El ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Nicolás Katopodis, se prestó al diálogo periodístico con este medio al término de su visita a Bolívar. Distendido, permeable a todas las preguntas, no escapó a ninguna de ellas y para todas tuvo respuesta, circunstancia muy valorable por cierto ya que muchos de los actores de la política vernácula prefieren a veces escudarse en el enojo para evitar afrontar definiciones que luego les cuesta defender.
Dejó, de este modo, un puñado de aportes conceptuales que, cualquiera de ellos, dan margen para la titulación de esta nota.
Hombre muy cercano al Presidente de la Nación, se definió como un militante del Frente de Todos aunque sin escaparle al encasillamiento dentro del sector “albertista”, como ha sido calificado por algunos analistas de la realidad política nacional. Y en esa línea reconoció la existencia de diferentes miradas dentro de su propio espacio de pertenencia aunque, afirmó, a la hora de la toma de decisiones centrales (como el acuerdo en gestión con el Fondo Monetario Internacional) habrá unidad de criterio y todos se pondrán del lado de Alberto Fernández.
“Pasaron las elecciones y creo que la gente tiene muy en claro que, quienes tenemos responsabilidades políticas debemos estar 100 por ciento enfocados en nuestro trabajo. Quedan 18 meses para las próximas elecciones y 2022 es el año durante el cual debemos empujar todos los proyectos para mejorarle la vida a la gente”, expreso Katopodis, quien se mostró muy satisfecho por la visita a Bolívar y por el puñado de anuncios de obras realizados a las que analizó como muy importantes.
Como ya se ha informado, estas obras guardan relación con la pavimentación de los barrios San Juan y Colombo, con la finalización de la prolongación de la avenida 25 de Mayo para asegurar la conectividad con los barrios del sur de la ciudad y con la planta de tratamiento de efluentes cloacales y la red de la localidad de Udampilleta. El ministro también se refirió a una obra en carpeta, cuyos dictámenes técnicos ya están en etapa de finalización y que próximamente se desarrollarán sobre la Ruta Nacional 226, en su cruce por la zona semi urbana local, para dar solución a problemas de transitabilidad y de integración de la ciudad.
“Hay una decisión del gobierno nacional muy fuerte respecto a la obra pública, que se ve reflejada en el Presupuesto enviado al Congreso y que seguramente será aprobado. La decisión del Presidente ha sido la de incrementar las partidas en un 77 por ciento respecto al año 2021 y eso tiene que ver con el hecho de estar en un momento bisagra. Estamos saliendo de la pandemia y empezando una etapa de recuperación. La obra pública es una palanca para ello”, enfatizó Katopodis.
¿Qué papel juega en todo ello la inversión privada?
“Todo lo que estamos haciendo en el Ministerio, las más de 10.100 obras en todo el país, lo estamos haciendo en un nivel de mucho diálogo y acuerdo con los gremios y el empresariado. Eso fue lo que nos permitió hacer obra pública aún en pandemia. Entiendo que el acuerdo con el FMI debe ser el final de una etapa de recuperación de certezas y previsibilidad, que es lo que va a ayudar a que haya más inversión privada. Tranquilizar la macroeconomía tiene que significar que sea negocio la inversión en obra pública y construcción y que el ahorro y la inversión del sector privado pueda canalizarse hacia allí. Hemos tenido dos años de recuperación de la economía, aunque en forma despareja. Ha llegado el tiempo de que esa recuperación lo sea en todos los sectores de la actividad. En 2022 el país va a crecer 3 ó 4 puntos y habrá una gran oportunidad para consolidar este proceso de recuperación”.
Ud. dijo ayer en la reunión de comisión del Congreso que, frente al necesario acuerdo con el FMI, la obra pública no se negocia. Sin embargo Ud. mismo había dicho meses antes que era necesario llevar adelante una negociación muy fuerte con el organismo porque de lo contrario no habría fondos para la obra pública. ¿Nos puede aclarar esos conceptos que parecen contradictorios?
“Lo que está claro es que tenemos una deuda con el Fondo Monetario Internacional que nos dejó el gobierno anterior y que debemos arreglarla. Hay que resolver ese tema. Por supuesto que eso se arregla negociando y necesitamos que la oposición tenga una actitud responsable frente a ello. Ahora bien, en el camino del encuentro de esa solución, no debemos hipotecar ni frenar la recuperación de la economía y uno de los motores de esa recuperación es la obra pública. Hasta que el sector privado se termine de alinear y tenga condiciones de estabilidad para invertir, el Estado es quien puede empujar la economía y la obra pública tiene una capacidad multiplicadora que debe ser innegociable. En 2018, yo era intendente de San Martín, cuando ante un acuerdo con el Fondo se suspendió la totalidad de la obra pública y allí se usó esta variable que salió muy mal”.
Habló de la necesidad de una actitud responsable de parte de la oposición, pero ustedes también tienen problemas internos que resolver, según parece. ¿Para qué lado votará La Cámpora, por ejemplo?
“El Frente de Todos va a acompañar unido. Porque entendemos la responsabilidad y la prudencia que requieren las medidas que hay que tomar. Tenemos que sacarnos esta última mochila que tenemos encima y que es herencia del macrismo y sabemos que el mejor acuerdo posible nos va a permitir dilatar compromisos y pagos que nos darán aire para recuperarnos. El acuerdo con los bonistas (del año pasado) nos permitió ahorrarnos 38.000 millones de dólares y significaron recursos para programas sociales, obras públicas, etc. Aquí se repite un panorama similar. El acuerdo con el Fondo es necesario para quitarle condicionamientos al crecimiento y a la recuperación de la gente. Tenemos muy claro que la gente la pasó muy mal en los últimos 6 años. Han sido años largos y dolorosos y este es el primer verano en el cual tenemos expectativas favorables. Los anteriores han sido cargados de angustias y por eso hablo de un momento bisagra. Sin pandemia y sin recesión podremos terminar de poner en marcha la rueda”.
Katopodis, no sólo contestó preguntas con la solidez de un político avezado, sino que también se mostró interesado en algunos diagnósticos aportados por los periodistas de este medio, especialmente vinculados con las rutas nacionales que atraviesan la ciudad. No faltaron menciones al estado de las mismas y a las imperiosas obras de ensanchamiento, largamente promocionadas en gestiones anteriores, de la 205 en el tramo entre Saladillo y Cañuelas. Tomó nota de ello el ministro y prometió ocuparse de estos pedidos.
¿Cuál es su interpretación acerca del mensaje que dejaron las urnas en las PASO? ¿Usted cree que la gente pide una flexibilización del modelo en marcha o, por el contrario, exige una radicalización de ese modelo y el consecuente discurso?
“La gente votó en un contexto de mucho enojo, desánimo, angustia. Y volcó en el voto todo ese malestar. Hay una interpelación a toda la dirigencia política. A nuestro espacio en particular, porque somos gobierno, nos pide la necesidad de acelerar respuestas. Sentir que la economía, el salario, el poder de compras, empiezan a resolverse. Hubo también un mensaje de aplacar los ánimos, de bajar el tono de las discusiones. El Presidente hizo propio ese mensaje y está muy consciente de ello. Está muy enfocado en conectar con la gente. Es un hombre de diálogo y consenso y no le queda bien la radicalización del discurso, no le suena natural. La gente está con un gran desánimo y mucho descreimiento de la política y eso para mí se resuelve gobernando bien, no hay otra manera”.
