A nivel epidemiológico, los festejos de la obtención de la Copa América tras 28 años de sequía posiblemente compliquen la situación sanitaria de Bolívar dentro de dos semanas, que es cuando se comience a evidenciar si la aglomeración sin barbijo en el mástil central que se dio en la noche del sábado tendrá consecuencias graves.

Pero el resultado de los festejos no sólo puede llegar a tener un saldo negativo en lo sanitario. Lo que sí se sabe claramente ya hoy es que el daño material en el mástil central existió producto de que varios se treparon hasta lo más alto del basamento para arengar a la muchedumbre desde lo alto.

Ayer lunes en horas del mediodía, Arturo Martín, hombre de Dirección de Paisajes y Paseos Públicos se detuvo en el mástil central al observar que una parte de lo más alto del basamento se había desprendido y se había roto, producto de los pisotones recibidos.

El mástil central lo donó la Sociedad Italiana en oportunidad del cincuentenario de Bolívar en 1928; aunque el basamento fue colocado posteriormente. De todas maneras es una obra de casi 90 años que se debiera respetar y conservar al margen de cualquier festejo. Muchas veces cuando se propone “enrejar” los monumentos, algunos ponen el grito en el cielo, pues son los mismos que después terminan lamentando este tipo de deterioros a sitios históricos de la ciudad, que han visto pasar por allí muchos festejos (los mundiales de 1978 y 1986 incluidos); pero nunca habían revestido mayor gravedad que el pisotear las flores o plantas que lo ornamentan.

Lucas Ezcurra, de la Dirección de Obras Públicas, tomó cartas en el asunto y hoy comenzará con la reparación de las tres partes en las que se rompió esa piedra del basamento del mástil central.

Angel Pesce