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El crimen de los hermanos Massa: una pueblada y el pedido para que declare el Papa Francisco

Ocurrió hace una década, cuando un delincuente los ejecutó dentro del supermercado de su propiedad en Cañuelas. Junto a un cómplice, fueron condenados a prisión perpetua.

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El 1° de julio de 2012 un delincuente entró en el supermercado Doña Rosa, en la avenida Libertad de la tranquila localidad de Cañuelas, y después de intentar robar la recaudación disparó con una pistola 9 milímetros contra Marcelo y Leonardo Massa. Ese hombre era Edgardo Sagini Rodríguez. Afuera, otra persona lo esperaba en una moto Honda Storm negra, con el casco puesto para que no lo reconocieran, y detenido en contramano. Ese hombre era Fernando Marconi.Los hermanos terminaron muertos, los malvivientes condenados a prisión perpetua.

El hecho que sacudió a Cañuelas y generó una pueblada para pedir seguridad y justicia ocurrió en el anochecer de un domingo de invierno, hace una década, aunque hubo un episodio anterior que ya había quedado marcado a fuego. Un 30 de diciembre de 2004, Marconi había asaltado a Marcelo Massa y a su esposa, y lo había herido gravemente con un tiro en la cabeza.

En ese momento, la Justicia le dio once años, pero recuperó la libertad luego de estar siete tras las rejas. Es por eso que ante el nuevo incidente, los investigadores no dudaron en vincularlo a una venganza, aunque Marconi no se haya bajado de la moto y quien los ejecutó fue su cómplice.

Sagini ingresó al comercio y se dirigió armado hasta el sector de fiambrería donde pidió algo para comer, pero la empleada le dijo que debía autorizarlo el dueño. Entonces, el delincuente fue hasta la línea de cajas e intentó robar el dinero de la recaudación. Tras un forcejeo con Leonardo (36 años) y ante la presencia de clientes y empleados, el malviviente extrajo una pistola y le disparó en el tórax. El comerciante murió minutos después en el hospital.

Ante el estruendo, el hermano de la víctima, Marcelo (38), corrió desde el fondo del local a ver qué ocurría. También forcejeó con Sagini, quien con la misma pistola le efectuó un balazo a quemarropa desde muy corta distancia en el tórax, lo que le provocó la muerte en el lugar.

Todos a la calle
Como pasa en las comunidades pequeñas, la noticia corrió rápidamente entre los vecinos, quienes no dudaron en copar las calles para pedir justicia. Ya en la mañana del lunes, los insultos a la Policía y el pedido de renuncia de la entonces intendenta Marisa Fassi se hicieron escuchar fuertemente en el hall del municipio.

Los vecinos, ante quien era el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, pidieron entre otras cosas, reorganizar el Foro de Seguridad de Cañuelas, una figura que fue muy común en los años 90 y que ya a esa altura estaba desactivada en general en los distritos de la provincia. También apuntaban al fiscal por su ineficacia y su connivencia con el poder político.

La presión popular y el aporte de testigos hizo que a las pocas horas caiga Marconi, mientras que días después se entregó Sagini en la ciudad de La Plata. Según las pesquisas, ambos delincuentes se habían conocido en momentos en el que coincidieron en la Unidad Penal 9. Tras salir, Marconi llevó a “su socio” a Cañuelas a cometer delitos. El inicio del juicio oral estaba previsto para el 14 de abril de 2015, aunque un escándalo con pocos antecedentes lo postergó. Ese día Sagini pidió a los policías que lo custodiaban si podían aflojarle las esposas porque estaba incómodo. Una vez concedido el favor, se abalanzó sobre su propia abogada, la defensora oficial María Vigorelli, y la quiso ahorcar. Su “justificación”: que nunca lo había ido a visitar a la cárcel.

El juicio
Tras un receso y con nuevo defensor para uno de los acusados, el juicio se realizó en septiembre e incluyó otros delitos que había cometido la dupla. Sin embargo, había otro dato que entorpeció el proceso. Un testigo “clave” que iba a declarar, Mario Corbalán, fue hallado ahorcado junto a una carta que explicaba los motivos en el penal de Florencio Varela, donde estaba detenido. En la etapa de instrucción, el hombre había aportado datos sobre el vínculo que unía a los acusados.

Según trascendió, Corbalán estaba angustiado por las presiones para que acuse a Marconi que le habría hecho el entonces fiscal Rodolfo Robatto, quien había sido señalado por los vecinos por su mal desempeño. De hecho, Robatto renunció a su cargo en 2013 y fue detenido seis años después acusado de liderar una banda dedicada a la apropiación de campos.

Durante el juicio, la defensa de uno de los acusados pidió que se citara a declarar al papa Francisco o a alguna autoridad del Vaticano por una supuesta carta de Corbalán en la que habría confesado que involucró erróneamente (o por presión) a Marconi. Obviamente, ese pedido no tuvo respuesta de la Santa Sede ni eco en los jueces.

Finalmente, el Tribunal Oral Criminal (TOC) 5 de La Plata condenó a los acusados a prisión perpetua. Si bien quedó comprobado que Marconi no ingresó al local, los jueces entendieron que fue coautor del hecho. Algo de justicia, algo de alivio para un dolor que marcará a la familia Massa toda la vida. (DIB)

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