Bolívar despidió ayer a uno de sus médicos. No a cualquier médico, porque durante muchos años llegaron a la ciudad especialistas en distintas ramas de la medicina oriundos de otras ciudades y que se radicaron aquí. Ricardo Darretche, de él hablamos, fue uno de los médicos nacidos en esta tierra que tras un breve período de desempeño de la profesión en otras ciudades decidió que ésta, la que lo vio nacer, sería la elegida para el ejercicio de la medicina, carrera en la que se formó.
Ricardo estudió en La Plata, donde se radicó en la década del ´80. Se recibió de médico en el inicio de los ´90 e hizo su residencia en el Hospital San Juan de Dios, para luego de algún tiempo (1996/1997) establecerse nuevamente, ya como profesional, en Bolívar. Especialista en Neumonología, pronto comenzó a trabajar en el Hospital municipal, a la vez que atendía su consultorio particular, que fue rotando de sede por algunos lugares de la ciudad (por caso, en la primera cuadra de calle Güemes) hasta radicarse en la calle Paso, en la intersección con Nicolás Ocampo, a la vuelta de su vivienda particular, su último lugar de trabajo.
Su hermano Horacio recordó que también supo viajar a trabajar a Daireaux y Pehuajó. Era normal encontrarlo en la Guardia del Capredoni, pon donde ha desfilado cada bolivarense que se precie de tal. Con tono suave revisaba, diagnosticaba y medicaba. En el último tiempo por la cápita de PAMI atendía centenares de personas de la tercera edad que hoy lloran su partida. También, por su especialidad, fue de los primeros médicos en estar ‘en la primera línea’ de batalla cuando se desató la pandemia de COVID en esta ciudad.
Deportista, también supo participar en más de una disciplina, como el pedestrismo o el automovilismo. Padre de familia, deja como semilla cinco hijos que mantendrán viva su memoria, al igual que lo hará su compañera de vida. Una enfermedad que no le dio mucha posibilidad de lucha lo tenía mal en los últimos meses y le terminó ganando la batalla ayer, vaya paradoja, en el Día Mundial de la Salud.
Se fue joven, tenía 58 años. Sus colegas, enfermeros, camilleros, administrativos, los que compartieron horas y vivencias con él en el nosocomio local, y estaban en medio de la jornada laboral, formaron fila en la rambla ubicada frente al ‘Capredoni’ y, conmovidos, lo despidieron con un sentido aplauso cuando el cortejo que llevaba sus restos a su última morada pasó por el lugar.
Las sinceras muestras de congoja que se vieron en todos los ámbitos en los que se desarrolló hablan, tras su partida, de lo que dejó sembrado en su paso terrenal. El doctor Ricardo Darretche fue sepultado ayer en la necrópolis local. Que descanse en paz.
