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sábado, 20 de abril de 2024
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El “siete de oro”, un insecto en estudio que genera preocupación en la ganadería

El especialista del INTA Federico Peralba, consultado por La Mañana, aboga por no sobre alarmarse e informa que las causas de las muertes producidas en bovinos que consumieron en forma involuntaria altas concentraciones de este insecto, aún están en estudio.

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La producción agropecuaria se ha visto afectada últimamente por la proliferación de un insecto que conocemos desde siempre, pero que -por imperio de la sequía- se ha transformado en peligroso para la ganadería.

Se trata del “siete de oro”, o “astilo moteado” si lo llamamos por su nombre científico, que ha generado colonias de altísimo volumen en especies vegetales que no son, habitualmente, su fuente predilecta de pólen. Así, al depositarse especialmente en las alfalfas, la ingesta no voluntaria se cree que ha sido la causa de algunas muertes de animales, particularmente en la zona norte de la provincia de Buenos Aires.

El ingeniero agrónomo Federico Peralba disertó el jueves en Chivilcoy sobre el particular, a partir de su experiencia como hombre del INTA abocado a este tipo de cuestiones y posteriormente contestó preguntas de este medio.

“El astilo moteado es autóctono de Argentina y por supuesto, siempre ha estado entre nosotros y se ha extendido por Latinoamérica. Es un insecto polenófago, que se alimenta de pólen, que prefiere de las plantaciones de maíz, sorgo y girasol. Siempre hemos convivido con él sin ningún tipo de problemas y, al contrario, siempre lo consideramos como un polinizador más. Nunca fue considerado una plaga, salvo a principios de los noventa con los sorgos bajos en tanino, pero luego ese concepto fue descartado, es una discusión que pasó. Lo que ocurrió este año, producto de la sequía, es que no tuvimos las fechas de siembra normales y en la búsqueda de pólen el siete de oro lo encontró especialmente en las alfalfas, que es el único lugar donde tuvo disponible abundancia de pólen. Hay que decir, además, que al tener dos otoños e inviernos secos, eso favoreció el crecimiento de las colonias del astilo. En realidad es normal ver al siete de oro en las alfalfas, pero no en la cantidad y concentración que los hemos visto este año, particularmente en el norte de la provincia. Estamos hablando de miles de insectos por metro cuadrado. En esos lotes es donde se han reportado problemas con la ingesta involuntaria de animales bovinos.”

Explica Federico que, también por imperio de la sequía, las alfalfas en cuestión no estaban produciendo mucho pasto (de 8/9 rollos por hectárea, que es lo común en la zona de Pergamino, por ejemplo, se estaban obteniendo solamente 2/3), por lo que las alfalfas eran “pura vara, con insectos”. Asegura que este tema está en estudio a cargo del INTA Balcarce pero se presume que esta alta concentración de astilo moteado haya sido el desencadenante de esos problemas referidos que incluyen la muerte de varios animales.

“Hubo varios casos que son motivo de estudio y aunque la hipótesis es muy fuerte aún no hay conclusiones científicas que puedan confirmar que la ingesta de astilo moteado haya sido la causa de esas muertes en bovinos. La mayoría de los casos en estudio se hicieron sobre alfalfas picadas y servidas y en las necropsias se pudo observar alta concentración de siete de oro en el rumen. De modo que la asociación es clara. Pero no hay muchos antecedentes. El único es en Sudáfrica en el año 1972, cuando 3 investigadores tuvieron esta misma teoría y la probaron en cobayos y ovinos”.

¿Qué prevención puede y debe asumir el productor ante este fenómeno hasta que todo se compruebe científicamente?

“Las recomendaciones van por el lado del manejo. Las aplicaciones químicas no las recomendamos, en principio porque no hay productos aprobados. Pero además, también debemos decir que hemos visitado campos de productores que igualmente decidieron hacer alguna aplicación por temor a perder animales, que no dieron resultado. No fueron eficientes y el tiempo que tuvieron que esperar para poder volver a ingresar las vacas a pastar fue mayor que al tiempo de reinfección de los lotes. De modo que no tuvieron ninguna solución.

“Si hay varios manejos culturales en alfalfas que son muy recomendables. Básicamente hay que tratar de no tener alto grado de floración. Entremos con el 10 por ciento de floración, que es a lo que estamos acostumbrados y no con lotes pasados. En un lote con 100 por ciento de floración lo aconsejable es dejarla pasar, porque el siete de oro lo que hará es consumir el remanente y migrar hacia otras pasturas. O hacer un corte, un pre oreo de 24 horas. La experiencia indica que el insecto queda unas horas y cuando consume el remanente de pólen, irá a buscarlo a otro lado”.

¿Las lluvias van a traer un poco de calma al respecto?

“Sí, seguramente. Porque los maíces empiezan a florecer y se va a dar lo que sucede todos los años. No hay que sobre alarmarse. Simplemente hay que controlar las alfalfas, porque los problemas se dan con altas infestaciones y todo indica que el siete de oro volverá a alimentarse de su pólen predilecto que, como dije, son los de maíz, sorgo y girasol”.

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