La sesión de ayer fue rara, distinta. El ambiente que se respiraba en el Honorable Concejo Deliberante no era el de siempre. Se iba a tratar quizás uno de los proyectos más importantes que tengan tratamiento en este 2022 en el recinto, que ya venía mal barajado por un rechazo de la oposición de hace algún tiempo atrás.
El Departamento Ejecutivo había cumplido con los puntos requeridos por la oposición en aquel rechazo y el proyecto volvió al recinto con pedido de tratamiento sobre tablas, tal como la vez anterior.
En los días previos, cuando se supo de la convocatoria a sesión para ayer lunes, comenzaron las conjeturas de uno y otro lado. Ya había un rumor de que parte de la oposición podía llegar a dar el visto bueno al tratamiento sobre tablas (se necesitaban los 2/3 para ambas votaciones), y una vez en el recinto comprobamos que ese rumor era verdad, que al menos dos concejales de Juntos estaban dispuestos a aprobar.
También en ese ingreso pudimos observar que la tesitura de la mayoría de la oposición era no dar el tratamiento sobre tablas porque seguían considerando que faltaban cosas, que si bien el Ejecutivo había llamado a licitación, seguía siendo un expediente desprolijamente presentado.
Tras la reunión de presidentes de bloque, en la que se expusieron estos temas por parte de Luciano Carballo Laveglia (Juntos UCR-CC) y Ariel Alomar (Juntos-Pro), se dispusieron a asistir al recinto, donde ya desde la hora prevista (13 horas) el bloque oficialista estaba sentado esperando. De todas formas, pareció que algo quedó sin hablarse en la reunión de presidentes, o apareció algo nuevo, porque volvieron a autoconvocarse con el presidente del Cuerpo, Luis María Mariano, detrás de su estrado, y a gesticular junto a los ventanales.
Finalmente se sentaron y se dio inicio a la sesión, con el izamiento de la bandera por parte de Mónica Ochoa (Frente de TodosPJ) con los tratamientos de las licencias que fueron presentadas (todo el detalle en nuestra edición de mañana). Se aprobó el acta de la sesión anterior y los primeros puntos ingresados por le Ejecutivo pasaron directamente a comisión.
También de entrada se observaba como que algo iba a pasar, y la sospecha se hizo realidad cuando se pidió un cuarto intermedio previo al tratamiento del expediente en cuestión. Allí, según dijeron luego, desde el Ejecutivo enviaron los requerimientos que los bloques opositores habían planteado en la reunión de presidentes de bloque y cuando volvieron al recinto el clima seguía tenso.
Argumentaron Patricia Oroz, Luciano Carballo Laveglia y Emilia Palomino, todos del bloque Juntos-UCR-CC, y Ariel Alomar, del bloque Juntos Pro. Todos marcaron las falencias del expediente; pero se comprometieron a aprobarlo para que el Ejecutivo no perdiera el crédito del Banco Interamericano de Desarrollo, y alguno esbozó que si a futuro había algún inconveniente, recurrirían a la Justicia.
Desde el bloque oficialista se dijo poco, alguna intervención de Marcos Beorlegui y nada más. Se pasó a la votación y lo que parecía que podía llegar a pasar a comisión, no sólo recibió tratamiento sobre tablas sino que además fue aprobado por unanimidad.
Que se doble; pero que no se rompa
A diferencia de la histórica frase de Leandro N. Alem que fue incluida en la marcha radical, lo que ocurrió ayer en el recinto fue una maniobra de manual de los más “viejos” para que el bloque de Juntos UCRCC no votara dividido, por ende, que no se “rompiera” la armonía que ha venido teniendo, con varios “dobleces”; pero hasta ahora en paz.
Las fotos que fueron públicas la semana pasada hablaban de una evidente separación entre los grupos. La aparición de Nicolás Morán, Patricia Oroz, Emilia Palomino y César Pacho organizando juntos el Día del Niño en el barrio Casariego tuvo su respuesta con la foto de Marichu Goyechea y Ariel Alomar hablando sobre el tema de ficha limpia que el bloque oficialista no aprobó la sesión anterior.
Pero lo que se evidenciaba en fotos, con un hábil golpe de muñeca no se transformó en división a la hora de votar. Patricia Oroz y Emilia Palomino estaban dispuestas a dar el voto positivo para que se tratara sobre tablas, primero, y se aprobara, después, el expediente de la planta de tratamiento de residuos cloacales. La postura del resto del bloque de Juntos UCRCC y del bloque JuntosPro seguía siendo la de pasarlo a comisión. Pero Luciano Carballo Laveglia sabe más por “viejo” y por zorro, y en el cuarto intermedio aprovechó para “convencer” a sus “socios” de que no convenía votar separado, y que de última irían luego a la Justicia.
Así fue como de buenas a primera lo que parecía una votación dividida dentro de la oposición, fue una votación unánime, atendiendo lo que proponían Oroz y Palomino, por sobre lo que pensaba el resto, que eran mayoría; pero que no podrían haber evitado la aprobación del tratamiento sobre tablas ni el del expediente si hubieran seguido adelante con la tirantez.
Bolívar avanzará, entonces, hacia el traslado de su planta de residuos cloacales y esta vez, según el resultado de la votación, nadie podrá decir que la oposición puso “palos en la rueda”, como se les ha achacado en otras ocasiones. Lo que sí, hubo toda una historia previa, que es la que contamos, que evitó que la sangre llegara al río.
Angel Pesce.
