puede adquirir en el establecimiento organizador. “Y seguramente estaremos también ofreciendo bonos en el Centro Cívico y en algún evento público”, añadió la educadora.
“Esta escuela siempre ha sido muy ayudada por la comunidad”
Con los recursos que se obtengan, la escuela solventará los costos de algunas obras tendientes a optimizar las instalaciones de su flamante edificio, “cosas muy particulares que por ahí no pueden ser canalizadas por Consejo Escolar: en este caso, queremos colocar un toldo para proteger a los chicos del sol que da de lleno en los patios, ya que por ser un lugar nuevo recién hemos plantado algunos árboles, pero carecen de altura para dar sombra”, puntualizó Sarraúa. A propósito, la maestra puso de relieve que en estos primeros días en un hogar por el que lucharon tanto tiempo, tras muchísimos años en el edificio de calle Olascoaga, originalmente pensado como clínica, han establecido muy buen vínculo con los vecinos del barrio Gasparri, algunos de los cuales les han donado árboles -también han hecho lo propio familias de la comunidad en general-, al igual que el colectivo Tierra Viva, la asociación Red Solidaria y Rotary Club. “Esta escuela siempre ha sido muy ayudada por la comunidad”, resaltó Sarraúa.
“Lo otro que queremos hacer es instalar cortinas clásicas -en todo el edificio-, las de plástico, que son de más fácil limpieza y quizá más apropiadas” en lo relativo a medidas preventivas contra el covid, el virus de moda y que, según todo indica, ha venido para quedarse. “El lugar es precioso, muy luminoso, con muchos ventanales y puertas muy amplias”, pero es menester instalar cortinas para, entre otras cosas, poder llevar a cabo proyecciones dentro de las aulas, señaló la directora.
Chino Castro
