Sucede, a veces, que la información refleja actos de justicia. No siempre es así, todos lo sabemos; pero digamos que cada tanto sopla aire fresco, renovador, que nos pone en línea con un razonamiento necesario para seguir viviendo con esperanzas, ese que dice que no todo está perdido y, especialmente, que los reconocimientos siempre vienen de la mano del esfuerzo.
Ayer nos enteramos de los ascensos policiales otorgados por la jefatura institucional de la provincia de Buenos Aires. Entre ellos hay uno que nos interesa destacar: el que promovió al rango de comisario a Emiliano Hernán Cuello. Si hay un policía con méritos suficientes como para ello, ese es Emiliano. Un hombre de pueblo, cultivador de los mejores valores morales que devienen, sin dudarlo, de su origen familiar.
Como lo conocemos bien y lo hemos visto desempeñarse desde hace muchos años es, sin dudas, alguien que elegiríamos a la hora de ejemplificar con él a la Policía que deseamos, la que hace falta, la que se hace respetar a partir de conductas, estilos de acción, convicciones personales.
Cuello está a cargo por estos tiempos de la Comisaría de Daireaux y allí ostenta, desde ayer mismo, su nuevo rango. Lucirá sus nuevas galas sin estridencias ni soberbias de ningún tipo, porque no son esos defectos que contenga. Por el contrario, sabemos que seguirá siendo el mismo hombre inteligente, comprometido y humilde de siempre, característico que son motivo de orgullo de su familia. Nos contamos entre los muchos que nos alegramos por él, lo felicitamos calurosamente y le cargamos la pesada tarea de mantenerse siempre como símbolo de lo que se debe ser. VAC
