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martes, 14 de mayo de 2024
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Doce horas ininterrumpidas de trote nocturno en suelo patagónico

Agustín Casajus afrontó un desafío exigente.

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Agustín Casajús dio comienzo a su año de competencias con una presentación en el sur de país y sus sensaciones, al finalizarla, fueron positivas. Consultado por La Mañana, el atleta bolivarense radicado desde hace ya varios años fuera de la ciudad pero habitualmente presente en las pruebas que se llevan a cabo dijo lo siguiente:

– La carrera fue en Puerto Madryn. Arrancó el sábado a las 20 horas y terminó el domingo a las 8 de la mañana. Consistía en hacer 12 horas en una pista de 436 metros y a mí me tocó hacerla por el andarivel número cinco. Por ende, me tocó esta cantidad de metros. En una parte de la pista teníamos asistencia por parte de la organización, y en la otra parte podíamos tener nuestra mochila para abastecernos de elementos propios.

– Durante todo el tiempo tuvimos viento, un factor característico de esa zona del país, y aproximadamente a las 5 de la mañana tuvimos un buen rato de lluvia y por momento un viento que no nos permitía correr, nos paraba “en seco”…

– Se hizo un conteo por cada vuelta que dabas al circuito; había una persona encargada de observar las vueltas que ibas haciendo, y personalmente en tiempo oficial hice

– 112,5 kilómetros durante esas doce horas. A lo largo de las primeras ocho horas pude mantener el ritmo, con la cabeza y el físico bien, sin ningún “subibaja”; después empecé a mermar en el rendimiento, empezaron a aparecer dolores producto del impacto constante… No lo sabía de antemano, pero se hizo en una pista de cemento, así que fue un calvario para las rodillas. Así que desde entonces mi objetivo principal fue no lesionarme; tratar de hacer la mayor cantidad posible de kilómetros pero sin sufrir algún problema grave.

– Sabía que lo máximo que aspiraba a hacer eran 120 kilómetros, así que en un momento, viendo cómo iba la situación, teniendo en cuenta el frío y el viento, me planteé hacer 110. Así que al final, con un poco de motivación porque quedaban los últimos 25 minutos pude llegar al objetivo.

– Mis sensaciones fueron muchas. Otra de las cosas que quería ver era cómo actuaba la cabeza en la repetición constante de vueltas de 400 metros, algo muy distinto a correr en la montaña. Me interesaba saber cómo respondería mi cuerpo y principalmente la cabeza… Entiendo que en esto tiene mucho que ver la forma en que uno afronta cada momento en una carrera así, cuál es su actitud, porque de eso depende la manera en que sobrelleva esas situaciones. Así que estoy muy contento con lo vivido; no sé aún si es algo que realmente me gusta.

Es una carrera sufrida, una modalidad que debe entrenarse bien, hacer fondos largos para poder acostumbrar el cuerpo a esas sensaciones; pero en líneas generales considero que esto fue muy positivo.

– Algo importante es que no me lesioné, así que podré prepararme para lo que viene a futuro. La intención era que esta carrera sea una forma de entrenamiento para los 170 kilómetros del Patagonia Run, a principios de abril. Estaré una semana recuperándome para luego volver a entrenar, y tal vez vaya a hacer los 21 kilómetros de Bolívar el 19 de marzo (prueba “Me Encanta”) para sumar como fondo.

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